El comienzo

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23 de febrero 2019

Era un día cálido, estaba fuera de la ciudad donde vivía, aun no sé cómo fue que me invitaron a una boda siendo que apenas y hablaba con aquella chica, me sentía mal, el resfriado y mis alergias se apoderaron de mi gracias al entorno de fumadores en el que me encontraba, no lo sabían, pero tampoco quería abusar de su amabilidad.

Decidí lanzar una mentira piadosa, un compromiso necesario, que no existía, viaje 40 minutos en camión con el fin de llegar lo más pronto posible, mi compañera de piso no estaba en el departamento y me disponía a dormir todo lo que quedara. 6, 7, 8 pm, mi teléfono sonó al máximo de su volumen, como siempre suelo tenerlo, Luis, uno de mis mejores amigos, de los únicos que habían quedado después de aquel fin de semana donde todos decidieron ir a su ciudad de origen, su mensaje era simple, una compañera nuestra nos estaba invitando a pasar un buen rato en un lugar que no conocíamos, parecería extraño, pero ninguno salía sin el otro, nuestra amistad, casi como una hermandad nos daba pie a tantas experiencias, pero ese día, fue especialmente importante.

Se dieron las 9:30, no teníamos ni idea de donde nos encontrábamos, habíamos decidido caminar a aquella cantina, ambos con suéter y chaqueta, sabiendo que nos esperaría una noche larga y divertida, aunque no supiéramos cuanto en ese momento, pedimos un auto a nuestra dirección en desesperación a que no encontrábamos el camino adecuado, llevábamos ya 2km sin un rumbo fijo apropiándonos de la calle, riendo, siendo nosotros mismos.

Llegamos, la cuadra, ese era el nombre de la cantina que se encontraba frente a nosotros, no sabíamos a donde tendríamos que dirigirnos, estábamos solos contra el mar de gente que pensábamos pasar, no fue del todo así, al menos no en ese momento, subimos a la terraza del local, la música era muy agradable, reconocimos a Gabriela, nuestra compañera, junto a ella 3 chicas más, hice mi mayor esfuerzo por aprenderme sus nombres, estaba interesada en conocer a la gente de esta ciudad, Denisse, Mariana y Adriana , ese último siendo más que familiar para mí, no sería ningún problema dejar que ese nombre entrara en mi mente, las saludamos  para luego presentarnos sin más, no era complicado empatizar con ellas, Denisse, frente a mi seria quien podría iniciar la conversación por culpa de un pin de Voldemort en su bolsa, obviamente, pregunta rompe hielo, que casa de Hogwarts eres, todos respondimos la pregunta, notando que los Hufflepuff éramos tres en esa mesa, Adriana , Luis y yo, los tres con actitudes que se prestan a conversación siempre, no podre excusarme mucho de que la siguiente pregunta que hice era obvia, ¿Calle o poche?, con el simple hecho que supieran quienes son mis ganas de entablar conversación crecerían, pregunta trampa si podría decirse.

Pedimos alcohol, una jarra con el complemento de tequila como embriagante, sin antes también antes pedir una ronda de tarros para todos, un "hasta el fondo" no tardo en escucharse, me tomo las cosas en serio así que terminé hasta la última gota, al bajar el tarro vi, que esa chica tan extrovertida seguía conmigo, Adriana , las únicas en cumplirlo, las que van a por todo o no van en absoluto.

Mi mano derecha, la portadora de un anillo con una figura esperanzadora y cierta, el árbol de la vida, un símbolo que marca una decisión de miles posibles, un símbolo de aventura, aquella chica, menciono el si podía verlo de cerca, viendo la importancia de mi anillo decidí simplemente acercar mi mano, la tomo de la manera más natural posible, con una seguridad que transmitía inmediatamente un escalofrió a quien lo notara, lo acaricio y le dio un beso a mi mano, no mentiré, mi pulso se disparó, sentía la adrenalina, nadie, jamás, había hecho tal acción por mi anteriormente, una risa nerviosa salió de mi sin poder tener control de ella, suspiros de mi parte y risas de la suya, no tardo en cambiar de lugar con Denisse, ahora aquella chica que había quitado mi aliento, la que me hizo vulnerable estaba frente a mí, no con un motivo ajeno a aquel de conocerme solamente, pero, sé que ambas notamos la química, la atracción.

