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Era de madrugada y Mateo Cassella no podía dormir, tormentado por pensamientos e ideas insanas que venían a su mente, prefirió levantarse e ir al balcón de la sala que tenía una buena vista a las calles y al parque que está al frente de su casa, pero antes pasó por la cocina y se sirvió un vaso con agua, el agua siempre ayuda a refrescar la mente y desnublarla, también provoca una temperatura neutral en el cuerpo humano, sentado en un banco en el balcón viendo las calles desoladas y el cielo grisáceo, de la nada se le presenta un conjunto de neblina blanca nevosa que de manera revoltosa se le acerca, tenía una esencia magica y diferente, nunca vio algo igual y entonces le preguntó. ¿Quieres ser feliz? O ¿Quieres escribir?
Mateo no se lo esperaba, estaba en días de incertidumbre. Si escoje escribir, sabe que lo hará bien, se le abrirían muchas puertas literalmente, sería inolvidable para la literatura pero sería egoísta consigo mismo, no viviría, estaría limitado a muchas cosas, aunque ese sea su sueño secreto.
Y si escoje ser feliz, obtendría aquello que tanto añoraba pero sabe que habría un punto en el que se quebraria todo, nada es para siempre y la perfección aveces cansa, también sería egoísta con aquellos lectores perdidos y amorales.

Me olvidé de vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora