febrero 2019
Entre añorar sus labios y pensar en ella, mi mente a olvidado cualquier otra persona, se apodero de mis pensamientos, "Auxilio, ni yo ni mis labios dejamos de pensar en ti" fue una gran apuesta el escribir ese mensaje sin tener ningún antecedente de su parte más que esos besos desesperados y torpes de la noche y el alcohol. Al contrario de lo que pensaba, me respondió tan solo 20 minutos después, simplemente concordando con mis palabras; aquella noche dejamos que nuestros mensajes nos desvelaran hasta el amanecer, seguíamos pendientes de la otra, no fue más que cuestión de tiempo para que Morfeo nos obligara a caer en sus brazos, por mi parte con el celular en el pecho.
Hemos hablado constantemente, debo admitir que mis frases en línea son muy atrevidas, pero al menos dejo en claro que mi intención es repetir lo que aquella noche vivimos.
Los mensajes pasaron a no ser suficiente para entendernos, quería escuchar su voz, verla, cualquier cosa que me hiciera sentir que estoy con ella al menos a la distancia, tan solo llevábamos 2 días mensajeando, pero la importancia radica en las horas pegadas a la pantalla de mi celular y a los suspiros que soltaba de vez en cuando a ella.
Una de esas llamadas, entre risas y anécdotas, Adriana notó algo que la verdad no le daba importancia en el momento. - ¿Estas cenando cereal? - Me dijo con un tono que denotaba la emoción en sus palabras. –Sí, de chocolate, ¿Por qué? - Le respondí al mostrar una de las cucharadas de cereal de bolitas que en ese momento disfrutaba tanto. – Porque yo también estoy comiéndolo, mira- Mostró el plato donde se observaba el contenido que casualmente era el mismo que el mío. Tomó una foto de ese momento, ese día donde coincidimos en la más mínima de las oportunidades, se volvió un recuerdo que atesoro.
Esa misma noche, tenía ideas que plasmar, que contar; un boceto digital que denotaba mi poca habilidad al crearlos, se lo mencioné con toda la ilusión del mundo "dibújame" mis pensamientos pararon en seco, solté un sí inmediatamente, ella, quería que ella fuera la primera musa de mis dibujos, la razón. Desde ese entonces, yo sabía que significaría el mundo para mí.
No todos eran días buenos, la tristeza era parte diaria de mi vida, un proceso de adaptación al estar lejos de todos y todo lo que antes conocía, una aceptación a mí misma, una lucha constante. Mi mente me llenaba de pensamientos oscuros, de lágrimas, no importaba la luz, natural, artificial o ausente, siempre había una razón por la que salían. Uno de esos días, decidí no guardarlo todo, decidí que no cambiaría nada si seguía sola, Adriana me arropo completamente con su comprensión, con su valor y su sonrisa, estaba protegida.
Era momento de ir por la despensa, había pasado tiempo desde la última vez, mi compañera y yo, sin ganas, pero obligadas por el vacío de nuestros gabinetes, emprendimos la pequeña caminata al supermercado que quedaba a 3km de nuestro hogar en ese entonces, salí no sin antes mencionarle mi plan a mi niña, no sin antes decirle que había optado por reunir todas mis fuerzas y salir de las sabanas que cubrían mi cuerpo entero, que escondían mis lamentos. No tarde más de 5 minutos para recibir una llamada a mi teléfono. –Leslie ¿Dónde estás? - Era Adriana, esa voz ya era familiar a mis oídos. –Estoy apenas en la esquina de donde vivo, vamos en camino- dije tratando de calmar su voz, se notaba exaltada. –No te muevas, voy para allá- esa fue la última palabra que escuche antes de que colgara, dejándome con una duda, ¿Por qué? El buscar una explicación era la única cosa que podía pensar, al dejar de caminar, obedeciendo, mi roomie sinceramente se notaba que no entendía la situación, si yo no sabía nada, ella menos.
Estaba algo pasmada, no sabía que acababa de ocurrir, pero solamente le dije que vendrían por nosotras, que Adriana nos llevaría. Creo que esa fue la primera vez que ellas se encontraron en persona, el pasar detrás de mí en una video llamada no contaba directamente como una presentación.
Se orilló para abrirnos la puerta de aquella van gris que después vivió mil aventuras con nosotras en ella, lo primero que encontré fueron sus ojos, esos ojos llenos de vida que transmiten todo al crear contacto con ellos. –Sube, anda- Solo sonreí a sus palabras e hice lo que me pidió, en sus manos, antes de arrancar, se notaban tres dulces, tres de los cuales se notaba por medio de nuestras llamadas que tomó atención a los detalles, eran aquellos que siempre estaba disfrutando al hablarle, quería subirme el ánimo y vaya que lo logró, capture el momento, lo tuiteé, esa chica sí que sabe ganarme, el resto fue muy divertido, buscar cada artículo de nuestra lista, con una opinión nueva, como una bocanada de aire fresco, solo risas y diversión me causa recordar ese día.
Nos llevó a su casa después de ello, estuvimos perdiendo el tiempo mucho rato, nada que pueda hacer que me arrepienta, ningún minuto que paso con ella puede ser capaz de provocar esa sensación en mí, sé que ella no se dio cuenta de lo mucho que significo para mí todo el día que me hizo pasar, los regalos inesperados, los abrazos y sonrisas, en ese entonces no lo sabía, pero ya me estaba enamorando de ella.
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Amandote
RomansaLa perspectiva de Maria, una universitaria con altas espectativas para la vida y sin espectativas en el amor, termina siendo Adriana la persona que ella necesita y ella la persona que necesita.