La música y su volumen ayudaron a la cercanía de nuestra conversación, siendo esta que ahora estaba sentada junto a mí, hablándome al oído, siendo amigable con alguien que apenas acababa de llegar a su vida.

La música también se prestó para poder bailar, las únicas en pista, con varios tragos encima pero más que sobrias, hubo canciones que cantamos a todo pulmón, pero desconocidos-Mau y Ricky se convirtió en el desgaste de mis cuerdas vocales, cercanas, bailando, la volteé hacia mí, me acerqué peligrosamente, ambas lo queríamos.

Un beso lleno de deseo, de timidez y seguridad al mismo tiempo," A ti te tengo que volver a ver, solas" profesó al separarnos, no fue el último, si no el comienzo de muchos más, hasta que un amigo, una persona que, si quiera recuerdo su nombre, invitado por ella, desvió su atención, sé que yo haría lo mismo en su situación, pero parte de mi quería seguir teniéndola entre brazos, moviendo sus caderas al compás de la música.

No fue impedimento tampoco, para que su instinto, nuestro magnetismo siguiera su curso, bailo conmigo, me bailo, siendo ella la que dirigía con una canción de un género que simplemente dan ganas de moverte hasta no poder más, había videos nuestros, que delataban la mirada de nuestros ojos al conectarse.

Llego la hora de marchar, pero ninguno estaría dispuesto a dejar la noche así, a excepción de aquel amigo que termino siendo alguien quien no tomo mucha relevancia en la historia, tomamos dos autos por la cantidad de personas que éramos, íbamos a una reunión de nuestros mismos compañeros de facultad, más grandes que nosotros, pero con la misma madurez, en el transcurso, pareció ser lo más natural del mundo entrelazar su mano con la mía, estaba cansada y su hombro resulto ser mi lugar de descanso favorito a partir de aquel momento, temía que se separara con una mirada de asco en sí, pero no sucedió, no aunque fuera lo probable a suceder.

Llegamos presentamos a nuestras amistades las nuevas personas que llagaron a nuestras vidas, jamás separe mi ser de Adriana , tal vez no estábamos besándonos todo el tiempo, pero para el resto eso era básicamente todo lo sucedido, mi chaqueta, sabiendo que ella tendría frio, llego a parar en ella, debo admitir que la luce mejor que yo, recargadas en un auto, su mano recorría mi cintura, mi cadera, sé que subía la temperatura, pero pude notar que sus intenciones no iban más allá del bolsillo trasero de mi pantalón, como si de una pareja nos tratáramos, algo que no molesto ni a una sola célula de mi ser, era tarde, Mariana, sin poder encajar del todo, decidió marcharse sin ellas, parecía ser que no era la primera vez que sucedía algo parecido, no dimos importancia y seguimos hablando, eran las 3 am, teníamos que volver, fue ahí, donde el departamento, ese que sé que estaba vacío a falta de mi compañera, se convirtió en opción, un amigo nuestro ofreció su movimiento para ahorrar en como moveríamos parte de nuestro grupo, bastantes ya éramos, así que no quedo de otra que pedir que Adriana fuera en mi regazo, no diré mucho más, sé que tal vez el control de mis manos no fue el más adecuado, sí sé que fue bueno.

Llegar al departamento no fue un reto, en cuestión de minutos estábamos ya en la puerta, abriendo así mi hogar a ellos, Luis se encargó de que nuestras amigas se sintieran cómodas, llevaba un rato ya con la frase "tengo hambre" siendo mencionada cada que una más hablaba, decidí hacer hotcakes, un método que hasta la fecha, en nuestras temporadas de ebriedad suele ser salvador, Adriana ofreció su ayuda, la cual yo quise más como compañía, sentada en la barra, a mi altura y un poco más, comernos no estaba en el menú, pero marco un momento de pasión que atesoro, si, un par de tandas se quemaron por culpa de mi nuevo vicio, nos dejamos llevar un poco demasiado por ello, ahí fue cuando pidieron el auto que las llevaría a casa, no iba a permitir que ella saliera de mi mundo tan fácilmente, pedí su celular, puse mi numero en el, dependía de ella si quería seguir con lo que acabábamos de comenzar, A ti te tengo que volver a ver.

Esa noche, podrá sonar extraño, pero la soñé, soñé todo lo que ahora estamos viviendo, con el pequeño detalle que amar no era más que una fantasía en mí.

AmandoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora