00:07

535 71 29
                                    

¿QUIÉN DIJO QUE AUDREY HEPBURN NO PODÍA SER COREANA?

Con veinticuatro años, Hana podía decir que se ponía nerviosa por muchas cosas, y aunque la mayoría podían ser controladas (¡ya era una adulta! El que siguiera viviendo la casa de sus abuelos era simplemente un tema de comodidad, se había atrasado con algunas asignaturas, perdió uno que otro semestre, luego se puso a trabajar sin estudiar y luego regresó a la universidad. Todo en seis años. Así que sí, era una adulta que seguía rigiéndose por los horarios de sus abuelos, pero una adulta al fin y al cabo), supuso que el estar a punto de conocer al cantante más famoso de Corea del Sur era una situación digna de todo lo que estaba sudando.

Taehyung ya la había regañado porque estaba manchando el vestido que él había elegido para la ocasión, a pesar de que hacía frío y que se le congelaban los tobillos. Tenía las rodillas muy juntas para evitar que el frío subiera, y cuando Jimin le ofreció su chaqueta, Taehyung se negó antes de que ella pudiera tomarla porque "arruinaba todo el look, Jimin, tiene que causar una buena impresión". Y la verdad es que Hana no sabía qué tan bien podía quedar cuando estaba sudando frío y el maquillaje que llevaba debía estar corrido, como si fuera un pedazo de vela en llamas.

—No lo soporto más, voy al baño —sentenció finalmente y se levantó del asiento donde estaban esperando.

Habían llegado a las doce en punto al lugar donde se llevaría a cabo el fanmeet de Jeon Jungkook, a pesar de que este no comenzaba hasta las cuatro de la tarde. Taehyung había dicho que siempre era mejor llegar temprano, ya que comenzaban a arreglar a Jungkook como dos horas antes de mostrarse en público y, en las palabras de su amigo, era bastante caótico intentar conversar con un idol cuando había tres personas maquillándolo y otras cinco arreglando su cabello y la ropa que debía usar.

Así que llegaron antes, y ya llevaban una hora esperando y Hana se había desesperado. No porque le molestara esperar (lo odiaba con toda su alma), sino porque se sentía extraña y muy ajena en esa ropa (ese vestido lo había usado una sola vez en su vida y traía horribles recuerdos. Había tenido la peor experiencia de su vida usando ese vestido lila y Taehyung pensó que sería una buena idea que lo usara para conocer a Jeon Jungkook. A veces Hana se preguntaba hasta qué punto llegaría el encantamiento de Taehyung, porque en serio lo había dejado salirse con la suya a pesar de sus lamentos mentales), sino porque el aire acondicionado estaba a tope y sentía la nuca mojada.

—¡Ok, pero no tardes! —exclamó Taehyung levantando la mirada de su celular. Él estaba acostado sobre el sillón más largo, con la cabeza apoyada en el regazo de Jimin. Y él, porque no podía ser de otra forma, le acariciaba el cabello a su alma gemela.

Hana se levantó en modo automático y salió de la habitación donde los hacían esperar. El recinto era grande, tenía muchas habitaciones y pasillos blancos y, al final de todo, un auditorio para al menos trescientas personas, lugar donde se llevaría a cabo el dichoso fanmeet. Cuando habían llegado al mediodía, no los dejaron pasar de inmediato. Ni Jungkook ni su equipo estaban allí todavía, por lo que no había nadie que reconociera a Taehyung. Sin embargo, eso no fue un impedimento para él. Claro que no, porque Taehyung llamó a Jungkook (¡Oh por Dios, de verdad conoce a Jeon Jungkook!), quien le pasó a su manager y ella habló con los de seguridad. En menos de diez minutos los estaban dirigiendo a una sala de espera llena de comida y sofás cómodos, y Taehyung entró como si estuviera en su propia casa, porque para él era normal tener este tipo de trato especial a pesar de que jamás se dignó en contárselo a su alma gemela y segunda mejor amiga.

Hana había decidió ignorar lo dolida que estaba de esta gran revelación porque tenía asuntos más importantes de los que encargarse, como el que su cámara digital estuviera en perfectas condiciones y con batería para fotografiar a Jungkook incluso si estornudaba, y también el ignorar los mensajes de texto de Hansol, quien estaba como histérico cuando Hana le contó la noticia. Hasta su madre le envió un mensaje diciéndole que si no grababa todo la iba a desheredar, y otro de su padre recordándole que por favor dejara de molestar a su hermano porque no, no podían pagar un pasaje en avión para que Hansol fuera de emergencia a Busan a casarse con el amor de su vida. Busan no es Las Vegas, Hansol, le había dicho su padre, pero nada de lo que dijeran podría calmar al corazón de un fanático que de pronto descubría que su hermana, quién se había teñido el cabello de un rosa horrible y que probablemente se ganaría una mueca por parte del idol más famoso del continente por su falta de cuidado capilar, conocería a Jungkook, el hombre del que estaba enamorado desde hace más seis años.

where we are from | jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora