[Are you going to Scarborough Fair?
//¿ Vas a la feria de Scarborough?
Parsley, sage, rosemary and thyme
//Perejil, salvia, romero y tomillo
Remember me to one who lives there
//Dale recuerdos a alguien que vive allí
She once was a true love of mine
// A aquella que fue mi amor verdadero.]
- Espérame, por favor.
- Teddy, Teddy, ¿a dónde subiremos esta vez?
Kanato corría emocionado por aquel colorido lugar, abrazado a su inseparable oso de peluche, la pelinegra apenas podía seguirle el paso mientras él pasaba ágilmente entre las personas que allí se encontraban. Se detuvo un momento para recuperar el aliento, apoyándose en sus rodillas levantó la mirada, clavándola en el chico que se alejaba cada vez más.
- Parece que fue un buen regalo traerlo a la feria. – Sonrió levemente, largando a correr una vez más para alcanzarlo.
Finalmente, se detuvo.
- ¡Nee, Nee, subamos allí! - El menor señaló la enorme rueda frente a ellos, con los ojos llenos de brillo sonrió - ¿Te gustaría eso, Teddy?
- V-vale. – La morena revisó sus bolsillos y le extendió un ticket de feria; avanzando hasta la fila para entrar.
- Debe sentirse como volar, ¿no?
- Algo parecido.
- ¿Ya has subido?
- Una vez… Hace mucho tiempo.
La fila que parecía eterna, finalmente se redujo y ambos subieron. Una vez el “carrito” donde se sentaron comenzó a moverse, kanato abrazó con fuerza a su oso.
- Nee, Teddy… - Miró alrededor, cada vez más arriba - ¿Crees que alguien se haya caído de aquí?
- Es posible. – Respondió casi por instinto, disfrutando la vista.
- ¡No te estoy hablando a ti!
- Perdona… - Se disculpó con una expresión triste.
Llegaron a la cima sin problemas, el movimiento se detuvo, dejándolos allí.
- ¡Mira! ¡Definitivamente si alguien cayera de aquí se rompería! ¿Nee, Teddy?
Esta vez prefirió guardar silencio y mirar a otro lado con una leve sonrisa.
- Are you going to Scarborough fair…? Parsley, sage, Rosmary and thyme… Remember me to one who lives…
Ella lo miró de inmediato, anonadada.
- She was once a true love of mine. – Continuó
Esta vez, fue Kanato quién la miró, con una sonrisa.
- Es hermosa, ¿no te parece?
La rueda se movió de nuevo, pero un brusco sacudón los empujó al piso del “carro”, frenándose.
- ¿Qué pasa…? – Se levantó, agarrándose la cabeza y miró abajo. Humo.
- Teddy, ¿Estás bien? – El chico parecía más interesado en el estado de su juguete.
- Kanato…
- ¿Qué?
- Estamos atrapados. Esta cosa parece haberse averiado.