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Emilio

A veces en la vida tenemos que alejarnos de lo que queremos. A veces sale mejor ser un hijo de puta, eso lo agradecen mejor. La vida es un laberinto sin salida, miras hacia atrás y vez a la gente que amas, alejarse, dejándote solo, cuando juraron jamás hacerlo, te traicionan y abandona. Miras hacia enfrente y no hay nadie más que te sostenga, la vida es tan mierda que ni siquiera te puedes explicar por qué cuando tratas de dar lo mejor, te sale todo lo contrario.
Mi vida a cambiado a lo largo de estos años, meses y días, nada es igual, ya no hay más felicidad, todo se a ido por el caño. Hoy en día solo soy Mailo. De aquel "Emilio" no queda nada, aquel Emilio se encargaron de desgarrarlo, se encargaron de pisotearlo, de humillarlo, de matarlo y enterrarlo. Yo no era lo que soy ahora, en esto me han convertido.  Cierro los ojos y pienso, ¿realmente vale la pena seguir? Seguir en este estupido mundo, en esta jodida sociedad, que te juzga sin conocerte, que sin saber el por qué de las cosas te da la espalda. ¿Realmente vale la pena seguir? Solo necesito una sola razón para saber si en verdad vale toda la pena del mundo para seguir.

Se fue, no dijo nada, su silencio fue la respuesta de todo, se suponía que me amaba, me destruyó.

—Joven Emilio Osorio Marcos, pase a declarar..— escucho decir a la señora Juez.

Una vez más demandado, volteo a ver a mi hermano y a mi abogado a mi lado, me pongo de pie, acomodando el ridículo traje gris de seda que llevo puesto. Llevo la vista a todo el juzgado, y veo a mi demandante, entre ellos está ella, estaba de lado de ellos, lleva un pañuelo a su boca, y limpia sus lágrimas, suspiro una vez más y paso a declarar. Recordando lo que pasó, apreté mis puños y sentía aún esa adrenalina por dentro, la jodida escena jamás la iba a superar, no me arrepiento de nada, el era un hijo de puta también. No me arrepentía de haber llevado su sangre entre mis manos.

Mientras relataba mi versión, la veía a ella, me sostenía la mirada, una mirada perdida, fría y con mucha culpa, por qué por ella estaba en este estrado. Al terminar de decir mi versión, ella agachó la mirada, y tomo la mano de mi demandante en señal de apoyo, fue lo que me derrumbó, me jodió ese acto. Trague duro, y vi hacia el, su mirada y la mía se encararon.

La juez da un golpe con el martillo.

—Queda libre bajo fianza, una demanda más y se irá directo a la celda.— dijo por fin.

El abogado contrario reclamaba junto a su cliente, ella salió lo más rápido de ahí. Me acerque a Kiko y a Efraín, mi abogado.

—Listo, larguemonos..— dije quitando mi corbata.

—Haz escuchado ala señora Juez, una más y no te salvas, por favor por una vez en tu vida haz lo correcto, otra más y no te voy a poder salvar..— hablo Kiko cuando tomaba el maletín y salíamos juntos a Efraín.

Mi abogado se despidió, y ambos caminamos hasta el estacionamiento.

—Ella estaba ahí, en mi contra, no le dolió que estuve a un paso de ir tras las rejas...—

—Emilio...—

—No me llames así, Escucha bien Kiko, soy Mailo, solo Mailo, no soy Emilio, no soy ningún Osorio, mucho menos un Marcos, grabatelo bien, Emilio Osorio Marcos a muerto desde aquel día, ya no queda ningún rastro de ese patetico chico ridículo...— dije y camine lo más rápido hacía el estacionamiento.

Llegué al auto de Kiko, y cambie el saco y ropa formal, por la chamarra de cuero negra que yo llevaba en una maleta, junto a otra ropa más. Tome la maleta entre mis manos y saqué las llaves de mi motocicleta.

Subí a ella, acelerando y quitando gente de mi paso.

Solo deseaba llegar al lugar donde estos últimos meses e sido feliz, donde mi único amigo y confidente me esperaba, donde sabía que por mucha carencia de educación, nunca iba a faltar comprensión y apoyo. Atravese aquel túnel conocido, llegando a las orillas de la ciudad. El famoso y viejo Parque Escultural. A mis alrededores, se escuchaban motores runrunear, música a todo volumen y una bulla enorme, al bajar de la moto se acercó ella, Seydi Bercht.

Perfectamente ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora