Capítulo 1

103 7 1
                                    

Bueno, después de casi 3 años de inactividad he aprovechado esta cuarentena para publicar. Esta historia la tenia en mi mente desde que estaba escribiendo "¿Puedes amar sin lastimar?" pero pues solo se ha quedado en mis pensamientos hasta ahora. También he retomado la continuación de la tercera parte del fanfic ya mencionado, solo que en este momento me enfocare en este ahora. Tenia pensado esto como un One-Shot o un fic muy corto de dos capítulos, pero conforme fui escribiendo supe que no podía limitarme a esa cantidad. Al menos como mínimo unos 6 capítulos. Espero y les guste.

Nota: Los personajes no son de mi autoria, todos (sino es que la mayoría) les pertenecen a la escritora Suzanne Collins. 

Otro ciclo escolar comenzaba, un nuevo semestre. Y, quizás una nueva oportunidad para el joven Cato Lungwid para poder ingresar al equipo de fútbol americano de la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Se encontraba ya en su quinto semestre, lo que significaba que había acabado el tronco común. Por tanto, ya no compartiría grupo con otros estudiantes que no fuesen de su licenciatura.

El chico había anhelado que este día al fin llegara, puesto que le desagradaba mucho los estudiantes de filosofía que estaban en su grupo. Argumentando que olían siempre a hierba e iban vestidos como si de hippies se trataran. Así como tampoco soportaba a los arrogantes chicos de la carrera de Historia por hacerse los intelectuales. Presumían tanto de su licenciatura, al grado de que Cato más de una vez haya querido lanzarles uno de los pupitres en la cara.

Aunque de cierto modo, se podría decir que en el fondo, lo que le molestaba era que ellos estaban estudiando lo que realmente querían, a diferencia de Cato. Cuando recién egreso del bachillerato, había intentado ingresar a la facultad de Medicina. En su segundo intento, volvió a intentar en la misma licenciatura, así como también en la facultad de Derecho, en caso de que no quedara seleccionado. Era algo que también le llamaba la atención estudiar. Fue rechazado en las dos. Hizo un último intento, ahora en tres licenciaturas diferentes, dos de las ya mencionadas y la otra en Docencia de las Matemáticas, que, era su ultima tercera opción.

Pues como decía su madre "Siempre debes tener más opciones que caso de que no resulte la primera". Y, ser docente era algo que también tenía contemplado ejercer, pero era la que menos deseaba. Para su buena suerte, esta vez fue aceptado en la universidad. Pero fue rechazado en medicina y derecho. Por lo que, la carrera que estudiaría seria docencia.

Ya no tenía deseos de seguir intentando, creía que estaría perdiendo el tiempo y dinero intentando algo que, ahora sabia, era imposible de lograr. Además de que ya había perdido dos años sin estudiar, y que pensaba que sus mejores años se estaban desperdiciando.

Así entonces fue que tuvo que estudiar, entre todas sus opciones. La que tenía en último lugar. Decidió aun así dar lo mejor de sí mismo, quien sabe. A lo mejor termine gustándole más de lo que podría haber imaginado. En su tercer semestre, se había formado un nuevo equipo de fútbol americano y pasaron al aula para invitarnos a formar parte del equipo.

Cato desde luego estaba emocionado. Si había algo que también le gustaba mucho al chico eran los deportes.

Se presento para las audiciones, donde entreno con otros 100 estudiantes que querían entrar. Todos mostraron sus habilidades y destrezas en el campo, de algún modo todos se miraban muy buenos. Incluso parecía que se hubieran preparado para esto antes siquiera de entrar a la carrera. En eso el joven y apuesto rubio estaba en desventaja. De todas las personas que se presentaron, solo admitieron a 38. Cato no estaba incluido. Con desgano, se acerco al entrenador y al capitán del equipo a preguntar.

—Disculpe —Se dirigió al entrenador con una voz algo elevada de tono, pero sin ser irrespetuoso—. Quisiera saber ¿Por qué no fui aceptado en el equipo?

Terrón de azúcar amargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora