La cama rota

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Este fanfic fue un regalo para mi Daena Blackfyre, que nos retamos a escribir la OTP de la otra. Ella hizo el fanfic Culpa y castigo de LawxLuffy que yo amé >.< ¡vayan a leerlo!

Disclaimer: One Piece no me pertenece.

AÚN.

La cama rota

—En un rato me voy —avisó Luffy saliendo del baño con el cepillo de dientes en la boca.

Ace giró su cuello para verlo, con las manos en el plato que aún seguía lavando.

—¿A dónde vas?

—Vamos al cine a ver una película con los chicos.

Sabo apareció en la sala de estar y recogió el diario que le habían entregado esa mañana. Tenía una taza de café en la mano que se había preparado después del almuerzo.

—¿Vuelves para comer? —preguntó Ace—. Así sé qué cocinar.

Sabo no era un buen cocinero. Luffy recordaba una vez en la que casi incendio la cocina. Ace se había hecho cargo desde entonces y cuando no estaba, Sabo y él pedían delivery. De todas formas, sus hermanos mayores solían pasar más tiempo en casa que él, así que Ace siempre dejaba comida hecha.

—No lo sé, creo que comeremos por ahí, te aviso —respondió volviendo a cerrar la puerta del baño.

Ace dejó el plato que estaba lavando debajo del agua corriendo. Su mirada se cruzó con Sabo de forma casi instantánea. Ni siquiera tenía que pensarlo para saber que lo estaría mirando.

Ambos parecían pensar cosas parecidas y el momento silencioso que pasaron mirándose acrecentó la tensión en el aire.

Cuando Luffy salió del baño, Ace volvió a su plato y Sabo al periódico frente suyo como si nada hubiera pasado. El hermano menor pasó por su habitación y volvió con su mochila.

—¿Te vas con Law? —preguntó Sabo mirándolo con atención. Luffy sonrió contento.

—¡Sí! Torao me pasa a buscar con su auto —respondió orgulloso y Ace resopló.

No le caía mal Law, era agradable —algo grande quizá— pero definitivamente un buen novio para Luffy. Lo que le pasaba era que había criado a Luffy como un hermano mayor muy protector y le costaba ver al chico viviendo su propia vida.

Una bocina se escuchó y Luffy saltó contento. Ace lo vio acercarse a la ventana para comprobar si era el auto de Law y él compartió otra mirada con Sabo, que en la sala de estar pareció enviarle las señales de lo turbado y ansioso que se encontraba.

Bueno, él también lo estaba, y esperaba expectante el momento en que Luffy cruzara la puerta.

—De acuerdo, ya me voy —dijo su hermano pequeño con una sonrisa enorme—. ¡Nos vemos a la noche!

Luffy agarró su mochila y corrió hacia la puerta. Ace se quedó congelado en la cocina, con sus manos enjabonadas y la vista fija en la ventana, aunque no podía ver bien si Luffy ya se había subio al auto de Law.

Vio pasar de refilón a Sabo corriendo. Frunció el ceño mientras se asomaba entre los muebles de la cocina para ver lo que hacía. Sabo abrió la puerta y pareció salir a la calle a comprobar la situación.

Finalmente lo vio volver a entrar y cerrar la puerta a sus espaldas.

Cruzaron miradas y Ace juró que sintió un estremecimiento de ansiedad por todo su cuerpo.

—Ya se fue —fue todo lo que dijo Sabo.

Y Ace no necesitó más, porque cuando vio a su hermano llegar hasta él y pasar sus manos por su cadera, no protestó y se dejó hacer. La boca de Sabo se estrelló contra la suya y Ace no luchó. Se aferró a la camiseta de Sabo apretándolo contra él mientras le seguía el ritmo a ese beso desenfrenado y algo salvaje.

La cama rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora