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La sonrisa de los niños me hacía sentir en casa, ¿estaba feliz? como nunca antes, este lugar era maravilloso, aquí nadie me tomaba fotos, no era perseguida por la prensa porque nadie sabe quien soy realmente, bueno, quien yo suponía que era, cuando encuentre a mi familia y todo esto pase quiero venir aquí, el mundo de los humanos es demasiado hipócrita comparado con este mundo.

-Puedes cantar otra canción?-. Gritó aquel niño de la barita. Era tan tierno.

-Lo siento, pero tengo que irme-. Todos los niños comenzaron a chillar y Tessa me hizo señales para irme.

- La próxima vez volveré a cantarles, lo prometo-. Me levanté y me dispuse a ir a la plaza central cuando vi a Matts a unos cuantos metros de mi, parecía estar cansado.

-¿Ya es hora?-. Dije acercándome a él pero lo noté algo distraído, creo que no ha escuchado lo que acabé de decir.

-¿Matts?...

-A si, es hora vamos-. Me extendió la mano y la tomé dedicándole una sonrisa, en mitad de la plaza habían levantado varias carpas, había una mesa larga con varios postres y bebidas, todos se acercaron al escenario y Matts subió al lugar llevándome con él, eran muchas personas las que estaban ahí así que respiraba pausadamente para no ponerme nerviosa.

-Como todos saben-. Comenzó Matts a relatar el discurso que vino estudiando desde ayer. - Hoy es un día muy especial, hoy, en frente de la diosa Luna que tiñe al astro con su sangre, se les revelará a sus mates, los seres que los acompañarán y amarán por el resto de sus vidas, espero que todos puedan ser felices a partir de ahora-.

Como Kara me indicó debía decir unas palabras y me ayudó un poco a elaborar un pequeño discurso.

-Que esta noche todos ustedes puedan alcanzar la felicidad y conozcan a sus mates, eso es lo que Matts y yo esperamos de todo corazón-. Sonreí una ultima vez, todos aplaudieron y bajamos del lugar, a nosotros se nos acercaron varias personas pero estaban interesadas en hablar solo con Matts, así que me aburrí enseguida.

-Matts...

-¿Si?

-Iré a tomar algo, enseguida regreso-. El asintió, caminé hacia la mesa, había todo tipo de bocadillos, quería probar algunos pero no tenía lugar en el estómago, aun estaba algo nerviosa, así que tomé un vaso con un líquido blanquecino, cuando lo bebí pude asegurar que era jugo de naranja, por suerte no sentía la presencia de licor, no soy muy buena tomando, con decir que no soporto ni el sabor de la champaña, es muy agrio, pero esta bebida estaba bien así que mientras miraba a todos lados, como las personas se desesperaban y contaban los minutos me tomé unos cuantos vasos más.

-Veo que le agrada esta bebida-. Giré mi rostro hacia el lugar donde provenía la voz, se trataba de un hombre alto, piel oscura, cabello corto.

-Si, el sabor es neutro-. Dije tratando de no parecer tan amigable, odiaba conocer gente nueva, era demasiado antisocial.

-Es una bebida poco usual, El viejo cazador lo llaman-.

-¿El viejo cazador?

-Si, los ancestros la bebían para soportar los fríos de las eras pasadas, ahora es un licor muy famoso por aparentar no tener nada de alcohol y sin embargo, ser uno de los más fuertes que existen-. Esperen...¡Uno de los más fuertes!

-Esta bebida... ¿tiene alcohol?-. Pregunté algo sorprendida.

-Si, una persona experta en licores no aguantaría no más de dos copas-. Me miró a los ojos y creo que dedujo que no sabía que esa cosa tenía alcohol.

-¿Cuantas copas ha bebido señorita?

-Gracias por avisarme, esta es la primera copa, ahora tendré precaución-. Lancé una sonrisa fingida, no se si trataba de convencerlo o convencerme a mi de que no me pasaría nada luego de haber bebido seis vasos, pero no era para tanto ¿verdad?, considerando que nunca antes me había embriagado, este no era ni el momento ni el lugar, tenía miedo de balbucear algo indebido, salí de las carpas y había un pequeño parque, caminé hacia una banca, aun no estaba mareada, tenía que tranquilizarme, respire profundo varias veces, miré al cielo y era hermoso, podía ver la Vía Láctea y la luna, era roja como una rosa, hacía un poco de frío pero era soportable, me di cuenta de que comencé a perder la conciencia --El licor a empezado a hacer efecto-- y solo cerré los ojos.

Cuando los volví a abrir seguía en el mismo lugar, ahora hacía más frío, no estaba segura de cuanto tiempo había estado dormida, pero la bulla de las carpas me aseguraban que aun no acababa la fiesta, traté de levantarme de un solo movimiento pero mis zapatos no ayudaban y caí al suelo, todo comenzó a dar vueltas, estaba en uno de esos juegos extremos y no me podía parar, bendije al cielo por no haber comido nada sino todo hubiera regresado por donde entró.

Intenté pararme una segunda vez pero no tuve éxito, mi cabeza daba más vueltas así que solo me quedé ahí, al menos hasta que mi cerebro aterrice. Los recuerdos volvieron, todo, mi abuela, Einar, la búsqueda de mis padres, la razón por la que estoy aquí, quería llorar pero no era para tanto, sentí una mano en mi hombro, levanté la mirada y me encontré con los hermosos ojos de Matts. ¿En verdad lo amaba o era un simple juego?

-Giselle... ¿estás bien?-. Asentí con la cabeza, sabía que con lo mareada que estaba no conseguiría nada más que hacer el ridículo pero ya era tarde, Matts intentó pararme y enredé mis brazos en su cuello, esta vez si pude levantarme, pero estaba tan cerca de sus labios que por un momento yo... pensé en besarlos, la idea voló lejos cuando recordé mi simple posición así que solo lo abracé y tenía tanta tristeza que el lo notó.

-Quiero bailar-.

-¿Qué?-. Me miró a los ojos y bajé la mirada, no tenía derecho a apreciar su belleza.

-Quiero bailar-.

-No hay música Giselle-. No podía pensar claramente ¿Por qué me decía Giselle si mi nombre es Mira?

-Yo la hago...-. Me importaba muy poco lo que pase ahora, sabía la letra de una canción así que la cantaré, me importa muy poco si no le gusta.

War of hearts, comencé a cantar war of hearts, por alguna razón mi cuerpo se sentía mas liviano, comencé a danzar de un lado al otro sin dejar de cantar, cuando acabé la letra estaba a unos cuantos metros de Matts, intenté caminar pero tropecé y antes de chocar con el suelo él me detuvo.

-Giselle...

-Quiero ir a casa...-. Me apegué a su pecho y cerré los ojos por un instante, parecía que pasó tan solo un segundo pero cuando volví a abrirlos estaba en el auto, Matts estaba conduciendo y estaba cubierta por una manta así que solo cerré los ojos de nuevo.

Luna Perdida (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora