Brooklyn Baby [Marinette x OC]

One-shot

—Hoy fue un día tranquilo, ¿no lo cree, My Lady?—El rubio miró a la de ojos azules con una enorme sonrisa.

—En eso tienes razón felino, es bueno que Hawk Moth nos haya dado un día libre.—Dijo Ladybug, levantándose del borde del techo del edificio en el que se encontraban.—Me iré a casa, tú deberías hacer lo mismo.

—Nos vemos, mi lady.—Chat se agachó y besó la mano de Ladybug, quien hizo una ligera mueca de incomodidad y rodó los ojos.

Ambos fueron por sus caminos separados. Marinette se balanceaba por los aires con ayuda de su yoyo, al mismo tiempo que corría, saltaba y se deslizaba por los techos de las casas y edificios del bello parís. Paró encima del techo de una casa, y miró embelesada el bello atardecer que teñía el cielo de rosa combinado con la vista de la Torre Eiffel.

De verdad amaba vivir en parís. Era afortunada de poder llamar "su hogar" a uno de los lugares más hermosos del mundo.

Luego una dulce melodía llegó a los oídos de la azabache: una guitarra combinada con un tarareo.

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—They say I'm too young to love you, I don't know what I need...

Marinette sintió algo dentro de ella al escuchar aquella bellísima voz. Algo que nunca antes había sentido y que no sabía cómo describir.

Se acercó al borde del techo de la casa y se asomó, mirando el balcón de la casa. En un sillón, acostada y con una guitarra en su regazo, se encontraba una chica: incluso desde aquella vista Marinette pudo ver que era hermosa. Su piel era bronceada y su cabello era largo, lizo y castaño. Unas adorables pecas decoraban sus mejillas y el puente de su nariz y estaba descalza, usando unos shorts de mezclilla y un crop too blanco con flores azules, y unos lentes de sol a pesar de que no había estado muy soleado aquel día, y ya se estaba haciendo de noche.

Marinette jadeó cautivada mientras que escuchaba a la chica cantar mientras que tocaba la guitarra.

—Yeah my boyfriend is pretty cool, but he's not as cool as me... I'm a Brooklyn baby... I'm a Brooklyn baby...

De repente, la chica de la guitarra paró de pasar sus dedos decorados por uñas pintadas de rosa y paró de cantar. Marinette se estremeció, temiendo que la había descubierto, luego la guitarrista rió entre dientes, acostada en el sillón del balcón y mirando en dirección al cielo rosa, y siguió tocando la guitarra mientras que cantaba.

Y Marinette se quedó ahí, escuchándola cantar con su bellísima voz y sintiéndose hipnotizada como si ésta chica se tratara de una sirena.

Cuando la canción terminó, Marinette salió de su trance y sintió sus mejillas sonrojarse, sintiéndose avergonzada. No sabía qué había estado haciendo, sentada en el borde de aquel techo y escuchando a aquella guitarrista cantar con su voz de ángel.

La castaña dejó su guitarra a un lado y se acomodó en el sillón, sentada de piernas cruzadas, y sacó una cajetilla de cigarros del bolsillo de su short, sacando uno, encendiéndolo y dándole una calada. Marinette hizo una mueca de disgusto cuando a sus fosas nasales llegó el olor del humo del cigarro.

La chica castaña levantó la mirada y se quitó sus lentes de sol, y el corazón de Marinette dio un vuelco y empezó a latir como loco cuando sus ojos se conectaron con los de la chica, los cuales eran de un fuerte magenta. Marinette jamás había visto unos ojos de tal color. Era lo más hermoso que había visto.

—Oh, wow...—La chica dijo, y Marinette salió de su nuevo trance causado por aquellos bellísimos ojos.—Sabía que mi música era buena, pero no pensé que fuera tan buena como para atraer a una súper heroína.