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~DISCLAIMER~
Estos personajes no me pertenecen, toda relación el mundo de Harry Potter pertenece a J.K Rowling.
Solamente es un Two-Shot sin fin lucrativo.

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Desde hace muchísimo tiempo había comenzado a sentir algo, algo por Harry Potter. Su corazón latía con fuerza cuando lo veía pasar, escuchando su voz se estremecía y le daba escalofríos cuando sus intensos y verdosos ojos le miraban tan fijamente cuando discutían.

Le gustaba molestarlo, le gustaba verlo enojado, así podría apreciar con definición sus hermosos ojos y su suave piel de cerca. A veces se pasaba de la raya pero no era su intención, le nacía insultarlo de esa manera para verle así.

Dios, como amaría besar sus labios cuando actuaba así. Agarrar con firmeza su alborotado cabello para poder besarlo a su antojo y manejo. Se dejaría dominar cuando sus manos se pusieran encima suya, acariciando su cuerpo ya sea por encima o debajo de la ropa.

Siempre se replanteó el como veía a su compañero, con que clase de ojos se lo imaginaba desnudo y con que otros lo odiaba. Hasta que un día, en su Octavo año en Hogwarts después de la Segunda Guerra Mágica, no quiso perder más tiempo.

-Ayúdame, por favor-

-Estas loco...-

-Haré lo que quieras, lo prometo, va en contra de mis pensamientos y actitudes Slytherin pero en serio necesitó tu ayuda- Si le hubieran dicho que estaría frente a la mismísima Melani Black, prima de San Potter, una Gryffindor como toda su familia, de parte de los Potter obviamente, rogándole por ayuda realmente se habría carcajeado hasta reventar.- Por favor... Ayúdame...

-¿Para qué exactamente quiere esa poción? Dímelo y consideraré si ayudarte o no... No confío en Slytherin's- Dijo cruzada de brazos.

Estaba por mandarla a San Mungo, juntando la poca dignidad y orgullo que le quedaba para irse con el mentón en alto. Pero, de no ser porque estaba desesperado, suspiró tomando del brazo a la Leona arrastrándola por los pasillos para hablar a solas en el baño de Myrtle La Llorona.

La joven hechicera tenía su varita en la mano derecha, atenta a cualquier idiotez que el desesperado Slytherin tratara.

-Escúchame bien porque solo lo diré una vez...- Advirtió serio.

-Sólo escupe, serpiente-

Draco tomó aire, tan profundo como pudo para luego dejarlo salir. Miró a la castaña oscura que estaba cruzada de brazos mirándolo, él se giró dando un suspiro y apoyándose en una pared.

-No puedo ni hacerlo frente al espejo-

-Oh vamos, es sencillo... ¿Te gusta alguien? ¿Tienes un gran secreto?-

-Son ambas...- Murmuró tragando con dificultad.- Soy gay... Y me esta empezando a gustar tu primo, bueno, me gusta por completo Harry Potter...

Aquel silencio incómodo ahorcaba el cuello del rubio, o quizás era la corbata o el nudo en su garganta que le interrumpía el tragar como una persona normal. Se arrastró con lentitud por la pared hasta estar sentado completamente en el suelo, dando un largo suspiro se cruzó de brazos.

-Estas mintiendo...- Dijo sorprendida.- Siempre andas molestando y criticando lo que hace... Eres un Mortifago, estuviste del lado de "ya-sabes-quien"...

-Eso ya lo sé, ¿Okey?- Refunfuño.- Te juro que me encantaría acercarme a él y comenzar de nuevo pero no puedo... No luego de todas las cosas que le dije e hice, tampoco tengo el valor para estar de pie en frente suya y decirle, "Hey Potter, te amo tanto, me gustas..." Ridículo...

Veritaserum -HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora