One

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Daniela's Pov

Suena un celular en alguna parte. Me muevo en la cama sin abrir y siento mi brazo derecho paralizado. Aprieto  los ojos preparándome mentalmente para enfrentarme a los intensos rayos de sol que entran por la pared de cristal que rodea mi departamento.

Abro los ojos finalmente y veo a una chica acostada a mi lado, sobre mi brazo. Tiene el pelo rubio y está cubierta con la sábana. No recuerdo muy bien su nombre, pero sé que hace unas mamadas impresionantes.

El sonido del teléfono sigue taladrando mis oídos y el dolor de cabeza obviamente se hace presente. Me levanto de cama tratando de no despertar a ésa chica. Tomo mis pantalones en el suelo y hurgo en el bolsillo; saco mi iphone. Miro la pantalla y es mi pesada hermana mayor, Maria José, más conocida como Poché, o como me gusta llamarla "doña perfecta". Es la típica la hermana que lo controla todo. La hermana estricta y sin ninguna mancha como hija, esposa o ser humano — espero que entiendan mi ironía — la que siempre quiere dar órdenes y quiere convertir a las personas a su imagen y semejanza. Ella es peor que cualquier cosa en el mundo.

Desde que tengo uso de razon, ella no es capaz de tener una conversación de hermana conmigo, y si por casualidad lo intenta, un asunto de trabajo nos interrumpe y como siempre le da prioridad a ése asunto.

Ruedo los ojos y atiendo la llamada mientras me dirijo a la cocina a por un poco de agua y de paso tomar alguna aspirana. Tengo la garganta seca y el dolor de cabeza es casi inportable. Eso me sucede siempre que me paso con las copas.

— ¿Dónde estás? — chilla al otro lado de la línea.

Ella siempre tiene energía; especialmente cuando tiene que sermonearme.

— ¿Qué quieres? — le pregunto de mal humor.

— Tienes que presentarte a la empresa como pasante y aprender el funcionamiento.

Suspiro de mala gana. No quería meterme en la empresa. Tengo dieciocho años, quería vivir mi vida como tal. Me había negado a ir a Londres para tomarme un año de vacaiones, claramente eso formó un revuelto en la familia, pero a mi querida hermana se le ocurrió decir a mis padres que era bueno que empezara a estudiar a cerca de la empresa y conocer su manejo en vez de estar vagando y usando el dinero sin esfuerzo alguno. Y como siempre, para mis padres Poché tiene razón y tiene las ideas más brillantes. Con eso quiero resumir que soy la oveja negra de la familia.

— Estaré ahí en una hora, ya déjame tranquila.

Le cuelgo la llamada. Sé que no lo va a dejar así  y me va a reclarmar no solo por haberla hablado de esta manera sino por el hecho de haberla colgadoa la llamada. La gustaba tener la última palabra. Ella llama de nuevo pero no la respondo.

— Veo que ya estás despierta — dice Isabel, o Matilde, como sea que se llame. Levanto la mirada hacia ella. Lleva puesta mi camisa y se nota que sigue desnuda bajo la tela. Me sonríe ampliamente. Tiene unos ojos azules encantadores — ¿quieres que nos duchemos juntas?

Suspiro con pesar. Era exactamente lo que me falta, otra chica que fingía confundir una noche de sexo con una relación. Me levanto de la silla que había junto a la encimera para ir a la habitación.

— No, quiero que te vayas — le digo mientras paso a su lado.

Llamenme descarada, desgraciada, o lo que sea, pero le tengo cero tolerancia a las ataduras. Aún soy muy joven para una relación seria.

Ésa me sigue hasta la habitación.

— Un momento, a ver si entiendo lo que intentas decir — la miro y espero a que termine su ataque de ira — ...¿tuvimo sexo anoche y ahora me dices que me vaya así sin más?

— Claro, eso dije.

Ella deja escapar una pequeña carcajada mirando hacia el techo, incrédula; pero esa carcajada se desvanece en el momento en que su mirada azul se posa sobre mí.

— ¿Me estás tomando del pelo?

— Anoche solo tuvimos sexo. Fue rico, sobre todo la mamada, pero nada más.

Ella me mira con ira y puedo intuir lo que viene a continuación mientras mira a su alrededor. Al no encontrar nada que pudiera lanzarme y matarme, toma una de las almohandas que de alguna manera había terminado en el suelo y me la lanza.

— Eres una completa idiota. No tienes idea de quién soy — exagera buscando sus ropas en el suelo.

Había escuchado esas amenazas miles de veces; ya era un disco rayado para mí. Tomo su tanga roja sobre la cama y lo levanto dirigiéndola hacia ella.

— No te olvides de esto.

Ella me fulmina con una mirada asesina y a mi mente viene la famosa frase, "si la mirada matara". Me quita el tanga de las manos y lo mete en su bolsa sin cuidado alguno. Se pone su ropa mientras escupe todo tipo de palabras en ruso. No hacía falta ser inteligente para saber que no eran palabras agradables.

— Juro que te vas acordar de mi Daniela calle. Te vas arrepentir de haberme trato así — es lo único que dice en español antes de marcharse y azotar la puerta al salir.

Genial. El desayuno del día. La llamada de mi hermana ya hacía estragos en mi estómago, seguido del ataque histérico de una amante desquiciada; definitivamente mi día empieza fatal.











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⏰ Última actualización: Apr 26, 2020 ⏰

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