IV

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"Papás, ¡Ya llegue!" Grito el pequeño de cabellos azabaches al llegar a casa, cerrando la puerta de madera con suavidad, sus padres solían recibirlo siempre que llegaba de alguna parte, sobre todo si había llegado tarde como era en esta ocasión. Narancia se adentro más a la casa no muy grande pero si acogedora, al entrar te topabas con la sala, al frente, un sofá naranja y al frente de este mismo, una televisión pegada a la pared blanca unicolor con el resto de la casa, adentrandonos un poco más, se puede apreciar una pequeña división de mármol quien lleva a la cocina no tan grande, estufa, nevera, comedor, microondas, fregadero, lo típico. Pasando de esta, están los cuartos, el que se ve inicialmente pertenece al de ojos violetas, en la otra pared al fondo, la de sus padres y en el fondo más fondo, el cuarto de baño.

Narancia pasó por el sillón tocando este con la Palma de su mano hasta llegar a la zona de habitaciones, se detuvo en la puerta cerrada donde dormían sus padres, tocó suavemente la puerta y al oir a nadie detrás de ella, irrumpió lenta y sutilmente a la habitación, Tiziano y squalo dormían plácidamente uno abrazado del otro, en Narancia se formó una pequeña sonrisa y un sentimiento de alivio al saber que no sólo estaban bien, sino que se tenían el uno al otro. Narancia se retiró cerrando la puerta lentamente sin hacer mucho ruido, fue un momento al salón de baño donde descargo su líquidos urinarios con algo de satisfacción por la prisa que este traía desde que salió de la cafetería; "¿Y por qué no orinaste antes" "Es que antes no tenía ganas."

Al salir de la pequeña habitación blanca en su mayoría, no sin antes descargar el retrete y lavarse las manos, Narancia se dirigió a su cuarto, uno no muy grande pero si bastante lindo, con paredes de un color azul rey más oscuro, lleno de puntitos blancos simulando estrellas en el espacio exterior, en el techo había una lámpara con forma de luna. Asustado y nervioso serían las palabras que mejor definían el estado mental de Narancia, no era broma aquello que pasar había sido un milagro, Narancia simplemente no era bueno para los estudios aunque así se lo propusiera, largas horas de estudio y de esfuerzo que simplemente no daban frutos el aprendizaje no taladraba hasta quedar incrustado en su cerebro, Estadística, Matemáticas, trigonometria y Filosofía, aparte de todas las ramas básicas de la matemáticas la odiaba con el alma, odiaba filosofía con una ganas brutales, "¿Y eso que mierda me va a servir en el futuro?" Narancia fue llevado a rectoría unos minutos después. Por esa razón Narancia estaba tan inseguro, porque las palabras de Fugo aún resonaban con agresividad, "Ha de ser más difícil" ¡No! ¡Por favor! Rogaba Narancia mientras jalaba sus preciosos mechones carbón brillante en la comodidad de su cama, luego de aquello, su mirada se posó sobre la pared que tenía al frente, es decir, la misma de la puerta, allí estaba el póster cuyo protagonista era el mítico para muchos, Snoop dog, Narancia era uno de sus más grandes admiradores, y cuando el nerviosismo atacaba, no había mejor que escuchar sus "Piezas de arte" musicales, así que de su falda naranja sacó un objeto rectangular, sí, su dispositivo móvil, metió la mano en el otro bolsillo que la falda poseía sólo para darse cuenta que sus audífonos ya no estaban ahí... "¡¡Maldita sea!! ¡¡Maldita sea!! ¡¡¡Soy un idiota!!!" Gritaba Narancia con la cara pegada a la comoda almohada para que sus maldecires no se escucharán de Nápoles hasta Venecia.

Frustrado por perder los audífonos que sus padres le compraron con tanto cariño, empezó a llorar en su almohada, en silencio, el miedo de no ser aceptado en este nuevo Instituto, ya saben, sus facciones, esas de, pestañas largas, ojos grandes, labios gruesos pero finos, una piel completamente limpia y suave cual pluma blanca, una voz delgada y un cuerpo frágil y pequeño, de un físico medianamente bien trabajado, el miedo de no hacer bien sus trabajos, el miedo de seguir siendo un """Idiota""", el miedo a que no consiga nuevos amig-- en cuanto ese pensamiento cruzó por su mente, a la par, la imagen masculina de Fugo apareció en su cabeza, su sonrisa, su forma de ser y ese lindo cielo que llevaba por cara, tan lindos ojos, quería que siempre lo vieran, tan linda voz y bellos labios rosados pero que una vez se dio el atrevimiento de ver en un tono verdoso brillante, Fugo ya era una persona con la que podía hablar, por algún motivo, su llanto había parado y su mente se había desconectado, Narancia cayó dormido con una sonrisa tierna en su rostro.

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⏰ Última actualización: May 13, 2020 ⏰

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