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El aire era fresco, las mañanas frías, mamá decia que tengo que salir abrigada, hoy no era un día de esos, siempre obedezco a cualquier orden, para evitar problemas con papá. Los problemas no son lo mío, me gusta vivir la vida sin que nadie me presioné, me gusta hacer las cosas a mi tiempo, descansar lo que yo creo necesario para mí y estudiar lo que creo necesario para cruzar las materias.
La escuela me tenía cansada, Necesitaba un día de campo con mis amigos o algo así, quería relajarme, beber, fumar, quizá un poco de drogas.

- ¿Qué piensas? —Papá llamó mi atención, estábamos en el auto, enfrente de la escuela, había insistido en traerme quería despedirse, el iba a salir de la ciudad ya que la abuela había empeorado de salud, Necesitaba cuidados y papá se sentía culpable y se ha autonombrado cuidador de las ancianas.

- Espero que te cuides —El carcajeo y bajé del auto— Suerte en los suburbios papá, Te amo!

Corrí a la entrada y ahí estaba Alba , fumando un porro, su cara cambio al verme y se acercó a abrazarme

- De nuevo con esas faldas, vemos a quien violan primero —Bromeo por nuestros vestuarios

- Que se descompuso la lavadora y solo me quedan faldas y pantalónes de ejercicio —Le quité el porro y lo coloqué en mis labios.

- Que tal tu fin de semana? —Me preguntó y negué

- No fue el fin de semana —me encogí de hombros— Quiero un fin de semana

- Mis padres tienen una cabaña, podemos ir un rato a divertirnos en el bosque, el río, drogas —susurró lo último

- Sería estupendo —Ella sonrió

- ¿Ya viste? — susurró y negué— el chico rubio se te queda viendo. —Mi mirada se dirigió a aquel chico

- ¿Tate Langdon? —ella me miró

- ¿Cómo sabes su nombre? —se burló

- Es guapo —Reí— va conmigo a varias clases.

- Escuché que está loco —mi mirada se cruzó con la de Tate, el me miró de arriba a abajo, apretó los labios mientras giraba su mirada.

- Me agrada —Ella sonrió y asintió

- A mi también, y parece que le gustas —volteamos a verlo y mi mirada se volvió a cruzar con la de él. El solo tomó su mochila y se fue de ahí— lo pusiste nervioso Emma —reí

- Vamos a clases —Caminé con ella detrás.

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Caminaba por la acera, me encontraba camino a casa. La escuela había Sido lo mismo de siempre, y a esta hora comenzaba el aire frío y yo con mis malas opciones de ropa siempre.
Pasé por una panadería, un delicioso Aroma me llegó, que delicia! Todo olía tan bien, imaginé el sabor de un biscocho, así que no dude en entrar a la panadería.
Estaba una mujer que al verme sonrió, le devolví la sonrisa y tomé un biscocho, lo coloqué en la barra y le dejé dos dólares de lado. Ella asintió y tomé el biscocho.

- Gracias —dije saliendo de la panadería. Abrí mi biscocho y le di una mordida, mi boca se llenó de un sabor tan esquisito que lo acompañaba una capa de mantequilla. Caminaba pensando en mi biscocho y alguien salió de un callejón y causó la caída de mi postre.

- Mierda! —nuestras miradas se cruzaron- Lo siento — su tono de voz era frío.

- Está bien, no hay problema —Miré el callejón, era más bien un atajo.

- de verdad lo siento, lo pagaré —Su voz siempre es tan fría?

- No te preocupes, de verdad Tate, no hay problema —dije amablemente y el solo me observó. Él tiene bolsas bajo los ojos perpetuos, tal vez debido al abuso de drogas. Me parece lindo y con ese peinado que lleva, hasta me atrae.

- Cómo sabes mi nombre? —Me sacó de mis pensamientos

- Yo.... Solo se que vas conmigo a algúnas clases y has dicho presente al profesor —Sonrei— Seguro y tú sabes el mío.

- Emma Olson —su expresión seguía siendo la misma.

- Así es —Me puse nerviosa— continuaré con mi camino, no te preocupes por el biscocho —pasé de lado u comencé a caminar, giré la vista y el me miraba, le dediqué una sonrisa y el la ignoró completamente.

Que raro tipo, a lo que sabía de él, era muy callado, le decías loco, drogadicto o estúpido. Jamás creí eso, yo siempre he pensado que las personas tienen grandes habilidades para todo. Quizá después el sea mejor que los imbéciles que juegan fútbol o luchas en mallas.
Incluso podemos ver a un presidente en alguien tan serio. Eso creo yo

¿Tate Langdon?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora