Parte 1.

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Harry se encontraba caminando calle abajo hacia su trabajo de fotógrafo en una reconocida agencia de fotografía. Bueno, tan reconocida como lo permitía vivir en una pequeña ciudad en el norte de Inglaterra. La gente que lo conocía por la calle lo saludaba y Harry los saludaba de vuelta.

Entró a la agencia encontrándose con las personas que veía casi diario desde hacia 6 años. Todas felices, hablando y riendo entre ellas probablemente de lo que hicieron el fin de semana. Harry no hizo nada el fin de semana, fue al único club en la ciudad con un par de amigos y luego volvió a su apartamento para dormir.

Su vida era tan monótona. Iba a trabajar de lunes a viernes todo el día con un descanso para comer de 12:30 a 1:15, los sábados en la noche salía con unos amigos al club y volvía a su apartamento con un chico de su brazo para pasar el resto de la noche, en la mañana el chico ya se había ido y Harry podía desayunar tranquilo y solo en su pequeño apartamento, pasaba todo el domingo viendo por su ventana hacia el mar que se veía a los lejos soñando poder vivir ahí por lo menos un año. Pero eso no se podía.

Harry no podía quejarse. Tenía el trabajo de su sueño, era lindo y le sobraban pretendientes de ambos géneros, había visto cosas increíbles para fotografías, había viajado a lugares que mucha gente jamás conocería, su familia lo quería y tenía amigos que lo apoyaban. Su vida podría haber sido calificada como perfecta ante los ojos de cualquiera

Harry sentía que ya no le faltaba nada por vivir, que ya había vivido todo lo que pudo vivir en su vida, que no había nada en ese mundo que esperara por él. Sentía que los años que le quedaba de vida estaban vacíos, sin ninguna gran felicidad o tristeza por delante, sin nada porque esperar y seguir viviendo.

Sentía que todo lo que logro lo hizo en tan poco tiempo que ahorró años de su vida para desperdiciar en lo que quisiera, pero Harry no quería desperdiciar, y no tenia nada que hacer en esos años. Ya no había nada para él.

Esa sensación lo estaba volviendo loco. Esa sensación de no esperar nada, de un vació consiente en tu vida que no sabes con que puedes rellenar. Un vació con una forma conocida y desconocida a la vez y era imposible encontrar algo que lo llenara, algo que llenara perfectamente ese vació en su vida.

Harry recordaba que la fotografía solía llenar ese algo que le faltaba a su vida. La fotografía solía llenarlo más que ninguna otra cosa en el mundo. Pero ahora ni siquiera eso era suficiente para quitar ese sentimiento, no era suficiente para hacer que su vida valiera un poco la pena.

Harry tuvo que pedir un descanso en medio de una sesión de fotos, el dolor de cabeza lo estaba matando. Caminó hacia la sala de descanso y buscó por una aspirina para que le ayudara con el dolor insoportable que sentía, la pasó con un poco de agua y se recostó sobre un sillón descansando su cabeza en el respaldo.

-¿Estas bien?- preguntó Alex. Sus ojos brillando en preocupación y curiosidad.

Harry dio un asentimiento con su cabeza y se puso de pie para volver a la sesión de fotos, esperando que el dolor no atacara de nuevo mientras estaba en su trabajo.

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Harry descansaba en su cama con la vista hacia la ventana de su habitación mirando como el sol se escondía dejando un rastro de colores rosas y naranjas por el cielo. En otro tiempo, Harry lo hubiera fotografiado para pegarlo en su pared junto con las demás fotografías ahí. Pero Harry ya tenia tantas fotografías iguales que pensó que seria un desperdicio de rollo.

En su cabeza rondaban pensamientos de todo tipo. La boda de una de las familias más ricas de la ciudad estaba cercana y habían contratado a Harry para fotografiar el evento; le habían pagado una gran cantidad de dinero por adelantado, del cual Harry no había gastado ni el 10%.

Whisper Of Hope. - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora