Primera Vez

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-Tocáme, acariciame, hazme tuya.

Menciona la rubia dejándose tocar por la morena quien paseaba sus manos por el cuerpo de la chica que tenía corralada contra el azulejo del baño.

-No era necesidad que lo dijeras, serás mía cada vez que yo lo deseé.

Susurra de forma sexy mientras muerde su lóbulo de la oreja de la menor, así mismo aprieta uno de los pechos contrarios provocando que esta solté un fuerte gemido en alto.

Las dedos de la chica morena se ingresaron sobre la entrada de la boca de la rubia provocando que esta los lamiera poniendo de su parte demasiada humedad.

Al retirarlos los colocó delicadamente en la vagina de la rubia acariciando su clitoris con tanto entusiasmo, así mismo colocó su lengua en esa zona permitiendo que los gemido se hicieran aún más presentes.

La morena amaba besarla, era como estar en el Olimpo una verdadera orgia entre dioses.

Los gemidos eran suaves, engonaban dulces melodías que enloquecian a la contraria. Provocando que no parara al realizar sus movimientos.

-Mmm... Delicioso.-Mencionó enseñando como aquel líquido vaginal se mezclaba con su propia baba. Era como morder una pizza con bastante queso y apreciar como este ingrediente se estiraba tan largo. De ese tamaño se encontraba su conexión.

La rubia sonrió para sí misma mirándome para después colocar su propio dedo en sus labios.

-¿Por qué no colocas esos dedos dentro de mí? Y depositas tu boca con la mía.

Sin duda había sido bastante exitante para la morena que no dudo en introducir sus dedo índice y dedo corazón o mejor conocido como "dedo central o del medio" justamente en su entrada provocando que esta soltara fuertes gemido de sentír aquellos dos meneandose en su interior.

-S... Sisissi.

Sus propias manos se colocaban en sus pechos apretandolos ella misma para hacer más exitante su momento. Yo al verla retiré mis dedos y los introducí a mi boca chupandolos con lujuria.

-¿Quién te dijo que podrías tocarte a ti misma?

-N...Nadie.

-Exacto, así que no lo hagas sin mi autorización.

Dicho aquello volví a introducir mis dedos de un golpe sin prepararla mentalmente. Pará después menearlos en círculos sintiendo todo su interior.

Yo estaba de igual forma mojada, por sus sonidos que emitía. Tomé su mano posando la en uno de mis pechos para que ella disfrutará apretandolos a su gusto.
Ambas gritabamos el nombre de la otra nos hacía sentía sentir bien al realizar aquellos actos.

Gemidos tan fuertes se podían escuchar, incluso podríamos decir que hasta sus voces en gritos y gemidos atravesaban las paredes que las rodeaban.

Aquella jamás pensó que su primera vez fuera a ser de esa manera. Verdaderamente no sabía cómo sentirse con ello pero le había fascinado.

-S...SeulGi...no puedo más.

-Yo sé que puedes, vamos hermosa, dame más.

-Y...yo.

Ambos cuerpos cayeron a la cama, una sobre la otra separando poco a poco las piernas de la mayor que en este caso era aquella quien no podía controlar sus gemidos y por cualquier rose simplemente dejaba escapar algo como si todo el mundo quisiera escuchar aquellos sonidos que emitía por gusto y placer que la chica le daba.
Los besos de la morena ya estaban sobre los labios de la contraria con el fin de hacerla callar de alguna manera. Debido al lugar donde se encontraban no contaban con ningún juguete sexual por lo cual pudieron disfrutar con mayor intensidad sintiéndose para sí mismas una con la otra.

No controlaba su sistema, así que simplemente dejó escapar un poco de líquido anunciando su corrida. La morena sonrió para sí misma y antes de cometer un acto sexual decidió admirar el rostro de la chica sabiendo que ya nunca la volvería a ver.

-Fuiste una buena experiencia querida.

Su tono de voz simulaba a un cántico como aquel coro de alguna iglesia. Provocando que la rubia simplemente cerrara sus ojos cayendo profundamente dormida ante él cansancio.

La morena continuó divertiendose con besos, mordidas y lamidas al cuerpo sudado de aquella que descansaba.

Unas Copas Más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora