Doctor Lee

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La sala de espera era un lugar que a Minho le daba miedo, escalofríos; todo el lugar estaba demasiado silencioso para su gusto, además, estaba casi vacío, lo que le daba el toque perfecto para que parezca que en cualquier momento aparecería un psicópata. Sonaba infantil, pero eso es lo que sentía.

Había entrado al edificio, y en la recepción una joven le dijo que tenía que ir a la sala 606,  el consultorio de un tal doctor Lee. Y allí estaba, esperando a que un paciente (el cual ya se había tardado demasiado para el gusto de Minho) saliera del consultorio para poder entrar.

Después de un largo tiempo de espera, exactamente media hora (Aunque fueron como 5 horas para Minho), el paciente salió del consultorio, de lo cual Minho celebró diciendo un "¡Al fin!" en voz baja, lo cual fue suficientemente audible para el paciente que salió, dándole una mirada de disgusto. Minho, simplemente se rió avergonzado y entró al consultorio deseando que se lo tragara la tierra.

El consultorio no era nada parecido al de un hospital, parecía una pequeña sala, ya que tenía sillones, decoraciones, y no había instrumentos médicos, haciendo que Minho se sintiera un poco más tranquilo, y que este se considerara de todo menos "enfermo" por su problema. Pero bueno, a varias personas le podía pasar lo que tenía ¿no?

Minho caminó hasta el asiento que estaba frente a una pequeña mesa, en la cual habían varios archivos, los cuales, de seguro eran las fichas de los pacientes que atendía el supuesto doctor Lee, quien hasta ahora, raramente no aparecía. Hasta que se escuchó una voz.

-Buenas tardes, ¿usted es el señor Choi?- le preguntó a Minho una voz suave, de un joven, Minho dirigió la mirada a la persona de quien provenía esa voz.

La voz le pertenecía nada más y nada menos que a un rubio que (al criterio de Minho) no debía pasar de los 20. Piel lechosa, labios gruesos, cuerpo delgado y curvilíneo, ojos avellana, unos cuantos piercings en las orejas, y llevaba lentes de monturas grandes, que le hacían ver tierno. Todo en ese chico era muy lindo, pero ¿que estaría haciendo en "este" lugar? Minho se quedó tan entretenido en sus pensamientos que no se dio cuenta que el joven le estaba hablando desde hacía un rato.

-Disculpe, ¿se encuentra bien?- Minho reaccionó y asintió repetidas veces- Uff, gracias a Dios, si no reaccionaba hubiera tenido que llevarlo a la enfermería para que lo revisen, y no hubiera sido fácil para mi, usted es demasiado alto, y de seguro pesado.  -rió el rubio- Ahora si ¿usted es el señor Choi?- el joven se le quedó mirando esperando a que respondiera

-Ah, si, soy Choi Minho- tendió su mano en modo de saludo, esperando la contraria- Y usted es...

-Taemin, doctor Lee Taemin- le dio su diestra y la estrechó junto a la de Minho- Lamento si no lo vi antes, estuve entretenido organizando unos archivos importantes - Taemin sonrió al final de explicar - Pero siéntese, debemos empezar.

¿Acaso ese chico iba a ser quien lo ayudara? ¿En serio? Minho esperaba a un hombre de mínimo 50 años, con canas incluidas, y si podía, casado y con hijos, hasta exagerando, nietos; pero, ¿en serio un chiquillo que tenía una hermosa cara de ángel? Eso es vergonzoso, pero alguien tendría que ayudarle, así que tomó asiento tal y como Taemin le pidió.

-Bueno señor Choi, dígame primero, ¿cuantos años tiene? - preguntó Taemin sacando una libreta y la ficha de datos de Minho, mirando a Choi a los ojos. El nombrado se puso nervioso, ya que esas preguntas tan sencillas e inocentes, luego iban a pasar a preguntas más...comprometedoras.

-Tengo 27 años- dijo Minho sonriendo de manera nerviosa-, por si necesita saber, mi fecha de nacimiento es el 9 de Diciembre.

-Anotado- le sonrió Taemin- Ahora, necesito saber lo siguiente: ¿Cuál es el problema que ha tenido? No tenga vergüenza señor Choi, estoy aquí para ayudarlo, pero para hacer eso, necesito saber que le ha pasado.- Terminó de hablar el rubio con una pequeña sonrisa.

Minho estaba demasiado nervioso y avergonzado, porque alguien menor que él (y además, que tenía una aura demasiado angelical y pura, lo cual lo ponía más nervioso que antes), iba a tener que ayudarlo con un problema muy, pero muy privado. Después de segundos de silencio, Minho exhaló, tomando valor, y empezó a hablar.

-Yo...hace un tiempo he querido tener relaciones sexuales, pero, no he podido...-Minho, no pudo hablar más ya que la vergüenza se lo empezó a comer, hasta que Taemin continuó con lo que decía

-¿No ha podido excitarse?- preguntó Taemin mirándole a los ojos, a lo que un Minho avergonzado y un poco (muy) sonrojado asintió -Si es así, no se avergüence, usted no es la única persona que ha pasado por eso. Además, yo estoy aquí para poder ayudarle, y así ya no pueda tener ningún inconveniente en el futuro.-sentenció el rubio con una sonrisa reconfortante- Pero, debe de explicarme desde cuándo ha tenido ese problema; es necesario que me diga para que yo pueda ayudarle.

Minho le explicó que tenía ese problema desde hacía mes y medio (o más bien, hace mucho más tiempo), cuando quiso tener relaciones sexuales, pero no pudo tener una erección. Al final, ese supuesto momento de pasión con alguien, terminó con un orgasmo fingido para no decepcionar a su compañero.

Otras veces fueron peores, porque su compañero se dio cuenta que no había erección. Choi estaba harto de eso, aun que en el fondo, sabía la verdadera razón de por qué  tenía ese problema, pero no iba a contarla, nunca.

Y allí se encontraba, en el consultorio de un sexólogo  llamado Lee Taemin, quien le resultaba un chiquillo demasiado lindo y atrayente, tanto por su físico, como por su personalidad que le emanaba confianza y tranquilidad, haciendo que se relajara y no estuviera tan nervioso como antes. Pero, la verdadera pregunta, la cual no podía quitarse de la cabeza todo el rato que estuvo en ese consultorio era: "¿Cómo alguien, de apariencia tan pura e inocente, puede hablar tan fácil de relaciones sexuales, masturbación, excitación, y hasta las diferentes prácticas sexuales, con tanta naturalidad?"
A Minho le parecía demasiado confuso, pero simplemente decidió quedarse callado.

El tiempo pasó volando para ambos estando entretenidos en el "pequeño" problema de Minho, hasta que Taemin habló.

-Señor Choi, creo que es suficiente por hoy. Programaremos otra cita para el día... -Taemin sacó una pequeña agenda y se puso a revisarla mientras se acomodaba los lentes- ¡Viernes! ¿Le parece bien ese día? -preguntó el rubio esperando la respuesta del moreno

-Claro, no hay problema en ello- respondió Minho con una pequeña sonrisa en los labios - Entonces, ¿hasta el viernes?

-Hasta el viernes señor Choi. Si pasa algo en estos días, el día que nos veamos debe contarme, ¿está de acuerdo en ello? -le preguntó Taemin acercándose a él lentamente, como un tigre acercándose a su presa, teniendo una mirada fija en su "objetivo", Choi Minho.

-Ah...por supuesto. -dijo Minho de manera un poco tímida- Hasta la próxima, doctor Lee, tenga una muy buena noche -se despidió Minho saliendo del consultorio.

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Choi Minho en ese momento estaba yendo a su casa con una boba sonrisa en su rostro, ¿la razón? El sexólogo, o más bien, el "chiquillo" que lo atendió.
El moreno tenía la intención de conocerlo, quería pasar tiempo con el chico que lo trató como una persona más y no como un bicho raro preocupado porque no lograba tener erecciones.
¿Le gustaba? Tal vez; debía averiguarlo.

Pero, había un gran problema.

Minho buscó en sus bolsillos, agarró una llave y la insertó en la cerradura de su departamento; cuando entró se encontró con un pelirrojo que se acercó corriendo hacia él con una sonrisa de oreja a oreja.

-Minho, cariño, ya llegaste- le dijo Jungwoo mostrándole una sonrisa- ¿Cómo le fue a mi querido esposo con el sexólogo?

Si, definitivamente, estaba jodido.

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¡Hola, hola! UwU
Me presento: Soy Majo, y debo decir que este es mi primer fanfic.
Espero que les guste 💕
¡Oh s! También debo agradecerle a mi amiga YuSeokMin , que me dio algunos consejitos. Gracias linda💖.

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