Capitulo 1

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La batalla final había acabado, todos los que alguna vez fueron lastimados por Naraku contribuyeron en la pelea, pero la joven que dio el golpe final fue la que llegó del futuro.

Kagome se encontraba en mitad del campo de batalla, con la poderosa joya ya completa en sus manos, todos sus amigos la estaban rodeando, incluso el grupo de Sesshomaru quien la había acogido y entrenado al ver el gran potencial que tenía la miko, algunos reían y otros lloraban, pero la emoción que embargaba a todos era la misma: alivio, al fin todo había acabado.

Inuyasha abrazaba a Kikyo cuya vida lentamente se estaba desvaneciendo, Sango y Miroku lloraban de alegría junto con Koga y Ayame, Sesshomaru tenía una expresión suave, Rin y Shippo reían junto con Kohaku cuya fuente de vida había sido reemplazada por almas como la mikp de barro pero la joven futurista tenía una expresión de tristeza en su rostro, pues ella sabía lo que debía hacer.

En ese momento la poderosa joya que tantas vidas había destruido comenzó a brillar al sentir el anhelo de Kagome, un deseo.

-Kagome.... Y ¿ahora qué?- Pregunto su mejor amiga con risas- ¿Kagome?-Sango lentamente disminuyo su risa al notar la mirada de tristeza de Kagome, en ese momento todos se dieron cuenta de la expresión que cargaba la miko, Inuyasha y Kikyo se acercaron lentamente con preocupación, a pesar de todo lo ocurrido la joven miko había aceptado la relación del Hanyou y su antecesora dejando que sus sentimientos se convirtieran en una linda relación de hermanos.

-Es hora de pedir el deseo correcto Sango- Dijo Kagome con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, en ese momento una luz proveniente de la perla de Shikon encegueció a los presentes y ante ellos apareció el espíritu de la que fue la Miko más poderosa de la tierra.

-Joven Kagome- La voz suave de Midoriko tenía un tinte de tristeza- Gracias por todo.

Todos estaban confundidos, no sabían que estaba ocurriendo y que significaba las palabras de Midoriko, solo podían observar como la perla se elevó lentamente de las manos de su portadora y como una voz tenebrosa retumbo en todo el campo.

-Kagome Higurashi ¿Cuál es tu deseo? - Con cada palabra que salía del interior de la perla más disminuía el poder de los presentes, ese era su efecto, por el cual todos sucumbían ante la tentación de un deseo egoísta, estar en presencia de su poder te sofocaba y despertaba anhelos que no se creían que se tuvieran.

Kagome sonreía con melancolía, ella sabía cual era el deseo correcto, siempre lo supo y sabía lo que implicaba, sus sueños le habían revelado su destino.

-Perla de Shikon deseo....-Un suspiro salió de sus labios, no quería más muerte o sufrimiento- Que repares todo el daño que fue causado en tu nombre y que una vez hecho desaparezcas para siempre- La fuerza de sus palabras calo en el corazón de todos, admiraban la fuerza de voluntad de Kagome como para resistir la tentación que inspiraba la perla y su deseo era tan puro que demostraba que ella era la indicada para pedir el deseo final.

-¿Sabes que ese deseo implica tu muerte Kagome?- Esas palabras paralizaron a todos, no podían creerlo, iban a perder a su amiga, Inuyasha dejo a Kikyo en manos de Kohaku y se dirigió rápidamente donde su mejor amiga, quien lo había aceptado como era, y quien amaba como una hermana estaba a punto de sacrificarse solo para acabar con el objeto que tanto había dañado a la humanidad.

-¡Kagome no puedes hacerlo!- Grito Inuyasha.

-¿Quieres morir Kagome? ¿Quieres abandonar a los que amas? ¿Harás sufrir a tu madre, a tu hermano y tu abuelo? ¿Lastimarías a tus amigos?- La voz de la perla inundaba el recinto, Midoriko solo observaba callada pero pronto, todos los amigos de Kagome empezaron a hablar y a gritar, Rin y Shippo lloraban suplicando que no lo hiciera, Sango, Miroku, Ayame y Koga le pedían que razonará, Sesshomaru miraba la escena frustrado, el le había cogido cariño a la miko, era como una hermana para él, Kohaku y Kikyo miraban apresumbrados a Kagome.

