Estrellas eternas

61 13 1
                                    

El cielo estaba enormemente iluminado aquella noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El cielo estaba enormemente iluminado aquella noche. Las estrellas brillaban con fuerza, haciendo frente a las luces artificiales que reinaban en las ciudades. Sin embargo, aquel esplendor glorioso no era algo que Rogue pudiera ver. Ni siquiera su vista era dirigida a aquel espectáculo por el que tantas personas se habían reunido aquella noche en lo alto de la montaña. No, él tenía algo mucho más hermoso que admirar, una estrella mucho más brillante y resplandeciente que aquellos astros que por años habían sido producto de alabanzas por generaciones.

Sting reía, una voz cantante mientras contaba algún chiste que a pocos causaban gracia. Rogue nunca antes se hubiera imaginado así: rodeado de personas, cómodo ante la sensación que las múltiples voces le otorgaban. Amigos de Sting que había conocido y con los que había encajado perfectamente, había compartido pocos momentos con aquel grupo, pero todos eran atesorados en el fondo de su mente. Recuerdos que durarían años, y esperaba poder crear más similares.

Sting lo miró, una sonrisa que mostraba sus dientes debido a la felicidad de aquel momento. A pesar de que Minerva lo había mandado callar más de una vez, debido a la molesta voz del rubio que era incapaz de hablar en voz baja, Sting soltó otra carcajada. Rogue sonrió, permitiendo que el brazo de Sting pasara por sus hombros y lo acercara más a él.

Sting era su luz. La estrella que usaba de guía en las noches oscuras. Un ser dulce, puro. Un ser sin maldad en su corazón que le había aceptado a pesar de su extraña forma de ser.

Sting era, sin lugar a dudas, la estrella más brillante de su vida.

No supo bien cuando se habían separado del grupo, pero se encontraban ambos hombres tumbados en el suelo. Recordaba las voces cuando habían estado hablando, cuando habían decidido tumbarse y guardar silencio y, para cuando se dio cuenta; las únicas dos personas tumbadas allí eran ellos dos. En mitad de la noche silenciosa iluminada por los astros, sonrió admirando al hombre a su lado. Su belleza no solo física, sino de corazón y alma, le habían enamorado. Ambos, tumbados en la pequeña manta del suelo, guardaban sus sentimientos en lo profundo de su corazón. Aunque Rogue estaba dispuesto a sacarlo todo aquella noche, poder decir sin temores que realmente estaba enamorado. Quería gritar, su corazón pidiéndole que lo hiciera, y sin embargo lo único que hizo fue unir sus manos con lentitud, casi como si temiera romper toda la atmósfera creada para un día tan especial. Sting agarró su mano, un leve apretón que le indicó a Rogue la comodidad que sentía Sting era similar a la suya. Soltó un leve suspiro, su mano libre viajando sin temor al cabello rubio, acariciando los mechones sobre el rostro del hombre de ojos azules. La mirada brillante se dirigió a él, curiosa.

—¿Has pedido algún deseo?—Sting preguntó, un susurro que llegó con facilidad a oídos de Rogue debido a la cercanía. 

—Creo que no necesito pedir nada—susurró de igual forma en respuesta, casi como si de lo que hablaban fuera un secreto. Ambos eran los únicos confidentes de lo que allí ocurría, de lo que esa noche sucedería o no. Un leve silencio se formó, ambas miradas unidas, admirándose con detalle. 

—¿Por qué?—La pregunta de Sting le hizo replantearse muchas cosas, aunque no tenían nada que ver con  los deseos de las estrellas fugaces. De alguna forma, Rogue supo interpretar bien la pregunta abstracta de Sting. ¿Por qué él de entre todas las personas? ¿Por qué a él le había permitido entrar en su vida? ¿Por qué no lo besaba?

—Soy feliz ahora—respondió, esta vez un tono alto y firme, sin temor a ser escuchado. Sting sonrió, sabiendo que correspondían el mismo sentimiento. 

Cuál de los dos había dado el primer paso para acercarse al otro no importaba, porque lo importante era el grito en sus corazones cuando sus labios se tocaron de forma suave, lenta, con cuidado; de la misma forma en la que se amaban. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que sus voces resuenen, el firmamento lleno de estrellas es el único testigo de una historia de amor.

 Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que sus voces resuenen, el firmamento lleno de estrellas es el único testigo de una historia de amor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

HE LOGRADO TERMINAR ESTO SIN METER DRAMA ME SIENTO ORGULLOSA

ESTA ES LA MIERDA GAY QUE ME GUSTA

QUIERO CASARLOS Y QUE TENGAN MIL HIJOS PERO ESO YA ES OTRA HISTORIA ESTO SE QUEDA ASÍ

Gracias por leer 

Soul Free

🎉 Has terminado de leer There are many stars in the Sky tonight |Stingue| 🎉
There are many stars in the Sky tonight |Stingue|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora