17 de junio de 1956.
Sadie Hedleston.Me encuentro sentada en el piso de madera del que ahora es mi antiguo cuarto, papá ha recibido un nuevo trabajo en el centro de Luisiana y ahora debemos mudarnos allá, la idea de dejar mi casa en la que he vivido desde que tengo memoria, no me agrada del todo, pero no tengo otra opción, mis padres incluso ya han encontrado una casa allá y están seguros de que me encantara.
-¡Sadie!- grita mamá desde las escaleras con un aparente enojo en su voz.
Sin responder, me levanto rápidamente del suelo y corro por el pasillos hasta llegar a las escaleras y bajarlas rápidamente, se ha metido un poco de cabello a mi boca, peor una vez piso la planta baja, me encargo de quitarlo y acomodarlo, nuevamente, detrás de mi oreja.
-¿Sucede algo mamá?- me encuentro parada frente a ella y no noto felicidad por ningún espacio del delgado y delicado cuerpo de mi progenitora.
-No voy a volver a repetirtelo Sadie, o bajas tus maletas en este instante o me encargaré que nadie venga por ellas, cuando nos vallamos de aqui- suspiro algo cansada y me doy la vuelta para volver a mi habitación.Subo las escaleras paso por paso, no tengo prisa, no al menos yo, mamá y Henry se han estado encargando que nada de esta casa sea olvidada aquí, y mis maletas no eran su prioridad hasta este momento.
Una vez en mi habitación, tomo una pequeña maleta rosada que me ha traído mi tío de su último viajes y me acerco al pequeño armario de madera que decora la pared izquierda de mi habitación, comienzo por mis blusas y por último, termino empacando mis vestidos, durante el proceso, me he visto en la necesidad de bajar por un baúl marrón que mamá me ha dado por si necesito más para equipaje y guardo lo que ha faltado ahí, es así como por fin he terminado de empacar.
Intento tomar las maletas pero me es imposible, mis delgados brazos flaquean ante tanto peso y me rindo dejando salir un pequeño puchero en mi cara, he perdido, una maleta me ha ganado.
Como si del destino se tratase, Henry aparece por el marco de mi puerta y hecha un vistazo a lo que me encuentro haciendo, se carcajea un poco por mi aparente situación y se abre paso a hundirse más en la habitación.
-¿Acaso mi pequeña hermana necesita ayuda?- habla mi gigantesco hermano y yo dejo salir una mueca de mi rostro.
-Lamentablemente así es, el peso de mis maletas es demasiado para mi- hago un ademán de exageración y como respuesta de mi hermano, recibo una risa sonora y yo simplemente callo, el toma las maletas y se va caminando con ellas, mientras yo, verifico que nada me haya faltado.Tomo asiento nuevamente en el piso de la habitacion y al instante mi mente comienza a traer los increibles y poco olvidables recuerdos que he pasado aqui, que no comprendo en que momento una lagrima traicionera rueda por mi mejilla, dando a entender a cualquiera que entre por esa puerta que no estoy lista para abandonar ese lugar
Y sucede, Henry y su musculoso cuerpo aparecen nuevamente por la puerta y al verme se sorprende un poco, pero no le toma mucho tiempo para que comienze a hablar.
-Mamá ha decidido que vayas a visitar un tiempo a Sabrina- pausa un tiempo, como si buscara una forma de excusarse -Ya sabes, para que te vayas despidiendo- el se rasca la nuca y yo asiento euforicamente.
Sabrina ha sido mi amiga desde que tengo 7 años y aunque constantemente hemos peleado, siempre nos reconciliamos y prometemos que no volveremos a pelear, pero la promesa no ha sido tan recta como lo hemos querido.
Me levanté rapidamente del suelo y arregle la falda de mi vestido, baje las escaleras y busque alguna de mis maletas para poder sacar un abrigo.
El dia estaba un tanto fresco y mi madre siempre me advertia que si no usaba aquel sueter al salir, podria pescar un resfriado.
Sali de la casa sin mas, y camine hasta la esquina de la casa, doblé un poco y segui caminando para llegar al area del pueblo donde la casa de Sabrina se encontraba, la casa es la primera a la vista una vez que estoy ahí, esta un tanto dañada la madera del techo pero aun asi es bonita y acojedora por dentro.
Llego a la puerta de la casa de mi amiga y doy tres delicados golpes pero lo suficientemente audibles para que uno de los señores Park habra la puerta de su hogar.
La madre de Sabrina abrio la puerta y esboso una sonrisa al verme.
-Querida Sadie, Sabrina esta en su cuarto, pasa.
Asenti amable ante la invitacion de la señora Park y pase a la casa de mi mejor amiga con el objetivo de llegar a su cuarto.
Una vez ahi, toque la puerta de mi amiga y segundos despues la pelirroja estaba abriendo la puerta y asombrandose de mi repentina visita.
-¡Sadie! chilló mi amiga -No esperaba verte hoy, pense que estarias arreglando tu mudanza- en la ultima parte de su oración su tono habia deacaido un poco y eso me ponía triste, en verdad, no queria dejar a mi mejor amiga.
-Y asi es Sab- respondo con el apodo que le he colocado a mi amiga años atras -Pero mamá ha dejado venir a visitarte para que comienze a despedirme de ti- de la cara de mi amiga sale un ligero puchero pero eso no nos detiene cuando jala de mi brazo y sierra la puerta de su habitacion para poder tener un digna tarde de chicas.
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Ella esta en mis sueños.
Random-Hija, vamos a mudarnos- Y lo que Sadie no sabía era que despues de esa pequeña oración, su vida daría un drástico giro, secretos, sueños, fantasmas, en incluso muertes, comenzarían a ser parte de su vida cotidiana, porque después de todo, Sadie se...