El cielo era de un celeste apagado que comenzaba a mancharse de anaranjado. Era un día caluroso de otoño y disfrutaba la visión de mi mejor amigo durmiendo cerca mío sobre el suave y denso pasto. Levanté mi cabeza un poco para verlo a la cara... simplemente perfecto. Su pecho se movía profundamente con cada respiración, su boca un poco abierta, su gesto relajado, sus espesas pestañas descansando sobre sus hermosos pómulos.
Acerqué mi mano a su pecho para sentir el calor emanar de su cuerpo y la paz de su alma se apoderó de mi. Podía sentir su corazón palpitar más fuerte con mi toque. La sensación de bienestar que recorría mi cuerpo junto a su calidez comenzaba ya a acelerar mi corazón que bombeaba sin parar llevando la sangre hacia abajo en donde ya se empezaba a notar mi erección. Levanté las rodillas para disimularlo y miré a Nico, pero él aún tenía sus ojos cerrados.
Me arrimé a él y disfruté de la sensual imagen de mi amigo durmiendo a mi lado. Me relajé y dejé caer mis párpados para transportarme en un intenso sueño junto a la persona que amaba en secreto y no podía tener.
ESTÁS LEYENDO
Todo tu amor
RomanceDespués de 8 años, Javier sigue tan enamorado de Nico como la primera vez que lo vio cruzando la puerta del aula. Se conformó siempre con ser sólo su amigo, sin embargo en el último año del secundario, las circunstancias comenzaron a cambiar para lo...