Prólogo.

297 12 0
                                    

Ella era una niña pequeña, preciosa y muy alegre. Definitivamente lo era.

Sus bonitos ojos brillantes, cabello suave, piel igual, y sus regordetas mejillas rosadas que parecían dos manzanas.

Se había mudado junto a sus padres a una nueva casa en un lugar tranquilo. No parecía peligroso, ni con vecinos muy ruidosos. Era perfecto para la pequeña niña de 6 años que estaba creciendo como cualquier otra.

La mudanza estaba resultando bastante bien y fácil. Sus padres eran las personas más alegres y amables que podían haber, y aquello lo heredó la pequeña, por suerte.

La cual, estaba emocionada por el día siguiente ir a una escuela nueva, y hacer amigos. Como todo niño pequeño, adora hacer amigos y jugar todo el tiempo con ellos.

Se le había complicado ir a dormir, la ansiedad le ganaba, pero nada que unas suaves caricias y besos de parte de su madre, no solucionaran, haciendo que caiga en un sueño profundo. Sus sueños casi nunca eran pesadillas, pero cuando pasaba, eran extrañas y aterradoras. Un calor abrasador, acababa con todo.

Al otro día, despertó como era de costumbre gracias a los castos besos en todo su rostro por parte de su padre, el cual al verla despierta, sonrió y comenzó a hacerle cosquillas, escuchando la risa contagiosa de su pequeña niña.
Sentía que todo iría de maravillas con su hija en su nueva escuela.

El tiempo transcurrió, hasta llegar la hora de que su padre la llevara a su escuela. Se despidió de un beso en la mejilla a su madre, y se retiró con su padre en auto.
El camino estuvo lleno de preguntas y risas por parte de ambos. Se sentía como un nuevo comienzo en otro lugar para la familia, uno maravilloso.

Al llegar, se despidió de su padre con otro beso en la mejilla, y bajó del auto para correr directamente en dirección dentro de la escuela.

Mientras tanto, un pequeño niño de cabello albino, y ojos rojos, iba pasando tranquilamente por el lugar, sumergido en sus pensamientos. Hasta que sintió como lo chocaban, haciendo que cayera, junto a la otra persona.

Muy enojado, se levantó con rapidez y miró quién había sido el causante de aquello, y al parecer, era una pequeña niña de más o menos su edad. La cual tenía un puchero en sus labios mientras se disculpaba una y otra vez al verlo enojado.

— ¡¿Qué rayos pasa contigo?!

Talvez no era como quería expresarse, pero lo hizo, y aquello asustó a la niña, sintiendo pequeñas lágrimas asomarse en sus ojos.
Oh no, ahora el niño era quien se sentía mal por hacerla llorar.

— Ya, lo siento... ¿cuál es tu nombre?

La pequeña sorbió suavemente su nariz, y llevó sus manos a las cintas de su mochila, jugando con estas al sentirse algo asustada y nerviosa por el contrario.

— _____ Kawagucchi... ¿Y tú?

— Subaru Sakamaki...

Y sin saberlo, poco a poco, formaron una bonita amistad con el tiempo. Conviviendo día a día en las horas de escuela, conociéndose cada día más, siendo más unidos.
Todo iba de maravillas, parecía que nada iba a salir mal.

Claramente, como dicen, lo bueno dura poco.

Últimamente, todo se sentía extraño en  casa para la pequeña niña. Sus padres casi ya no se hablaban, no había tanto cariño. El ambiente se tornaba triste.
Y para una niña pequeña, aquello afectaba en su vida, aunque sus padres trataran de esconderle lo que pasaba.

Ese día, fue a dormir sin pensar en lo que podría pasar en cuanto abriera los ojos por la sensación de ahogo en su garganta.
El humo rodeaba toda su habitación, podía escuchar gritos desgarradores provenientes de fuera. Quiso levantarse, pero no podía, se sentía tan débil.

Por un momento, miles de imágenes llegaron a su memoria, dandose cuenta que aquello ya lo había vivido alguna vez.
O talvez el humo estaba afectandola tanto que ya no sabía que pensar.

Sintió sus ojos pesados, y lo último que pudo ver antes de cerrarlos, fue una silueta de un hombre realmente alto.

Sus ojos de repente se abrieron, y miró alrededor para luego sonreír ligeramente y acomodarse en la suave cama. Todo estaba en orden, estaba en la mansión que conocía, con el hombre que conocía y la mantenía segura desde que tiene memoria. ¿Por qué preocuparse por un sueño? era cosa de niños, y ella ya era una adolescente.

______________________

Sí, lo sé, tardé mucho tiempo
para hacer esa caca de introducción¿
Pero tengo razones, no me peguen, ahq.
Tuve muchos problemas
más la tarea por la cuarentena, así que de verdad lo siEnto.

Espero les haya gustado:(
Prometo volver con un capitulo mucho mejor. Aunque me tarde AAAAA.

Cuidense, cumplan con la
cuarentena, coman mucho,
tomen agua, y traten de juntar autoestima en este tiempo que tienen.
porque son unos seres:

Bellísimos.

ahora sí. hasta otro capitulo, ah.

Pd: sí, decidí reiniciar el fanfic, disculpen.

Джeк вв.

Única Y Especial (Subaru Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora