-Ustedes dos... -Yamaguchi les dirigió aquella mirada asesina a la que sólo uno de ellos estaba acostumbrado.
Tsukishima y Kageyama se congelaron al escuchar aquello, habían estado peleando a mitad de un entrenamiento y ahora el capitán les miraba furioso.
Primero fueron frases sarcásticas de parte del bloqueador con respecto al desempeño del armador, ganándose como respuesta anotaciones de sus pocas aptitudes para el deporte. Después solo eran palabras absurdas para molestarse cada vez que conectaban un balón. Todo aquello resultó en una pelea verbal acalorada, donde el primer empujón que le dio Kageyama al más alto y cuando este dio un paso al frente, amenazador, encendió las alarmas del capitán.
Lo peor: todo estaba sucediendo frente a los nuevos miembros, asustándoles al punto de hacerlos retroceder al fondo del gimnasio, mientras que Yachi intentaba calmarlos.
Aquel era un comportamiento hasta cierto punto normal cuando iban en primero, y si, Tsukishima había sido mil veces más molesto en ese año. Incluso en segundo, a veces podían intercambiar comentarios molestos que nunca escalaba tanto. Pero ahora que ambos estaban tercero era demasiado, y el nuevo capitán no lo iba a tolerar.
-Hablemos en privado -dijo Yamaguchi.- Kageyama, acompáñame.
Kageyama tragó fuerte, pocas veces había sido testigo de esa mirada asesina.
-Puede que pelear con Tsukishima sea tu respuesta instantánea cuando él te provoca.- Fueron sus primeras palabras en cuanto cerró la puerta del cuarto de servicio tras él.- Pero ahora eres el vice capitán, Kageyama. No puedes seguirle el juego de esa manera, esa provocación física no es en absoluto aceptable, menos frente a los de primero y segundo, ¿cómo crees que reaccionaran los chicos? ¿los miraste siquiera? Estaban aterrados de su propio vice capitán.
El pelinegro lo miró, estoico. Siempre había respetado a Yamaguchi, pero el rubio, siempre había algo acerca de él que le sacaba de quicio.
-Es él quien...
-Lo entiendo, y te aseguro que Tsukishima recibirá una reprimenda también -respondió el capitán sin cambiar su semblante.- Pero necesito que comprendas la magnitud del problema, cuanto pudo haber escalado. Kageyama, estarías expulsado de la escuela si alguno de los chicos te hubiera visto golpear a un compañero. Tsukishima también por iniciar la pelea.
Kageyama gruñó.
-Necesito que los cuatro manejemos este equipo, juntos. Sobre todo necesito... necesitamos que nuestro vice capitán se comporte como tal.
Kageyama soltó el aire que estaba conteniendo.
-Lo siento -dijo, Yamaguchi tenía razón.
Entonces el pecoso sonrió y la tensión en el aire desapareció.
-Te prometo que me encargaré de que Tsukki no vuelva a comportarse de esa forma. Pero para que los chicos confíen en este equipo, debemos ser unidos. Sobre todo los de tercero que somos es el pilar del equipo, ellos confían en nosotros.
Kageyama asintió y Yamaguchi amplió su sonrisa. Después le indicó la puerta y el armador salió. Pocos segundos después entró Tsukishima, con aire de fastidio y se plantó frente a él, cruzando los brazos.
-Voy a necesitar que cambies esa actitud, Tsukishima.
El susodicho bufó.
- ’Tsukishima’... -repitió el rubio.
-Mientras estemos en este gimnasio eres Tsukishima, ya lo hemos hablado.
Al más alto nunca le había hecho gracia ese cambio en la forma de tratarle, pero lo entendía. Al inicio Yamaguchi había estado aterrado, a pesar de que su forma de ser temerosa del primer año había cambiado gradualmente, no dejaba de sentir miedos -como cualquier persona normal. Y no era que alguien desconfiara de su capacidad para dirigir el equipo. Pero a veces se preguntaba si sería capaz de hacer lo que alguna vez Daichi había hecho. Y Tsukki siempre estuvo ahí. Tsukki siempre le escuchaba cuando, fuera de los entrenamientos, le hablaba de sus temores. Pero dentro de la cancha, dentro de ese gimnasio, y sobre todo frente a sus kouhais, no era Tsukki, su mejor amigo comprensible; ahí dentro era Tsukishima, su compañero.
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Capitán
Humor-Ustedes dos... -Yamaguchi les dirigió aquella mirada asesina a la que sólo uno de ellos estaba acostumbrado. Tsukishima y Kageyama se congelaron al escuchar aquello, habían estado peleando a mitad de un entrenamiento y ahora el capitán les miraba...