El hombre de la silueta oscura.

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Algo era diferente en la sala aquella tarde, Pierre había estado en repetidas ocasiones en ese lugar y conocía cada rincón de vista, desde la gran puerta de cristal que se abría de par en par, hasta la pared llena de dibujos de personajes de las caricaturas más célebres de la televisión, pero esa tarde era seguro que había algo diferente en la sala, justo en el rincón cercano al sillón que usaba aquel niño con el que Pierre solía charlar –Charlie- se decía Pierre así mismo mientras recordaba al chiquillo con el que pasaba las aburridas horas en el hospital al que su madre llamaba “El infantil”, Charlie ya hacía varias semanas que  no se dejaba ver en la sala donde Pierre se sentaba una vez cada siete días para como le decían todo el tiempo “luchar”.

Los redondos y verdes ojos de Pierre seguían clavados en esa cosa diferente en la sala, una cosa que más bien le pareció una persona, en ese rincón había una silueta oscura, la silueta era la de un hombre alto y bastante delgado, parecía llevar una larga gabardina y un sombrero como los que llevaban los detectives de los libros que tanto le gustaban a Pierre.

La imaginación de Pierre se echó volar, pensó que tal vez si era un detective y buscaba pistas en la sala o tal vez era un doctor con una ropa diferente a la de lo demás. El rubio cabello del Pierre le caía en los ojos y él lo apartaba intentado tener una mejor visión de aquella silueta que se había convertido en un hombre.

Cuando se sacó la mano de entre los cabellos encontró un ligero mechón de cabello atrapado en sus dedos, se comenzaba a caer como la última vez, reunió la valentía suficiente para levantarse y arrastrar el tubo metálico que sostenía aquel botecillo de plástico con su medicina, arrastró los pies hasta llegar a la esquina donde la silueta con forma de hombre permanecía inerte.

-¿Quién es usted señor?- pregunto Pierre.

La silueta que más bien era un persona giró la cabeza en dirección al niño que solo logro ver un rostro sombrío, el hombre parecía tener lentes oscuros y una bufanda, porque su cara era imposible de ver.

-¿También está enfermo usted?- volvió a decir el niño.

El hombre permanecía sin decir una palabra. Pierre persistía parado a lado de aquel misterioso hombre.

-Tu nombre es Pierre.- dijo el hombre.

-Si señor mi nombre es Pierre.-

-No fue una pregunta, lo estaba afirmando.- dijo fríamente el hombre.

-¿Cuál es su nombre?-

-No puede decirte mi nombre niño.- vociferó

-¿Por qué?-

-Pues porque no tengo un nombre en especial, solo puedo decirte que estoy aquí por ti.-

-Recórcholis, ¿Esta aquí por mí? ¿Lo envió Madre aquí? o para que estaría en esta sala tan aburrida.-

-No, tu mamá no fue quien me envió aquí, yo estoy consignado a otra tarea.-

-¿Y qué tiene eso que ver conmigo?- pregunto Pierre incrédulo.

-¡Oh! tiene todo que ver contigo pequeño, estoy en este lugar para llevarte conmigo.-

-Pero ¿A dónde va a llevarme usted?-

-Eso no puedo decírtelo.-

Muchas veces le habían dicho a Pierre que no hablara a los extraños, pero él sentía que aquel hombre que no tenía un nombre en especial no era ningún extraño, sentía que era alguien que lo conocía y de alguna manera él lo conocía también. La mente del niño revoloteaba en posibilidades, conectaba y desconectaba ideas, pero nada lograba con eso, le seguía pareciendo una incógnita el para qué estaba el hombre ahí.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2014 ⏰

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