La joven miko no podía parar de ver a sus amigos, ver su sufrimiento le destrozaba el corazón, pero ella sabía que la perla cuando se enfrentara ante el deseo correcto buscaría tentarla para evitarlo y así jugaba su última carta: incrementaba el doble los sentimientos negativos de los presentes, aumentaba el miedo, la rabia, el deseo de venganza, buscaba doblegar la voluntad del portador, pero Kagome sabía que era lo correcto.

Con pasos lentos se acercó a Inuyasha y con cariño sobo su mejilla limpiando las lágrimas que ya se derramaban de los ojos del peli plata.

-Lo mejor que pudo pasarme fue conocerte Inuyasha- sonrió con lágrimas en los ojos- Te amo demasiado, LOS amo demasiado – Alzo la voz mirando a los demás quienes lloraban- Jamás olvidare todas nuestras aventuras juntos, sus enseñanzas, su compañía, gracias por permitirme conocerlos a cada uno- miro a cada uno de los presentes y le sonrió a Sesshomaru quien apretaba sus dientes con ira y tristeza al ver como se despedida a la que fue su hermana, alguien que lo había comprendido y escuchado a pesar de lo grosero y violento que fue al inicio- En especial a ti Sesshomaru eres muy terco y orgulloso -Dijo riendo, las lágrimas se deslizaban por sus pómulos- Gracias por todo amigos míos y no teman, donde sea que este siempre los voy a acompañar-

Inuyasha sostenía con fuerza la mano de Kagome que se encontraba en su mejilla, no podía permitirse dejarla ir, pero la dulzura con la que lo miro hizo que aflojara un poco su agarre- Nunca olvides Inuyasha que eres perfecto tal y como eres, tus amigos y yo te amamos así, eres la combinación perfecta de dos mundos diferentes y sé que lograras grandes cambios respecto a la discriminación junto con Sesshomaru- Dijo con una sonrisa, fue difícil pero ella había logrado que la relación entre esos dos tercos mejorara al punto de valorarse como hermanos, aunque su orgullo demostrara lo contrario- Por favor cuida a mi hijo- suplicó mirando a Shippo que se había acercado a agarrarse a su pierna mientras lloraba, Inuyasha lentamente la soltó y con delicadeza deposito un beso en la frente de la que consideraba una de las mujeres más valiosas en su mundo, Kagome sonrió y con el dolor en su alma cargo a Shippo- Y tu...serás el mejor zorro de este mundo, entrena mucho y nunca olvides la belleza de tu corazón- Y con esas últimas palabras le entrego a Shippo a Inuyasha y comenzó a alejarse de sus amigos, todos sentían como su corazón se desgarraba, ahí iba la mujer más pura y bondadosa que habían conocido.

-Perla de Shikon, no quiero más sufrimiento, cumple mi deseo y desaparece para siempre- Dijo con fuerza, ya las lagrimas no brotaban de los ojos de la joven miko, ahora solo había una mirada de determinación, en ese momento la mirada de Midoriko se suavizo, ella era la indicada.

La perla empezó a palpitar violentamente, los pocos árboles que habían alrededor se mecían con fuerza, y un halo levemente rosado comenzó a cubrir la tierra extendiéndose por todo japón, todos los que fueron lastimados por la perla fueron sanados y recompensados a cambio y entre ellos, Kikyo y Kohaku se elevaron levemente para volver a tocar la tierra nuevamente con vida, Inuyasha y Sango miraban incrédulos a sus seres amados y si aún no podían llorar más, lo hicieron, su amiga se sacrifico por el bien de cada ser de la tierra y con eso, les devolvió a lo que más amaban.

Kagome sonreía, sabía que había hecho lo correcto, cuando la tierra dejo de brillar sintió como el poder de la perla la envolvió violentamente, podía sentir como se sofocaba entre tanto poder ¿Tal vez estallaría en pedazos por tanta presión acumulada del poder o perdería la consciencia por la falta de oxigeno y finalmente moriría? Ya no importaba, podía sentir la calidez y el alivio de todas las personas lastimadas por la Shikon en su corazón, podía ver sentir como se regeneraba la tierra y como las almas de quienes murieron por la joya descansaban por fin en paz, vio como sus amigos la miraban con agradecimiento y tristeza mientras un torbellino rosado la cubría , todos lloraban pero sin que ella se lo esperaba los vio inclinarse ante ella, incluso Sesshomaru, su reverencia llena de gratitud tranquilizo su corazón y cerrando sus ojos espero su muerte.

Un nuevo amanecer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora