Andrés Cuesta: Conductor De Huida

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14 minutos y 36 segundos.

El cronometro iba bajando, yo ya no estaba nervioso, había dejado de estar nervioso hace ya mucho tiempo.

Esperaba en ese coche, pasando inadvertido, mirando el clima frio por fuera de mi ventanilla, escuchando lo que balbuceaban en la radio, no le prestaba mucha atención, tenia que estar concentrado.

13 minutos y 52 segundos.

Tenía que salir a revisar que todo estuviera bien cuando restaran 14 minutos, no 15, porqué Pedro es un antisistema.

Sali para fumar y me fije hacia las puertas de aquel centro de celulares, preguntándome que tanto dinero podrían juntar, que más traerían.

Yo no fumaba, pero Pilar me convenció, ella me convenció de muchas cosas, justo ahora, diría que ella fue quien me convenció de entrar a todo esto para empezar.

Recuerdo el primer golpe en el que participe como si hubiera sido solo hace 4 años y medio, porque lo fue, pero si hay algo que recuerdo mejor, es como me reclutaron.

Día de trabajo 4 de marzo de 2015, yo tenía una cita a las 10:00 am, y eran las 9:49 am, estaba en un punto a 15 minutos de mi lugar de trabajo con el trafico actual, pero no estaba dispuesto a llegar tarde, aceleré, esquive todos los autos que pude, quitando a todos de mi camino, y para las 9:59 am estaba estacionándome afuera del complejo de oficinas.

Tras salir de aquella junta, había un muchacho recargado en mi auto, joven, Julio, se llamaba, claro que, para ese momento, yo no lo sabía.

-Eres rápido. -dijo, mientras le daba un sorbo a su café.

- ¿Disculpa?

- Te vi rebasar una patrulla a unas cuadras de aquí, decidí seguirte, y he de decirte amigo, que tienes unos reflejos y unos nervios dignos de un profesional.

Me sentí sumamente extrañado, pero estaba interesado en la adulación.

- ¿Cuál es tu punto?

- Creo que deberías sacarle provecho a esa habilidad tuya.

- ¿Me vas a ofrecer un puesto de chofer de autos de carreras?

- Algo mejor, pon tú número de teléfono en esta libreta, alguien te llamara y te va a contar todo.

Me extendió una libreta en miniatura con un bolígrafo, lo mire con extrañeza, pero por alguna razón confíe en él.

Supongo que por eso comenzaron a mandarlo a el a reclutar gente y dejaron de mandar a Pilar, pues, aunque ella te atrapaba con su sonrisa, su forma de decir las cosas era un poco mas hostil. Julio trasmitía una confianza inmediata, parecía que no mataba ni a una mosca, pero tenía una precisión y una puntería increíble.

-Perfecto, entonces estamos en contacto; señor...

- Cuesta, Andrés Cuesta, dime Andrés. – le extendí la mano.

- De acuerdo Andrés. – me extendió su mano – Julio, Julio Cortez.

Subió a su Harley Division estacionada frente a mi auto y se alejó rápidamente.

Yo subí a mi auto pensando que le había dado mi número a un vendedor de autos o a un vendedor de boletos para alguna experiencia con autos de carreras.

Y volví a casa, ese mismo día en la noche, tras llegar con mi esposa y mi hijo, los salude, llego la hora de cenar, Enrique me contaba su juego de futbol con sus amigos, yo reaccionaba de manera natural, con ligera hipérbole.

Conductor De Huida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora