Coffe and love

1

Sábado.

                    Nathanael Black:

Abro los ojos y suspiro, penúltimo día de vacaciones, ya pronto empezaremos de nuevo las clases y no estoy preparado para volver, igual no es la gran cosa, no soy el popular ni tampoco el que sufren bullying, soy como un fantasma y eso es bueno. Este es mi penúltimo año antes de graduarme y luego está lo mas difícil, elegir una universidad, claro está que primero tengo que elegir seguir algo que me guste el problema es que no me gusta hacer nada.

Me detengo al final de las escaleras y escucho a mi padre hablar con mamá, que raro que el este acá, debe dejarle dinero porque ese es el único motivo por el que mi madre mantiene el contacto luego de enterarse que la engañaba con su mejor amiga, desde hacía años. Recuerdo que se fue cuando yo tenía diez años. Suspiro y camino hasta el refrigerador para sacar el jugo de naranja y luego hasta la alacena para sacar un vaso, dejo todo sobre la mesa y le doy un beso a mamá e ignoro a mi padre para seguir sirviendo mi jugo y volver la garra al refri.

-- Mamá en la tarde me iré un rato —Hable mirándola por el rabillo del ojo.

-- Está bien, solo mantenme avisada de lo que vayas hacer – Sonrió de la forma que siempre lo hacía cuando ella sabía que necesitaba salir.

-- No puedes hacer lo que se te dé la gana como si tuvieras dieciocho años Nathanael – Esta vez hablo mi padre.

Me limite a mirar a mamá y observar su cara de “no pelees por favor” sonreí ante su expresión y negué, termine mi bebida y lavé el vaso ignorando el comentario de papá, toque mis bolsillos y sentí mi teléfono y la cajetilla de cigarros en la otra, tome uno y lo puse sobre mi boca, toque los bolsillos traseros y saque el encendedor, mire otra vez a mamá y sonreí.

-- Hasta luego madre, volveré en un rato – Sentencie besando su cabeza.

-- ¡Por dios Nathanael! – Suspiro con frustración papá – No me estés ignorando niño maleducado ¡Soy tu padre!— Grito deteniendo mis pasos – Aparte no me gusta que fumes asique te lo prohíbo—

Gire mi cuerpo hacia él ignorando la mirada de mamá y sonreí cínico –Tú no eres mi padre, solamente eres el imbécil que fecundo a mi madre – Me acerque a él – Soy “maleducado” por tu culpa ya que tú me enseñaste hacer así y no tienes derecho a prohibirme nada porque tu no mandas en esta casa, solamente eres un invitado –

Observe como se levanto de su asiento y supe perfectamente lo que me esperaba, la diferencia es que ya no era un niño indefenso y ya no lo consideraba mi padre, por esa razón esta iba hacer una pelea en la que ninguno de los dos iba a salir victorioso o tal vez si. Observe como apretó su puño y su vena de la frente se estaba marcando.
Cuando lo tuve en frente volví a poner mi rostro vacio

-- ¿Por qué no te vas? Creo que te está llamando tu zorra—Sonreí nuevamente y observe como levanto su puño.

Pero el golpe nunca llegó simplemente lo dejo en el aire, lo observaba sin una pizca de miedo y eso fue lo que lo detuvo o tal vez fue el grito de mamá, optare por la segunda opción.

-- Harold si lo tocas juro por dios que llamare a la policía no tienes el derecho a golpearlo, ya no, asique deja el dinero y lárgate de una buena vez – Hablo mamá posicionándose frente a él.

-- Ya sé de dónde saco lo maleducado—Papá se corrió un paso atrás – Esta bien me iré, pero no te daré más dinero para él, al fin y al cabo solamente fui el que te fecundo – Camino hasta la puerta de entrada y la abrió girándose hacia nosotros –Adiós a los dos—Finalizó.

-- Espero y no vuelvas más—Escupí

Salió dando un portazo y me limite a observar a mamá que estaba con los ojos cristalizados y ahí lo supe, la había cagado y mamá iba a pagar el precio de mi error. Tome su barbilla y seque las lagrimas que se escapaban por sus mejillas, sonreí a lo que ella también lo hizo, me limite a abrazarla sintiendo sus sollozos. El dinero de Harold siempre nos hizo falta y ahora que no lo tenemos lo íbamos a sentir más.