♾ HEAVEN ♾ PAUSADA

➰V➰

GRETA

      LA iglesia estaba algo sola, no era habitual que los pueblerinos vinieran a ella entre semana solo quienes tenían algún cargo como brindar servicios de limpieza, los directivos de la iglesia y como estaba próximo el cambio de director mi familia y la de los Arriaga se encontraban discutiendo algunas cosas sobre el "puesto".

Mientras terminaba de sacudir uno de los bancos traseros por más que mi cuerpo estuviera aquí, mi mente por primera vez divagaba y mis pensamientos estaban puestos en una situación completamente opuesta a los servicios de la iglesia "¿Cómo podre ir a esa fiesta?" era más que obvio que mis padres reprobarían el hecho de que yo fuera a una de las desorganizadas y paganas festividades de los jóvenes, siempre con el pensamiento de los miles de pecados y profanaciones al nombre de Dios que ahí se cometían. No sabía como lo haría, pero de algo si estaba más que segura iría a esa fiesta a como diera lugar.

¿Por qué la insistencia de ir? Era algo completamente ajeno a mí y estaría mintiendo si dijera que la curiosidad no me estaba matando, era una oportunidad de oro y no entendía muy bien el porqué de estas emociones y cuestionamientos que aparecieron de la nada, simplemente era el deseo de conocer algo nuevo. Mi madre siempre repetía las siguientes palabras "cuando el deseo se cumple, conduce al pecado", pero yo estaba completamente segura de que mientras no hiciera nada que mi conciencia no me permitiera no estaba en una mala decisión con ir a mirar. Además, Ludo se había comprometido a que nadie me pusiera un solo dedo encima, iría a esa fiesta solo y únicamente para divertirme con mis nuevos amigos ahora tenía el tiempo contado pues la fiesta era precisamente mañana y yo ni siquiera había localizado a Ludo para poder ir juntas al lugar.

La pregunta seguía siendo "¿Cómo encontraría la manera de ir ahí?".

Sin más ni menos puedo observar cómo Hugo se acerca con una dulce sonrisa saludándome de lejos agitando su mano, yo procedo a levantarme del suelo para recibirle. Este se posiciona frente a mí y por primera vez dejo de pensar en la fiesta y mis manos comienzan a jugar nerviosas entre sí, recordando que ahora la sonrisa de él no era solamente amistosa y debía acostumbrarme a eso.

—Greta— saluda y yo respondo de la misma manera, susurrando su nombre nerviosamente mientras uno que otro de mis mechones de cabello se divertían siendo rebeldes por mi rostro pero los aparte inmediatamente, sus ojos divagan hacia mi cuello observando con un brillo diferente en sus ojos la pequeña cadena que él me había regalado, mi madre insistió en que la usara hoy y creo que entiendo el porqué de sus peticiones —Veo que te ha gustado— dice refiriéndose al objeto.