1

184 30 3
                                    

Una luz parpadeante era lo único que iluminaba esa calle desolada de Seúl, el viento frio de esa noche agrietaba sus labios y sus blanquecinos dedos se coloreaban de un rosado intenso.

Sus manos envolvían las correas de su mochila esperando la llegada del bus que lo llevaría a casa.

El inminente miedo de encontrarse solo lo impacientaba, la falta de transeúntes lo inquietaba y su vista solo se centró en ese astro blanco brillante para olvidar su mayor temor.

Un pequeño movimiento a su lado lo distrajo y ahora sus ojos estaban posados en un chico de cabellos rubios, ojos negruzcos y piel pálida.

La belleza natural se reflejaba ante sus ojos y ahora no podía despegar su mirada del ser junto a él.

La cabeza del contrario se movió hacía arriba observando la luna y ahí fue donde pudo apreciar las delicadas y hermosas facciones del contrario.

Sus ojos brillaban como dos estrellas y su cabello se movía al compás del viento, todo era como en cámara lenta y no encontraba la manera de capturar y guardar en su mente el rostro dulce e inexpresivo del chico junto a él.

El bus finalmente había llegado y por una milésima de segundos sus ojos se encontraron, el rubio sonrió y dejo que subiera primero seguido de él.

Ante ese acto sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso y su corazón palpitó hasta el punto de poder escuchar el sonido del golpeteó ante el nerviosismo presentado.

Camino hasta el final y se sentó en su lugar favorito, acto seguido sacó un libro disponiendo a leerlo, cuando un peso sobre sus hombros lo interrumpió.

Su posición estática le impedía mover del todo su cabeza, el chico se había quedado completamente dormido recostado en su hombro algo que lo descolocó, nuevamente estaba sometido a ese manojo de nervios.

Su destino estaba no muy lejos de donde se encontraba y la idea de despertarlo le aterraba, no quería verse en una situación incomoda, por lo que una y mil ideas vinieron a su mente, la última opción fue la acertada, con cierto cuidado levanto la cabeza del rubio y la colocó sobre la ventana no sin antes colocar su suéter sobre esta para no lastimarla.

Sonrió al ver al chico dormir tan plácidamente y como su pecho subía y bajaba ante su respiración calmada, era una escena salida de una película, pero esta vez él la estaba viviendo en carne propia.

Luego de verlo por unos cuantos segundos mas, se dispuso a caminar para bajar del autobús que estaba a poco de llegar a su lugar de residencia.

Sus ojos no se despegaron aún cuando lo veía desde su posición en la parada frente a su casa, el bus finalmente se marchó y con el un recuerdo que quedaría grabado en lo mas profundo de su corazón.

Esa noche no pudo conciliar el sueño.

Vuelta tras vuelta sobre su cama no pudo olvidar la sonrisa de ese chico.

Las horas pasaban y al final del día solo esperaba con entusiasmo encontrarse nuevamente al chico de la parada 140.


















Gracias por leer♡


Parada 140 >> YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora