II

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Luego de la pelea que tuvo con la Slytherin no volvió a dirigirle la palabra, sólo los primeros días lo intentó pero solo recibía rechazo o miradas de odio. Entonces dejó de intentarlo.

Por Merlín, parecía estúpido creyendo que una poción le serviría para decir sus sentimientos. No tendría valor ni con aquello ingerido en su cuerpo. Era un cobarde, una deshonra para los Slytherin por sentirse tan inferior por unos simples sentimientos.

Ya ni tenía ganas de burlarse de San Potter, lo evitaba a toda costa. No podía ni mirar sus hermosos ojos verdes porque estallaría en balbuceos con su rostro rojo a reventar. Se sentía tan bochornoso cuando de vez en cuando sus miradas se cruzaban y él volvía a sonreírle.

-Draco-

Mierda. Lo amaba, maldita sea.

-¡Hey!-

Abrió los ojos confundidos, frente a él se encontraba una joven de cabello negro. Una chica que conocía muy bien, le miró confundido y esperando que siguiera hablando.

-Llevas más de diez minutos mirando fijamente a Potter- Le informo y su rostro se encendió, miró por un costado de la figura femenina, notando como el nombrado también le miraba sorprendido y confundido.

Se escondió detrás de la muchacha, volvió a verle y en vez de recibir una respuesta verbal, consiguió una física donde su compañera apunto con sus ojos hacia su bolso. Caminaron con lentitud fuera del gran salón, esperando no ser vistos por ningún profesor. Draco lucía nervioso, sospechoso, mientras que la muchacha frente a él se encontraba completamente seria con un bolso colgando en su hombro derecho.

Ella lo guio hasta una parte del colegio no tan transitada en esos momentos, se miraron.

-¿Lo conseguiste?-

-Si, así es- Murmuró golpeando levemente su bolso.

-¡Dámelo!-

-Alto ahí- Le detuvo la pelinegra antes de que diera otro paso, colocando una mano sobre su pecho.- Escucha... Sé que estás súper desesperado, pero tienes que entender que si hacemos esto no habrá vuelta atrás hasta que convenza a algún profesor que no nos asesine por robar una poción y así podrá revertir el hechizo...

-¿Por qué lo haces? Creí que...-

-¿Estás seguro de esto?- Le interrumpió la pelinegra, luego le explicaría pero primero debían actuar rápido.

No había tiempo para dudas, en los pocos meses que le costó reconocer su amor hacia Potter descubrió que era muy cobarde y que sólo una poción le haría decir la verdad.

Tragó sus inseguridades y pensamientos dudosos, como buen Slytherin alzó el mentón y asintió completamente serio.

Sabía que ambos estaban apostando cartas por una gran pila de dinero y que en un solo error de fichas todo caería en desgracia, Mayra se jugaba la confianza de los profesores y Draco se jugaba la dignidad.

Se miraron una última vez, antes de que la muchacha se arrodille sobre el suelo y comenzara a sacar las cosas que tenía en su bolso. Un cáliz, jugo de calabaza y la pequeña poción. Ella comenzó colocando el líquido sobre el pequeño cáliz dorado, luego agregó dos pequeñas gotas de la poción.

Lo removió un poco, meneando levemente el vaso de un lado a otro.

-Última chance para retractarte Malfoy-

Tomo el cáliz, observando el color anaranjado en el interior. Respiro hondo, sin pensarlo mucho trago de una sola subida.

Como si no hubiera sido nada, miró a su compañera esperando por respuestas o alguna señal de que estaba ya listo para decir o hacer algo.

Veritaserum -HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora