Love me [Paulit]

Parte Única

La lluvia lo alcanzó antes de tiempo pero sus pies no dejaron de correr. A las molestas gotas, las sucias calles o el frío infernal que le llegaba hasta los huesos no le daba ni la más mínima importancia ya que solo quería llegar a su "hogar" con el "amor de su vida".

El alivio se hizo presente en su ser al reconocer la entrada del edificio, con algo de torpeza introdujo la llave en la cerradura de la entrada y al encontrarse dentro la cerró silenciosamente. Paseó los pasillos hasta estar frente a la puerta con el número 4.

Quiso repetir la misma acción de la entrada con esa puerta pero alguien se había adelantado abriendo la misma desde el interior del departamento. En vez de sobresaltarse suspiró como si ese fuera su último respiro en un buen tiempo.

—¿Donde estabas?— Preguntó Monzón serio con un pequeño tono enojado totalmente despreocupado del posible malestar del rubio causado por mal clima.

—Con mi mamá...— Respondió fastidiado y asustado sin despegar la mirada de sus mojadas zapatillas que gracias a la suciedad parecían bordó en vez de rojas.

—¿Y que mierda te dije que no hicieras?— Otra vez preguntó pero más frío que antes, sintió una corriente desagradable recorrer su espina dorsal más helada que las bajas temperaturas exteriores.

Se negó a responder por la obvia respuesta para no sentirse avergonzado frente al más alto.

—Tenés el teléfono ahí no más en el comedor y tu vieja también tiene. En vez de ir a verla, que es exactamente lo que no quiero que hagas, pegale un llamado— Dijo todavía más cortante.

—Perdoname, por favor...— Se disculpó el rubio.

—¿Me voy? ¿Eso querés? Porque si no podés hacer algo tan simple como quedarte en casa— Amenazó poniendo un pie por fuera de la propiedad siendo detenido por un fuerte agarre en su brazo.

—¡No!— Exclamó una desesperada respuesta rezando por que sea escuchada por los sordos oídos del otro, ya que para ser escuchado tenía que complacerlos con lo que querían escuchar —Por favor no te vayas. T-t amo pero por favor no te vayas—

Casi instantáneamente soltó el miembro ajeno para enredar su cuerpo con sus brazos formando un abrazo con desespero a flor de piel, no iva a perderlo lo necesita.

Su contrario correspondió el contacto esbozando una sonrisa siniestra ante la vulnerabilidad del otro, hasta se pondría a reír pero no quería parecer tan transparente entonces se limitó a realizar el ladino gesto.

Mientras tanto Londra seguía pegado en el pecho de Mauro. Este carecía de esa calidad hogareña que antes lo hacía sentir a salvo pero eso no le importaba, solo necesitaba un lugar conocido para descansar su frágil mente y si eso significaba sufrir los insultos y órdenes, que desde el primer momento cada una fue arrancando una a una las puras plumas de sus alas hasta dejarlas como simples huesos amplios en su espalda, entonces que así sea.

Solo quería que lo amara, sin importar que le pase.

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El sufrimiento de Paulito es mi pasión, re