vergonzoso

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       El día fue terriblemente estresante, fueron dos juntas generales, dos largas y agotadoras juntas generales de pie, y como traductora tengo que estarlo para así dirigirme como se debe a mis jefes, pienso yo. Los primeros fueron los estadounidenses, ellos demoraron pero se comportaron y se dedicaron a lo que era, a los negocios, el problema fueron los segundos, los japoneses, aunque esta la disfrute un poco más por lo cómico y extrovertidos que son, pero aún así, estos son tipos extraños, en especial el que ejercía el máximo cargo, el director y máximo inversionista de la compañía, el pervertido, vulgar y cuarentón señor Kamada, sus chistes, muchos pasados de tono, burlándose con crudos y directos comentarios de lo imperfecto de la sociedad y el como llevan los diferentes tipos de relaciones, aunque bastante acertados, era casi ridículo la forma en que los expresaba, en especial esa voz, una voz casi chillona que encajaba bien con su físico, no parecía ser alguien de más del metro setenta de estatura, y con una sonrisa que dejaba a la vista sus amarillos dientes, esto quizá porque toma demasiado té, quien sabe, es un tipo muy alegre y en especial fetichizo, una vez comento que su más grande sueño era tener una larga fila de diferentes mujeres “sexis", utilizando este término en español, vestidas como empleadas de los más característicos empleos de la sociedad, esperando ser penetrada por el, en una noche, pero dijo que era imposible, que para cuando llegara a la quinta, la cual según el seria una bombero, quedaría “sequecito", y que traer a esas mujeres a Japón le salía complicado, y que cada semana se entrenaba para al menos llegar a la octava empleada, este señor es todo un personaje con una mentalidad incomprensible para mi, una avergonzada y tímida traductora con modales bien definidos y de ideas muy reservadas. Sus comentarios machistas, ignorando mi presencia y el hecho de que yo los traduzco para todos en la sala cada vez que los hace, son los más polémicos, a mi parecer, con cierta verdad, pero desacordando con el por mi posición como mujer, que si las mujeres solo abrieran la boca para agacharse y chuparle como se debe, la vida de un hombre seria más fácil, pues según el las mujeres son como el wasabi y un comensal, que sabes el mal que hace pero aún así lo pruebas, y otros más comentarios que decía con tanta naturalidad y sin importar que era una mujer la que lo traducía, aunque no creo que ignorara mi presencia, quizá conoce mi personalidad y formalismo y disfruta ver como me sonrojo con cada uno de esos comentarios, a demás dijo que le gustaría tener a tan “sexi" traductora a su disposición, que a lo contrario de mi jefe tenía a un cuatro ojo de peinado libro abierto, y sin contradecirlo mi jefe, dijo que me podría prestar a el por un rato, el hechó una carcajada y lo señalo afirmando que le encantaba esa propuesta y que estaba desesperadamente a la espera, aquello me puso muy roja, solo agache la mirada y mi incapacidad para decir lo que pienso predominó sobre mi entonces. La junta general con este amigo de mi jefe, y digo amigo por que la forma de mi jefe de ganarse a un socio es ganándose a un apegado amigo, fue de más de cuatro horas, de la cual hablaron de la familia, de alguna buena anécdota, de las mujeres latinas y japonesas y demás cosas de hombres, los cinco sentados del lado de esta mesa se dedicaban solo a reír y cierta vez hacer un comentario para formar parte de la plática, del otro lado era lo mismo, era un ambiente de relajación a costa mía que en muchas ocasiones me avergonzaba por sus comentarios, aunque debo aceptar que también fueron varias las veces que tuve que aguantar la fuerte carcajada que me provocaban con algunos chistes o comentarios, que si los japoneses tuviesen diez centímetros más de promedio, refiriéndose al paquete, serían una potencia mundial en absolutamente todo, mi jefe lo apoyo diciendo que si fuese así cada persona en el mundo trataría de tener a uno de ellos en su casa y que no se estarían extinguiendo, el señor Kamada y los demás en la junta echaron a reír, fueron más lo que rieron que lo que hablaron de negocios, y esta junta general a través de video conferencia se hace cada semana, y cada día es tal cual como hoy, hay veces que son hasta tres veces en una semana, lo cual es muy agotador, hace cuatro años cuando me decidí a aprender el idioma japonés para disfrutar mejor de los animes y para cuando visite este maravilloso país, no me imaginé traduciendo en una compañía mundial todos estos vergonzosos y vulgares comentarios. Pero para calmar mi cansancio y llevarme a un estado de calma siempre está el, un novato y guapo contador de 25 años que acababa de comenzar en la compañía, el me acompaña todos los días desde que lo conocí camino a tomar el metro para ir a casa después de ya haber comido, es lindo, amable, simpático y alegre, me hace reír bastante, aunque su mirada es fuerte y es obvio que me cuesta verlo a los ojos, pero eso es una de las cosas que más me gusta de él, un alto y fornido hombre de casi un metro ochenta y cinco, de mentón fuerte y cabello liso, sin barba, que es aún mejor al menos para mi, y a demás le gusta bastante escuchar y preguntarme sobre mi y mi día, pero lo mejor de él…, es el tamaño de lo que hay en su entrepierna, lo sucio y pervertido que es y lo buenísimo que es para el sexo, quizá sea un mujeriego pero no importa, aún no pienso tener nada formal con el, pero eso no evito que lo hiciéramos, fue precisamente anoche, esa fue nuestra primera vez juntos, y después de esa larga y relajante noche de domingo, quise más y quiero más, aquello fue simplemente indescriptible, me sentí tan apenada pero como lo disfruté, todo el sexo que tuve en mi vida fue con mi único novio de la vida, y no es para nada comparable con lo que experimenté anoche, bueno, que se puede esperar de un niño de mamá de doce centímetros, fue verdaderamente correcto terminar con el, adicto a los videojuegos y a sus veintitrés años no parecía que se fuese a despegar de su madre, sin aspiraciones ni metas, nada interesante, no se que le vi a el, pero este chico, con todas esas grandiosas cualidades y con un buenas aspiraciones y metas y con su largo y perfecto miembro que llegaba hasta lugares que el de mi exnovio nunca llegaría, que casi lastima pero con el tamaño perfecto para volverme loca, es algo totalmente diferente, simplemente diferente, fue un largo año de dedos y un juguete que me regaló mi mejor amiga, una loca y casi ninfómana,  por que vio que no quería conocer a nadie y que a demás rechazaba cualquier invitación y propuesta que me consiguió a penas se enteró que me había dejado con el único chico con el que había estado, al ver aquel artefacto obviamente me llené de vergüenza, quise rechazarlo pero ella se fue y lo dejo en mi mesa del cuarto, y después de dudar tanto, termine probándolo, era maravilloso en verdad, pero al final no era lo que quería y solo era empleado para aquellos ocasionales ataques de excitación, seguía sintiéndome sola, pero, apenas el apareció, con su amabilidad, su rudeza y suave tacto, con su mente soñadora y ocurrente, con su sonrisa y su…, el, el y todas sus grandes cualidades que aparecieron repentinamente en la expendedora de café del primer piso donde trabajo, me había dado una nueva perspectiva de lo que es tener una “relación", el y todo lo que es se encargarían de quitarme el estrés y hacerme sentir cómoda, de cierto modo, aunque lo logro apenas lo vi afuera del edificio esperando por mi, desde ese momento me olvidaba del pervertido y cómico japonés, del jefe y sus juntas, de el estar de pie, para enfocarme en solo caminar junto a él de camino a casa y quizá…
- Sígueme contando.
- Bueno, es que la verdad ya no quiero hablar de ellos, en verdad no se que tienen en la cabeza, como se hicieron multimillonarios si se comportan como tontos, aunque a veces son chistosos, me es molesto, y al parecer el señor Estrada quiere que trabaje como su asistente en la recepción de su oficina.
- Valla, eso es bueno ¿no?.
- Si pero… hay no se, pagan bien y es agradable trabajar aquí, solo que es agotador.
- Te entiendo, ¿sabes que me pregunto?, sobre que habrán hecho esos dos el día que se hicieron socios.
- Si, no había pensado en eso, ha de haber sido una locura, el señor Estrada es soltero y el señor Kamada no pero no pareciera importarle.
- ¿Dónde fue que se conocieron?
- En Singapur, el señor Estrada fue allá para adquirir más socios y…
- Expandir las redes de la compañía para así atraer más al mercado del Oriente y poderse hacer con más espacio y ganar más confianza en otras regiones de la banca y finanza.
- Si, eso.
- Multimillonarios, extrovertidos y bastante alegres, ha de haber sido una total locura lo que halla pasado en Singapur.
- Si, lo sé, un día llegue buscando trabajo como traductora por mi dominio en tres idiomas y de una semana a otra me topó con todo esto, fue incómodo y vergonzoso, no aguantaba la vergüenza, aunque ahora ya no es tanta la vergüenza y me río cada vez más de todo lo que hablan.
- Me imagino, esos japoneses están locos de la cabeza en lo que refiere al sexo.
        En ese momento me acordé de un hentai del que me habló mi ex en el colegio, era sobre un grupo de estudiantes, las más guapas y voluptuosas del salón y su profesora que quedan varadas en una isla junto al gordo feo del salón, resultaba que la isla fue usada para pruebas radioactivas así que había una especie de radiación que obligaba a las chicas y a su profesora a tener sexo con el gordo feo del salón, que a demás la tenía grande, ya que el semen era un buen remedio para combatir la radiación y así no murieran a causa de la radiación, aquello sonaba tan irreal, lo que me hizo pensar en lo que tenían en verdad estos tipos en la cabeza, un problema mental. Entramos entonces al metro, iba bastante lleno, era de esperarse, es la hora pico así que íbamos de pie y algo apretados y el no evito aprovecharse de la situación, comenzó entonces a empujar me por detrás con su cosa, haciendo suponer que era por el movimiento del metro.
- ¿Qué haces? (Le dije en voz baja).
- Nada
- Como que… quita tu…
- ¿Mi que?
- Tu cosa
- No puedo ni quiero (lo voltee a ver, miraba a un costado, sonreía por la especie de travesura que estaba ejecutando, entonces me volteó a ver con esa mirada que lo decía todo, si en otros momentos es difícil verlo a los ojos, ahora…, me sonroje y solo agache la cabeza, explotaron las mariposas y empecé a excitarme, ¿Cómo era eso posible?, aquello era bastante vergonzoso, estábamos entre toda esta gente y el estaba empujando me con su cosa que cada vez se sentía más grande, mi corazón se aceleró al máximo, quería salirse de mi cavidad torácica y el seguía empujando y conforme lo hacía más duro se sentía, si la gente veía esto me iba a morir de la vergüenza, no quería seguir con esto, pero mi incapacidad de decir lo que pienso por vergüenza se volvió a apoderar nuevamente de mi, no quería seguir, seguía excitándome y no quería eso pero mi cuerpo tampoco quería que me lo quitara de encima) y al parecer… tu tampoco quieres que lo quite (dijo el susurrándome al oído y poniendo su enorme mano suavemente en mi abdomen que lo cubría con facilidad, aquello fue el clímax, pues su mano comenzaría a bajar).

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