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¡Crac! El sonar no sólo le produce miedo, sino un extraño sentimiento de placer. Se levanta entre risas y llantos. Al tiempo su compadre se dispone a sumergirse entre sus cobijas y rogar que todo hubiese sido un sueño.

¿Nunca se pusieron a pensar lo sádico que puede ser el humano consigo mismo? En teoría, el hombre está destinado a cumplir con ciertas normativas, sin importar la religión o comunidad a la cual pertenezca, que le permite vagar por el mundo e interactuar con otros como él. Es que, las relaciones para los humanos son de vital importancia, porque de alguna manera, estas les permiten poder ser recordados en un futuro, dejar una huella. Retomando la pregunta inicial, entonces, ¿por qué el hombre suele realizar actos que lo perjudican, lo destruyen y hunden en la miseria? ¿Será ésta una nueva forma para ser memorable en la historia?

Mañana es el primer día de clases de Billy, está muy emocionado. Sus piernas vibran debajo de la mesa, haciendo que ésta se mueva constantemente.

—¡Billy! Ya para, por favor, que vas a tirar algo —lo presiona su mamá.

El niño, sin poder controlar sus impulsos, comienza a aumentar la frecuencia, logrando que todos los utensilios de la mesa tiemblen cual terremoto.

—¡Billy! Te he dicho que la termines. —Golpea la mesa y mira a su hijo.

La fuerza escala de tal manera que todos los vasos derraman su contenido. Billy ya sabe lo que significa el tono de su madre, aunque no le presta atención. Agarra las puntas del mantel y tira fuerte, generando que los platos de fideos con salsa de tomate y queso vuelen por los aires y caigan por todo el lugar. Todo sucede en segundos.

—¡Te me vas ya mismo a tu dormitorio sin cenar! —Claudia, se levanta de su silla con su vestido teñido de rojo, y le señala con su brazo las escaleras.

—Te me vas ya mismo a tu dormitorio sin cenar. —El niño la remeda en tono burlón.

La mujer se saca su calzado, tacón aguja, y lo amenaza. El chico, ya acostumbrado al carácter de su madre, se ríe y se retira hacia su cuarto.

Faltaban ocho horas, pero él ya tenía pronta la mochila, los lápices y cuadernos. Además, su ansiedad era tal que hasta se fue a dormir con el uniforme recién comprado.

Minutos más tarde hay un apagón general en la casa. Claudia aún enojada, sube para cumplir su papel de madre. Sin tocar la puerta, la abre, ésta rechina suavemente. Acuesta al chico, lo tapa, y le da un beso en la frente. Antes de irse, le saca el celular y le apaga la internet.

—Duérmete temprano —le exige y se retira cerrándole la puerta, pero dejando una pequeña rendija entre esta y la pared.

—Sí mamá —contesta dándose media vuelta y tapándose toda la cabeza.

—Buenas noches. —Apaga la lámpara.

Al cabo de unas horas, una pequeña luz se enciende entre las sábanas del niño. Eran las cuatro de la mañana y seguía despierto. Consideraba que, si se quedaba jugando al Call of Duty toda la madrugada, podría llegar con todas las energías al colegio o por lo menos saber cómo dispararles a sus compañeros. Lo que viniera primero.

Su cuarto era como un tanque de guerra, le encantaba pensar que en algún momento el mundo se iba a acabar, por lo cual solía guardar "provisiones" en un pequeño cajón debajo de su cama. Estas eran un conjunto maloliente de snacks vencidos, CD rotos, y un cuchillo. Sí, lo último fue agregado recientemente por ver la serie The Walking Dead, del cual era muy fanático. Se había visto todas las temporadas, y hasta tenía cinco pósters colgados alrededor de su cama.

A pesar de contar con toda la lista completa de planes para esa noche, al momento de sentar cabeza contra la almohada, sus párpados fueron sus enemigos más grandes y le terminaron venciendo la jugada.

A New Beginning (CUENTO CORTO TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora