Un nuevo comienzo.

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— Lucy, hemos llegado.— anunció John, mí abogado y amigo.

— John, ¿Crees que es buena idea que venga? — pregunté con miedo y nervios ante este nuevo comienzo aterrador.

John tardó unos segundos en responder, puesto que no sabia con certeza si era buena idea o no, intentó transmitir la mayor parte de confianza a Lucy, aunque supo que no lo lograría.

— Lucy, te vendrá bien estar alejada de tú pasado y empezar una nueva vida lejos de problemas y situaciones que no deberían ocurrir a una chica de tu edad. Aquí estarás segura, hay guardias de seguridad que están de día y de noche vigilando la puerta y las instalaciones, además que si tienes algún problema tienes mi número y estaré aquí en menos de lo que canta un gallo.

— No se John.— respondí.

Bueno, pues aquí estaba después de meses de papeleo, juicios y más juicios me encontraba frente al Internado Loockwood, una estructura gótica de muchos años de antigüedad y con numerosos pasillos, habitaciones, salas y jardines o eso es lo que ponía en el folleto y por lo que estoy viendo solo desde fuera parece que no es mentira.

— Lucy, te tengo que acompañar dentro porque tengo que hablar con el director, vamos y así te ayudo con las maletas.

Junto con John nos dirigimos dentro de la institución mientras este me iba hablando de las clases, horarios y uniforme, la verdad no le hice mucho caso sólo asentía, es que solo podía fijarme en cada recoveco, esquina o mueble del lugar, es tan impresionante que no podría describir cada cosa porque sino me quedaría sola.

John se despidió de mi dándome las llaves de mi habitación y dejando las maletas en la puerta.

— Buena suerte Lucy, seguro que te va bien.— me animó John acompañado de una de sus bonitas sonrisas.

No os voy a mentir, tuve un Crush muy fuerte con John desde que lo vi con 10 años y él tenía 18, pero después se me pasó. Ahora el 24 y yo tengo 16 ,y la verdad que la diferencia de edad es muy grande.

— Sí, seguro que me va bien, hay que ser positiva— hable intentado convencerme a mi misma — te quiero mucho John, eres como un hermano para mí.

— Yo también te quiero, con cualquier problema, llámame!- y dicho esto se marchó sabiendo que no me volvería a ver en mucho tiempo.

Entre en la habitación, tenia un rollo antiguo pero a la vez moderno, era  de un tamaño normal  con un escritorio, una cama, armario y cosas de una habitación (la verdad es que me da flojera describirlo todo).  Lo que si destacaba de esta habitación, era una ventana en forma de circulo que daba al patio interior que era completamente verde, y se veía algunos de los estudiantes tomando café, charlando o simplemente leyendo un libro.

Hoy era domingo, mañana tendría el primer día de clases para mí, porque para ellos empezó hace un mes. Es algo que no me importaba mucho, me solía adaptar rápido a las clases.

Después de colocarlo todo, me fui a la cafetería porque era medio día y me moría de hambre. Me perdí unas cuantas veces y llegué más tarde de lo que esperaba pero ya estaba aquí.

La cafetería era espaciosa y grande mezclaba el estilo antiguo de los muebles  con los electrodomésticos y las cosas de metal típico de una cocina, tampoco soy una experta.

Me coloqué en la larga fila del comedor donde cientos de alumnos esperaban hambrientos a su comida. Llegó mi turno y me senté en una mesa que estaba libre, mientras comía vi como se me acercaba un chico, era alto y guapo con una bonita sonrisa.

— ¡Hola! — dijo el chico de la bonita sonrisa de forma animada— Soy Freddy, bueno Frederic, pero todo el mundo me dice Freddy. — contestó mientras me extendía la mano.

— mmm...Hola, yo soy Lucy a secas, encantada de conocerte— dije un poco tímida y confundida.

— Bonito nombre— respondió con una sonrisa— te gustaría sentarte con nosotros?, por lo que me han dicho eres la nueva y no tendrás muchos amigos.— me dijo de forma un tanto cautivadora.

Me señalo a un grupo de chicos y chicas, muy guapos e intimidantes, pero me fijé especialmente en un chico moreno con ojos grises que me miraba de forma tan fija que parecía que no pestañeaba.

Cuando me senté en la mesa redonda donde estaban los chicos, toda la cafetería se me quedó mirando como si fuera un extraterrestre,  Freddy echo una mirada a la cafetería que al instante dejaron de mirarme ,y me corrió una corriente eléctrica por todo el cuerpo muy rara.

Freddy empezó a presentarme a todos los integrantes de la mesa.

— Está es Jane— dijo este señalándome a una chica rubia con el pelo largo y ojos azules— simplemente respondió con una sonrisa. Siguió presentadome a todos los miembros — Este es Lane, está el último curso — yo asentí mirando al chico.

Cada vez quedaban menos hasta llegar hasta aquel chico, y yo estaba cada vez más nerviosa y no sabía el motivo.

— Rose, que está en tu mismo curso— comentó este.

—  ¿Cómo sabes que está en mi mismo curso si yo no te lo he dicho?— pregunté a Freddy.

— Me lo dijistes antes, cuando nos presentamos— respondió sin titubear.

— No, no te lo dije — contesté un poco extrañada y confundida— bueno ha sido un placer conoceros, pero no tengo mucha hambre, ya nos veremos.

Me marché y me diriji hacia mi habitación, mientras lo hacía sentí una mirada penetrante en la nuca y sabía nose porque que era del chico de ojos grises, al que no le dio tiempo de presentar.

Cuando llegue a la habitación, me tumbé en la cama y no podía parar de pensar en su mirada, parecía que me había hechizado.

Al rato me quedé dormida, y sin darme cuenta ya era el día siguiente y comenzaban las clases. Me duche rápido, me hice una coleta y me puse el uniforme.

Sinceramente agradezco tener uniforme, es un coñazo pensar que ponerte todos los días.

Desayuné unas galletas y leche ,y me dirigí a mi primera clase que era Historia  del Arte, unas de mis clases favoritas.

Cuando entré en el aula estaba un poco vacía, porque aún era temprano. A medida que iba llegando la gente, se iba llenando cada vez más el aula. El profesor llego y comenzó la clase.

Gracias a dios que no hizo esa mierda de tener que presentarme delante de todo el mundo.

La clase estaba tranquila, hasta que alguien abrió la puerta.

— James, siempre te digo que no llegues tarde y siempre lo haces.— dijo molestó el profesor.

— Si si , no volverá pasar, me permite sentarme. — contestó con cansancio.

En ese momento, mire hacia el chico y no pude expresar la confusión y el miedo que se me metió en el cuerpo.

OSCUROS SECRETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora