Soledad

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-Querida...

-Querida... Mi niña...

Desde la profunda habitación se escuchaba claramente la voz de alguien.

-Querida, mi niña, ¿está usted bien?

La mirada se posaba en una niña pequeña de primaria, abrazando un peluche de felpa de color rosa chicle, acostada dando la espalda al propietario de aquella voz mientras que en sus brillantes ojos derramaba unas sutiles lágrimas.

-¿Porque llora querida? -pregunta la voz con tono preocupado.

-N-No es nada... Lo mismo de cada día, ya es una costumbre... -rascando sus ojos se encorva para darle la cara.

-Oh preciosa... mírese... -le extiende una mano mientras la otra le acaricia su mejilla.

Sin negación responde y con su ayuda baja del lugar para ser llevada a su gran y espectacular espejo, quien ella misma decoró con luces brillantes y dibujos de hadas en él.

-Mírese mi niña, y digame que es lo que ve -se coloca detrás suyo sujetando sus hombros manteniendo una pose recta.

Dudé en responder, porque sólo veía lo más notable en aquel momento, las lágrimas que caían sin cesar aún si intentará detenerlas no podría, mi desordenado aspecto no era para nada agradable, con el cabello suelto sin siquiera pensar peinarlo, y mis ropas arrugadas de andar por casa no estaban limpias, mi fondo sólo era aquella persona y mi habitación organizada sin desorden.

-¿Que puede apreciar con sólo verse mi niña? -preguntó.

-...Mis lágrimas... mi cabello desordenado y mis ropas sucias... -respondí sin entender a lo que se refería exactamente.

-Jeje, no tan literal mi niña, no buscó su exterior, quiero saber su interior señorita -con voz suave se agacha hasta llegar al rostro de la niña.

-Yo... No veo... No entiendo -respondo confundida.

-¿Tengo su permiso para dar mi opinión? -vuelve a enderezarse.

-Como guste -dije.

-Yo veo a una chica soñadora, con su propósito de cambiar a la gente triste con su sonrisa encantadora y a la vez mágica, queriendo mostrar su arte sin importar aquellos obstáculos que se le interponen en su camino al éxito... Eso es lo que yo veo en usted señorita, no sólo una niña que derrama lágrimas en su cama abrazando su peluche preferido -lo dice con un tono seguro, aparta sus manos de mis hombros y se dirige a un tocador de la habitación.

-... ¿Usted puede ver eso en mi? -algo desilusionada al pensar que yo no veo lo mismo me dirigo a su posición, quien ya tenía un vaso con algo que parecería zumó de naranja.

-No se preocupe si usted no lo ve, con el tiempo podrá verlo querida, debería beber algo después de este momento -extiende el vaso hasta su mano.

-Gracias -bebe- no se que haría sin usted, mi vida sería un infierno sin sus consejos y presencia cerca de mí -digo algo avergonzada por lo último.

-No se preocupe señorita, estaré siempre para usted... -entre cierra sus ojos- Debería descansar, debe ya estar dándole sueño y no es bueno forzar cuando uno esta cansado -extiende su mano a modo de respuesta.

-Tiene razón... Me está dando sueño y no es bueno hacer eso... -aceptando me recuesto en mi cama- ¿Podría apagar la luz?

-Claro -se dirige al interruptor para después volver al costado de la cama- ¿Necesita algo más antes se dormir?

-M-Me gustaría que se quedará conmigo hasta quedarme dormida... por favor... -dije tímidez.

-Como usted diga señorita -se sienta en el borde sujetando una de sus manos.

-Siempre fuiste tan frío... Quisiera saber si puedo ayudarte entrar en calor... -digo sin pensar-¿Me abrazarías?

-... A sus órdenes pequeña -obedeciendo se acuesta con ella para después rodearla con sus brazos.

-Definitivamente no habrá forma de darte calor por mucho que quiera... Pero está bien, puedo acostumbrarme... -cierro mis ojos dejando escapar un suspiro.

-Oh señorita...

-No se preocupe, mientras me dejé estar al lado suyo, la podré guiar hasta el buen camino, aunque eso implique llevármela hasta la muerte...

Pasaron los días y los vecinos avisaron a la policía de cierta desaparición de una vecina suya, dando detalles que ella era menor de edad y sin un adulto a cargo, al llegar al hogar de la pequeña, la encuentran acostada en su cama aparentemente dormida abrazando a un peluche, al llamarla no responde y optaron por acercarse, pero de repente encuentran un vaso roto y extrañamente un pote de pastillas sin etiquetas casi vacío.

Al examinarla se dieron cuenta que aquella niña había fallecido, ya aparentemente envenenada por las pocas pistas que vieron en aquella escena, curiosamente los análisis no detectaron la droga correspondiente de aquel pote pero si lamentablemente sus huellas, asumiendo que ella hizo acto de suicidio.

La policía investiga la causa preguntando a la gente cercana y a sus vecinos.

Los rumores de allí aclararon que no tenía familia, ni amigos, los vecinos se preocuparon y entre varios se hacían cargo de aquella pequeña huérfana, aunque ella extrañamente rechazaba aquella ayuda siempre manteniendo una sonrisa, con la mismas palabras que a todos les quedó marcado.

-"No estoy sola, estoy acompañada y esa persona cuida de mi como si la vida le fuese en ello..."

Era lo único que decía al final de cada conversación con sus vecinos, dejándolos en shock y confusión.
Erróneamente la gente dejó de insistir sabiendo que no había tal persona en aquella casa haciendo compañia a la pequeña, dejadola morir...

Dejándola morir con la soledad

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2020 ⏰

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