[AU ICHIRUKI] ¡Oh! Querida [BLEACH]

¡Oh, querida!

—¡¿Qué?! ¡¿qué?! — exclamó Renji sorprendido — ¿Seguro? Se nota que no sabes nada de chicas Ichigo. ¿Conquistarla con un libro? Que teto de tu parte. — juzgó con un tono de molestia en su voz, puesto que a él también le gustaba ella sin embargo cuando se declaró, los sentimientos amorosos no fueron correspondidos y decidieron seguir siendo amigos.

— Tal vez no sabré de chicas, pero sí conozco a Rukia — se defendió Ichigo ante las burlas de su amigo.

Desde hace tres meses, Ichigo se había dado cuenta de una extraña sensación como, mariposas revoloteando por su estómago cada vez que la veía directamente a los ojos o cuando podía percibir el perfume a rosas cada vez que la abrazaba cuando lloraba por Ashido. Entre otras sensaciones extrañas que de tan solo recordarlas lo apenaban.

Uno de los recuerdos más representativos era su primer encuentro. Un encuentro peculiarmente adorable.

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Ichigo salía extasiado de sus clases de karate por poder interactuar con sus amigos y este sentimiento se intensificaba al tener a su madre acompañándolo mientras escuchaba las aventuras del infante con una sonrisa en su rostro.

Madre e hijo caminaban por el pasillo hasta llegar al elevador, esperaron a que las puertas se abrieran y les permitieran entrar. Masaki estaba a punto de marcar en qué piso bajarían sin embargo su hijo tomó su mano, ella bajó la vista hasta toparse con las pequeñas gemas del pillo.

— Yo aprieto los botones, soy un niño grande.

Masaki sonrió dulcemente y permitió que su hijo apretara los mandos del elevador ya que él tenía razón, había crecido lo suficiente para poder alcanzar los botones. El ver cómo su hijo crecía tan rápido le estrujaba su corazón.

— Esta bien. Estamos en el cuarto piso y queremos ir al segundo para poder ir por tu hermana.

Él presionó el botón correspondiente, las puertas se cerraron y la máquina comenzó a descender. Se abrieron las puertas, salieron de ahí y caminaron por el pasillo hasta llegar al salón de pintura donde se encontraría su hermana Karin. Su madre platicaba acerca del progreso que había tenido su otra hija, cuando en otro de los salones contiguos comenzó a sonar una música instrumental que llamó la atención del infante, se desprendió de su madre y caminó sigilosamente por el pasillo para encontrar el lugar que emanaba las sondas sonoras realmente melodiosas, hasta que llegó al salón de danza clásica.

En medio del salón se encontraba una niña con cabello azabache recogido en un moño, mallas, leotardo y falda color rosado y unas zapatillas del mismo color que la vestimenta. Al parecer ella era la única niña que se encontraba tomando la clase o estaría castigada ya que las otras niñas que se encontraban en el salón estaban guardando sus cosas en sus maletas.

De repente sintió curiosidad por lo que veía, así que decidió leer los requisitos y la clasificación de la clase, vio a lado de la puerta el pequeño marco que aclaraba sus dudas. Descubrió que la niña que estaba ahí tenía de 6 años aproximadamente, dos años menor que Ichigo (él tenía 8), ya que esa era la edad mínima para poder ingresar a esa clase. Poco a poco el salón se iba desocupando, provocando que la soledad de esa niña en medio del salón fuera aún más notoria, esa situación le permitió poder apreciar mejor a la fémina. Verla ahí le provocaba sensaciones desconocidas en su cuerpo trató de definirlas pero no encontró las palabras exactas sin embargo pudo definir lo que sus ojos veían.

Hermosura. ¡No! Esa no es la palabra correcta. No hay ninguna palabra que describiera como era su belleza en realidad.

Masaki, la madre de Ichigo se percató que su hijo no estaba a lado de ella así que lo buscó rápidamente por el salón pero no lo encontró, se disculpó con la maestra y salió para seguir con su búsqueda, el aire regresó a su cuerpo cuando vio a su hijo en el pasillo mirando hacia el interior de uno de los salones, se acercó hacia él y se maravilló al notar como Ichigo veía con ternura a la pequeña niña que caminaba con los brazos por detrás y con su cara agachada.