Capítulo 1

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Hacía frio, los invierno españoles no son fáciles de llevar. Por lo menos para mi. Menos si has estado viviendo en Argentina los ultimos 17 años de tu vida, donde una noche fria de invierno era lo mas parecido a las tardes otoñales de España.

Era lunes por la mañana, estaba desayunando para luego ir al trabajo, trabajo al cual le debo la vida.
Luego de volver de Argentina, necesitaba volver a empezar, volver al comienzo, a lo que realmente era buena. Después de lo de Sofía no habia vuelto a ser la misma, necesitaba encontrarme de nuevo.
A penas habia puesto pie en Madrid, llamé a Prieto, necesitaba dejar todo atrás y que mejor manera de hacerlo que volviendo a mis raíces.
Le dije que queria reintegrarme, que mi placa estaba actualizada y ya estaba lista para trabajar. Al principió se sorprendió que lo llamará, no lo culpo, debe sentirse raro que una de tus primeras alumnas de la cual durante 17 años no hubo rastro, te llamará, nada más para pedirte trabajo.
Me dijo que no habia problema, que solo me pasara por su despacho, que quería verme y asi poner todos los papeles en orden.

Asi que ahí estaba yo, manejando hacia lo que habia añorado por tantos años, no es que me quejara ni me arrepintiera de mi vida en Argentina, ni de lo que viví con Sofía, pero era una etapa que debía cerrar, un hoja que debía pasar.
Llegué, al primero que vi al abrir la puerta fue a uno medio calvo, sin pensarlo se acercó a abrazarme. No reaccioné hasta que me dijo.

-Alicia, por dios. Como ha pasado el tiempo.- era Antoñanzas, me dio pena que me abrazara y ni si quiera poder reconocerlo, pero supongo que si no hubiera sido porque todavia estaba peliroja él tampoco se hubiese dado cuenta de quién era yo.

-Antoñanzas, que me ha costado reconocerte, estas destrozao tío- le dije respondiendo al abrazo, sentí como se reía

-Y calvo- me dijo rompiendo el abrazo, ambos nos reímos y nos miramos a los ojos durante unos segundos, era lindo reencontrarse con la unica persona que me dio apoyo, cuando todo parecía estar perdido.

Escuche a los lejos que me llamaban, no le di importancia, seguí conversando con Benito, volví a escuchar que me llamaban más fuerte.
Me giré y ahi estaba Prieto, con los brazos abiertos, esperando a que lo abrazara o le dijera algo, sonreí y negué con la cabeza, a pesar de ser una de las personas más tercas que habia conocido en mi vida, el tío tenía algo que me hacía quererle, no sé si era su forma de trabajar y que todo saliera a la medida, o su olor a cigarro mezclado con café que me recordaba a mi padre.
Me acercé y lo abracé, hacía mucho no abrazaba tan fuerte a alguien, pareciera que se dió cuenta que estaba rota y trataba de arreglar con ese abrazo, lo que la vida se encargo de romper. Nos separamos.

- Te extrañé mucho Alicia, te extraños mucho todos aquí. Ya hacía falta que alguien viniera a tomar las riendas de todo esto- largue una ligera risa, no se si porque tenía más ganas de llorar o porque realmente los reencuentros me desgastaban fisica y emocionalmente.

- Ay Luis, Luis, Luis- dije suspirando y con una breve pausa entre palabra y palabra-
Él que parece que ha perdido las riendas eres tú, mirate la panza y la barba, en que momento has descarrilao así?- reímos al unísomo y contestó.

-Ya, lo que pasa que los años pasan- dijo alzando los hombros y haciendo un gesto de inocencia total- en cambio mirate, a ti no te ha pasado nada, guapa y radiante como el primer día que te vi entrar por la puerta de esa sala en la universidad.- Si tan sólo supiera lo apagada y afligida que estaba por dentro se ahorraria todos los elogios. Le sonreí y lo volví a abrazar, esta vez más suave.

Pasamos a su oficina y empezó a contarme de su vida. Que seguía casado con Lola, que había sido abuelo tres veces, que todo iba de maravilla, y la frutilla del postre era que yo había regresado. En serio que estaba muy feliz de verme y se le notaba en cada cosa que decía, podía ver en sus ojos que estaba emocionado de volver a trabajar juntos. Era como un padre.
Nos pusimos al día y me dijo que el viernes siguiente ya podía empezar a trabajar, necesitaba unos días para que el CNI le habilitara los papeles del nuevo caso, y que aceptaran mi participación en el.

Luego de tomarnos el café, me levanté y me estaba por retirar, pero como siempre él se interpuso en mi camino y me frenó.

-Alicia realmente estoy muy feliz de tenerte de vuelta, pensé que nunca más te iba a volver a ver- dijo agarrando mis brazos en tono de suplicia.

-Que ya Prieto- le dije riendo y soltandome de su amarre. A veces era medio pesado.- Tranquilo, que esta vez no me voy a ir y te voy a dejar solo en este lío- le dije recordando la última vez que trabajamos juntos, y lo jodido que lo había dejado, realmente me arrepentía de haberle dejado solo en uno de los casos más importantes de su carrera.

-Ya está Alicia, pasado pisado. Te quiero en el presente. - me respondió y volvió a abrazarme, por fin me soltó y me dejo ir.

Salí y me dirigí al baño, el café me habia caído pesado, y para ser sincera, todo lo que habia sucedido me revolvía un poco el estomago.

Abrí la puerta y me choqué con alguien. Lo que no esperaba era encontrarme con ella. En ese momento sentí como si las pocas partes que mi cuerpo había arreglado, se volvieran a romper, se me había caído el alma a los pies. Y ella, parada ahí, sin mover un pelo, sin pestañar, en el fondo sentia que las piernas se le habían aflojado, pero nunca lo hubiera demostrado, no ella, no Raquel.

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holaaa, la cuarentena me tiene mal y se me ocurrió por escribir esto, no soy escritora ni nada menos (se habrán dado cuenta) sólo lo hago para entretenerme y entretener.
Si les gusta me alegro y si no también, sólo quiero que me digan que les parece.
Graciassss

Raquel & Alicia || MírameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora