Una promesa para Emma [Pausada]

Egoísmo

Esta era una de tantas noches.

Una de las tantas noches que Emma pensaba en él.

Una de esas noches en las que los pensamientos no se callaban, en las que los recuerdos la atormentaban... recuerdos con él.

Se revolvía incómoda, incapaz de dormir, incapaz de olvidar.

Y lo que más deseaba en este momento era olvidar...

Olvidar lo que sintió aquella vez que despertó y lo vió a su lado, sosteniendo su mano...

Olvidar aquella promesa que le hizo justo en el momento en que más lo necesitaba...

Olvidar que alguna vez sintió algo por Ray...

Suspiró mientras se tapaba la cara con la almohada.

De todas las personas...¿porqué él?

Hace un año, Norman le había confesado sus sentimientos hacia ella...pero lo único en lo que Emma pudo pensar fue:

¿Porque no fue Norman ?...

¿Porque Ray?...

Aún ahora seguía sin tener la respuesta.

Tampoco recordaba el momento en el que se percató de que lo amaba de una forma diferente a los demás...

Mentira.

Por supuesto que lo recordaba.

Cómo si pudiera olvidarlo...

Emma tiró del cuello del vestido con una mueca de disgusto; aún no se acostumbraba a la ropa del mundo humano.

Este vestido en particular  tenía un montón de holanes y botoncitos, y lo que era peor... no tenía ni un solo bolsillo.

Emma suspiró con resignación, entendía que era un día importante... pero desearía no tener que usar vestido.

Se miró por última vez en el espejo de la habitación y tomó la maleta que había preparado la noche anterior.

En ella estaban las pocas pertenencias que había traído consigo y los dibujos y cartas que sus hermanos le habían regalado durante el transcurso de la semana.

Con la maleta en mano abrió la puerta del dormitorio que le habían asignado y bajó las escaleras hacia la entrada.

Tras su llegada al mundo humano, el gobierno se hizo cargo de ellos hasta que fueran adoptados, por eso es que temporalmente estaban viviendo en un orfanato hasta que una  familia decidiera adoptarlos.

Emma bajó las escaleras y al llegar al recibidor se encontró con todos sus hermanos que le esperaban.

Hubo muchas lágrimas y abrazos.

Pero a pesar de que las lágrimas se acumulaban en sus ojos, Emma no lloró.

No podía llorar frente a sus hermanos, sabía que en cuanto lo hiciera no la dejarían ir.

Así que con la sonrisa más radiante de todas se despidió de ellos, prometiendo llamar cada vez que pudiera.

Hecho un último vistazo, pero... él no estaba ahí.

Emma suspiró, agradecida ya que lo último que quería era...

― ¡EMMA!

El grito provenía de algún lugar detrás de ella y se acercaba velozmente.

Emma se tensó y su mirada se distorsionó.

No quería verlo.

No quería verlo porque él la conocía mejor que nadie, y sabía que en cuanto sus miradas se cruzaran no podría contener el llanto.