1

113 19 2
                                    

Cuando nos enamoramos, nos volvemos ciegos y no vemos los errores que las personas que amamos comenten y dejamos pasar todo.

Hoy era un día normal de invierno, una tarde bastante fresca de esas que amaba. Había quedado con Fernando para ir a tomar un café después de la universidad, así que me apresuré en salir de la última hora para no hacerlo esperar, pues sabía que le molestaba.

Cruzaba la calle y observé que él hablaba con una chica bastante simpática, pero no presté tanta importancia, pues no quería parecer celosa. Al llegar, los saludé con normalidad.

-Hola -me limité a decir, para no incomodarlos, y me senté en la pequeña silla que estaba junto a la mesa.

-Hola -contestó él, en un tono cortante. Se me hizo extraño.

La muchacha se marchó en cuanto llegué y quedamos solos. Pedí algo de comer, y decidí preguntar quién era ella. Me dijo que era una vieja conocida de la familia.

Nuestra orden llegó mientras charlábamos amenamente. Insistí sobre la chica y le pregunté de dónde la conocía. Me dijo que era amiga de su prima y que casi no la conocía. Se estaba contradiciendo.

-¿Me ocultas algo? ¿Quién es ella?
-pregunté, en un tono bastante tranquilo.No quería causar una escena en la cafetería.

-No te enojes, cielo. Ella es sólo una chica con la que salí.

-¿Por qué lo querías ocultar?

-Porque te pones como loca y no confías en mí -alzó un poco la voz y varios comensales voltearon a vernos-. Lo siento, princesa -se disculpó, ya más calmado.

-Está bien, amor. Pero puedes decirme lo que sea para la próxima.

Podría ser su primer error o quizás algo insignificante. Pero, si tienes dudas o ellos se ponen a la defensiva, ten cuidado. Algo pasa.

silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora