Paint me

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Todo iniciaba con el ligero trazo del carboncillo y, de esta manera, delicadas líneas oscuras asomaban sobre aquel blanco lienzo, esperando a tomar forma.

Su penetrante mirada intercalaba aquella hermosa vista que trataba de igualar y su lienzo. No había lugar a distracciones, pues tenía los minutos contados. En cualquier momento, su musa —como él la consideraba —se pondría de pie y partiría rumbo a su siguiente clase.

Asuna, ese era el hermoso nombre de su musa, un nombre digno de una mujer tan preciosa como lo era ella. Precisamente, esa fue la primera razón por la que se había fijado en ella, su belleza, era perfecta a sus ojos y debía ser plasmada para que más personas pudieran apreciarla como él lo hacía. Pero, con el tiempo, fue descubriendo que su belleza no era solo externa, y eso lo llenó de regocijo. Tenía una personalidad dulce y tranquila, pero también podía ser explosiva y apasionada con aquello que deseaba. Lo había comprobado en más de una ocasión. Sin duda, era perfecta a sus ojos.

La primera vez que la vio, era de mañana, quizás fueran las ocho y media, no lo recordaba, él se encontraba dándole los retoques finales a una pintura en acuarela en la que estuvo trabajando durante varios días.

Satisfecho con su obra decidió tomar un merecido descanso. Alcanzó un vaso y lo llenó con agua bien fría. La primavera estaba próxima a terminar, por lo que la temperatura había aumentado un poco en los últimos días y esto apaciguaba un poco el calor que sentía. Caminó a paso lento hacia la única ventana de la pequeña habitación, para respirar un poco de aire fresco y perderse en aquella vista natural que le encantaba, no era la primera vez que hacía eso, e incluso podía considerarlo como una rutina adquirida cada vez que terminaba alguna pintura. Sin embargo, ese día fue diferente, aquel paisaje que él conocía a la perfección tenía algo distinto. Los mismos árboles, la misma fuente, el mismo edificio en el cual tomaban clases los que cursaban la carrera de Licenciatura en Artes Escénicas y el mismo banco que utilizaban varios jóvenes durante todo el año para pasar las horas entre sus clases. La diferencia era que ninguno de aquellos jóvenes habían llamado jamás su atención. Al menos no como lo había hecho aquella bella muchacha.

Se hallaba sentada sobre la pequeña banca, un tanto alejada, pero perfectamente visible desde la ventana de su estudio.

Tenía un porte delicado y femenino, su cabello parecía una llamarada de fuego que se acentuaba con el brillo del sol y caía cual cascada sobre sus hombros. Su expresión tranquila, su piel blanca y las mejillas pintadas ligeramente en un rubor natural, la hacían lucir como una muñeca de porcelana. Sus ojos no podía distinguirlos, puesto que los tenía fijos en un pequeño libro que descansaba sobre sus esbeltas piernas.

No podía esperar más. Tomó un lápiz y el cuaderno de bocetos que siempre cargaba y se dio a la tarea que más adelante formaría parte de una nueva rutina para él.

De esta forma, pasaron los días, semanas e incluso meses, hasta que, sin darse por enterado, había pasado todo un año. Año, durante el cual pasó dibujando cada detalle de su bella obsesión de todas las maneras posibles, sin ser jamás capaz de acercarse hasta ella. Siendo su único regocijo diario poder admirarla desde lejos.

Así descubrió que entre sus clases siempre tenía un espacio de ocio por las mañanas, por esa razón frecuentaba ese espacio en ese horario, y porque era un lugar tranquilo para leer y ensayar sus escenas. Porque sí, también descubrió que era estudiante de la escuela de artes escénicas y, por aquel entonces, apenas estaba cursando su segundo semestre.

Le dedicó incontables horas sin que ella siquiera lo supiera. Y, sin darse cuenta, terminó enamorándose de ella, de sus gestos, de sus manías, de su voz, de su silencio, de toda ella.

Por eso, cada vez que descubría algo nuevo, de inmediato lo ponía en práctica en una nueva pintura de ella. No obstante, jamás se sentía satisfecho. Tal vez, si lograra verla de cerca, podría apreciarla mejor y, solo entonces, sí le haría justicia a su hermosura, o eso pensaba.

Pero era tan cobarde que no se atrevía. Y así, pasaron los días hasta encontrarse nuevamente entre ese lienzo y ella, dividiendo su mirada entre su belleza y el despropósito en que sentía su pintura cuando pretendía igualarla.

La concentración que tenía era inmensa, quería captar hasta el mínimo detalle que pudiera. Aunque esto fuera difícil porque, para él, su trabajo nunca era lo suficientemente bueno cuando se trataba de Asuna.

Con cada nuevo trazo, el dibujo comenzaba a cobrar sentido. Apenas llevaba unos veinte minutos en ello y, si fuera por él, podría pasar hasta tres horas sin descanso.

Estaba absorto en su labor, hasta que escuchó su melodiosa risa. Lo cual le obligó a levantar la vista de su lienzo, solo para encontrarse con la escena que le había destrozado el corazón una y otra vez desde hacía seis meses atrás cuando lo vio por primera vez.

Asuna reía junto a un joven rubio, tal vez de su misma edad o eso calculaba. Sus delicados brazos se aferraban al cuello del muchacho y, a su vez, éste rodeaba con los suyos su cintura. Ambos reían alegres mientras se miraban fijamente el uno al otro.

Asuna se veía feliz y, aunque era una expresión que se moría por retratar y que, de hecho, lo había hecho en varias ocasiones, no dejaba de ser doloroso para él verlos juntos.

De inmediato, el carboncillo que sujetaba con tanta delicadeza, se partió en dos y cayó sin pena al tiempo que los jóvenes se alejaban con exageradas sonrisas pintadas en sus rostros, dejándolo a él solo, como siempre.

—Kazuto —escuchó a su espalda, lo cual logró exaltarlo un poco, ¿qué haces aquí? Debemos irnos, se nos hace tarde —exclamó una agitada rubia antes de salir rápidamente, sin esperar respuesta.

—Ya voy —es lo único que pudo murmurar al aire antes de limpiarse una pequeña lágrima que se había empeñado en salir sin permiso para, después, girarse y salir por la misma puerta por la que se había ido su amiga.

***

Nota:

Buenas, espero que todos estén bien y no se estén aburriendo demasiado :)

Les traigo una pequeña historia para hacer más amena la cuarentena, espero lo disfruten ^^

Agradezco de todo corazón a Kira_Passel por hacer de beta en esta historia ^^ y por prestarme la imagen que se usó para la portada. También agradezco a Sumi_Chan por regalarme esa hermosa portada y encima en tiempo record jajaja
Muchas gracias guapas 💝 ustedes son como mis maestras en esto y no me canso de decirlo ^^

Otra cosa, en estos días voy a estar subiendo un cap de mi fic "Efecto Mariposa" así que pueden anticiparlo!!

Sin más que decir, me despido y espero que todos se mantengan bien ^^

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⏰ Última actualización: Apr 23, 2020 ⏰

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