Un nuevo lugar

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Ha pasado un año, Ernesto ha crecido y madurado en muchos aspectos. Su papá se encontraba trabajando en una provincia alejada de la capital, pero en esas vacaciones los invito a ir a visitarlo y pasar el verano con él. Entonces Ernesto y su abuela viajaron a esa provincia.

Esta era una ciudad aburrida, no había nada para hacer, Ernesto no conocía a nadie, estaba solo y aburrido. No soporto no hacer nada, el era hiperactivo, así que decidió abrir la puerta y descubrir lo que el exterior le aguardaba.

Al salir se vio envuelto en un ambiente completamente diferente al que estaba acostumbrado, todo estaba muy callado, era un silencio casi sepulcral. De un momento a otro todo eso cambio, aparecieron seis o siete chicos corriendo y saltando de un lado al otro. Al parecer eran de la misma edad que Ernesto, así que  cuando pasaron, al verlo, le preguntaron quien era, cual era su nombre y cuantos años tenia. El respondió algo abrumado por tanta confianza y amabilidad de aquellos chicos. Ellos se dieron cuenta que no era de ahí, que era un turista, lo invitaron a jugar basquet con ellos para conocerlo mejor.

Se dieron cuenta que no era tan malo jugando y que con algo de práctica podría llegar a ser uno de los mejores. Le dijeron que ellos practicaban no muy lejos de ahí, los costos de las clases no eran muy caros, así que Ernesto decidió comentarle a sus padres sobre lo ocurrido.

Al día siguiente su abuela lo despertó muy temprano y lo llevo a una especie de gimnasio, ahí se llevaban a cabo las clases de basquet. Al entrar encontró a los  chicos que conoció el día anterior, ellos ya estaban calentando, su abuela hablo con el profesor y a los pocos minutos Ernesto se incorporó al grupo.

Pasado tres semanas, se habían formado tres equipos, el equipo de Ernesto usualmente ganaba. Él se había hecho casi indispensable para el equipo, tanto como jugador y como amigo.

Se llevo a cabo un campeonato local entre las diferentes escuelas que habían, Ernesto y su equipo lograron llegar a la final de dicho campeonato, lamentablemente no consiguieron el campeonato, quedando en segundo lugar. A pesar de no haber ganado decidieron ir a celebrar a casa de uno de los chicos, fueron a la casa de José, el tenia la casa mas grande. En casa de José se encontraba toda su familia esperándolo para felicitarlo, entre ellos sus tíos, primos y su hermana.

Ernesto había visto a esa chica antes, nunca pensó que fuera hermana de José, eran completamente diferentes. Ella se llamaba Gabriela, tenia el  cabello color naranja! , era de piel de blanca, tenia pecas en la cara, unos ojos de color miel. Era una chica pelirroja, era la primera vez que Ernesto conocía a alguien así. Ella se  veia tan delicada e indefensa, esto lo conmovió. Había quedado encantado con todas sus características, ella era un año menor que Ernesto. Durante la celebración en casa de José, tuvo la oportunidad de  conversar un poco con ella, tenian algunas cosas en común.

Los días siguientes durante los entrenamientos Ernesto estaba algo distraído, esperaba ver a Gabriela. Ella iba de vez en cuando a ver a su hermano jugar, últimamente no había ido muy seguido, pero él aun tenía esperanzas.

Pasaron  varios días hasta que ella apareciera por los entrenamientos, Ernesto estaba entusiasmado, se esforzó por jugar como nunca. Ella se reía de todo, le parecía gracioso la exageración del juego de Ernesto. El se sintió muy avergonzado, no había resultado como pensó.

A la salida del entrenamiento Ernesto quizo salir casi corriendo, Gabriela se acercó rápido hacia él, ella seguía riéndose. El no quería mirarla, estaba muy avergonzado, cuando vio que ella le estaba sonriendo el se detuvo , y le pregunto que era lo que le causaba tanta gracia. Ella contestó que él era gracioso, en ese momento Ernesto se sentó en el piso, tenía ganas de llorar, había hecho el ridículo. Gabriela tenia una personalidad fuerte, lo empujó y le dijo que ser gracioso no es malo, sino al contrario, una cualidad que ella respetaba.

Las semanas siguientes Gabriela empezó a ir a diario a los entrenamientos, al terminar, ella y Ernesto caminaban hablando sobre cualquier cosa, José iba atrás de ellos sin entender que estaba sucediendo.

En ese tiempo Ernesto y Gabriela se volvieron inseparables, ella iba a buscarlo a su casa( donde estaba viviendo con su abuela y su papá) para salir a jugar o solo a conversar. Pasaban mucho tiempo juntos, pero un día Ernesto se dio cuenta que esto no iba a durar para siempre, se lo hizo saber a Gabriela. Ella se quedo callada, estaba mirando el piso, se notaba tristeza en su rostro. Le tomo un tiempo decir algo.

Cuando por fin habló, ella dijo, no debemos desperdiciar ni un minuto. Agarro de la mano a Ernesto y empezó a caminar, parecía una madre jalando a su hijo, ella lo llevó al gimnasio donde él practicaba basket, Ernesto no entendía por que ella había hecho eso. Ella le susurro al oido, aquí fue donde te vi por primera vez. Él solto una risa, ella pensó que se estaba burlando, puso cara de enojo. Entonces Ernesto le dijo que no pensó que ella también se acordaba de eso. Como un lugar al que llegaron por diferentes motivos los unió.

Ernesto solo se quedo viendola a los ojos, ambos se estaban mirando, no decían ni una sola palabra; el silencio reinaba en aquel lugar. Él no sabia que hacer, pero al parecer ella si. Ella se acerco más, él estaba paralizado, sus rostros estaban muy juntos. 

En ese momento entro José, cuando los vió se molesto, acababa de malograr el momento. Ernesto le dijo que en serio quería a su hermana, entonces José se la llevó. Las semanas siguientes pudieron  seguir viendose aunque José no estuviera muy contento con ello.

Había llegado el día en que Ernesto debía regresar a su casa, las  vacaciones habían acabado, era hora de irse. Gabriela sabía bien que este día llegaría, en cuanto el día empezó, ella se levantó temprano y se arreglo para el último día  con Ernesto.

Pasaron  el día juntos esperando que pasara algo que evitara esta separación. No se pudo evitar, las maletas estaban listas, los boletos comprados. Era cuestión de minutos.

Antes de irse Gabriela le dijo a Ernesto que cerrara los ojos, el lo hizo de inmediato, haría cualquier cosa con tal de no verla triste. Ella se acercó y le dio un beso, era su primer beso y también el último. Cuando él abrió los ojos la vio llorando, entonces la abrazo. Le dijo que no era una despedida, solo un hasta luego, a pesar de saber que eso no era verdad.

Aun hoy cada  vez que él cierra sus ojos, recuerda la tierna mirada de Gabriela, su delicado olor y su cabello rojo/naranja que el siempre adoró.

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