Dia 29

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BASTIAN

Hubo algo en ese mensaje que me dejó un nudo en el estómago. Los hospitales nunca han sido buenos.

Personalmente los considero como una sala de espera, en donde si te va bien, el doctor te dirá que estás perfectamente sano pero otros solo están esperando lo que es inevitable, lo que viene por todos al final del día y lo que nos espera al final del camino. La muerte.

Así que, mientras caminaba por el pasillo, dirigiéndome hacia la habitación de Daiana no pude evitar el pensar "¿Cuánto tiempo le quedará?".

Quería llorar pero debía verme fuerte para ella, debía de verme como seguramente ella quería que me viera. Llevaba flores conmigo, tulipanes. En nuestra cita mencionó que le encantaban los tulipanes.

Jamás me hubiera imaginado que iba a estar aquí.

Todo inicio hace dos meses, cuando inicio el semestre, todos volvíamos de las vacaciones de invierno y nos sentíamos felices y llenos de energía. Menos ella. La persona callada del salón, y no por que no fuera sociable o no tuviera amigas, pero siempre se veía así, cansada. Algo en ella despertó mi interés, algo en mi que jamás había sentido. Una necesidad de saber todo sobre ella y escucharla sin parar todo el día. Una necesidad de tener su risa al lado mío y de secar sus lágrimas. Amor a primera vista.

Llevaba tres minutos parado frente a la puerta de su habitación. Tenía que hacerlo, enfrentar mi temor, enfrentar la verdad.

Toque dos veces.

Su padre abrió la puerta sonriéndome. Su cara cansada solo fue un recordatorio de lo que me esperaba a mí pero incluso fue una esperanza de que ella no estaba sola.

"Pasa, los dejaré solos" y salió detrás mío.

El cuarto estaba helado, con una luz pálida y las cortinas cerradas.

"Estas aquí" escuche su hermosa y débil voz.

Estaba acostada en la cama del hospital y todo de ella se veía diferente. Su cabello rizado y castaño que brillaba por si solo ahora estaba opaco, sin vida y su piel pálida como si no hubiera una gota de sangre en ella. Pero mientras más me acercaba supe que algo no había cambiado.

Sus ojos brillaban de la misma manera desde la primera vez que la vi.

"Por ti viajaría a donde fuera" le dije sentándome al pie de la cama

"¿Para mi?" Preguntó

"No, son para mi" sonreí

Y ella río, pero solo unos segundos por que comenzó a toser.

"Me acordé de cuánto me habías dicho que te gustaban" le dije "una flor para otra flor"

Bajo su piel pálida aún se asomaba un poco de rojo, un rojo qué tal vez solo yo podía sacar cuando la hacía sonreír.

"Creo que es obvio lo que me está pasando Bass" dijo ella

Mi corazón comenzó a latir

"Estoy muriendo" dijo

Tome su mano y me acosté junto a ella tratando de no tocarla, sentía que si la tocaba, la quebraría por que se veía tan frágil, delicada.

Bese su frente.

"Perdón por no decir..."

"Shhhh" le dije acariciando su cabello "disfrutemos esto"

"¿Qué?" Preguntó

"Este momento, tú y yo" le dije "lo demás puede esperar"

Nuestras respiraciones se sincronizaron, mis dedos se movían por su cabellera dejando pequeños trazos como un mapa.

"Te amo" dijo ella "Te amo por que a pesar de que me estaba muriendo, me hiciste sentir viva, en realidad me hiciste querer vivir" dijo ella mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos "iba a rendirme, incluso a hacerlo yo misma pero llegaste tu y tu estupido gorro y caritas felices y por un momento..."

"¿Daiana?" Dije

Pero ella siguió llorando más y más fuerte y su respiración se descontrolaba

"Por un momento creí que lo lograría Bass, que viviría y que todo sería normal contigo" dijo

"No pienses en lo que pudo haber sido, si no en lo que somos y tú y yo, así como estamos, es perfecto, eres perfecta justamente esto, te amo a ti Daiana y amo todo lo que implique amarte a ti, incluso cuando me destruya mi alma y mi corazón, incluso si eso implica no besar o tocar tu piel"

Y ahora ambos estábamos llorando y besándonos, consolándonos el uno al otro.

"Te amo Bass"

Y nos quedamos dormidos.

Dos puntos y un parentesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora