❛ promesse immature ❜ hyunho (PAUSADA)

001: la primera, no la última

Tanteó la mesa en frente a suyo sin molestarse en ver lo que hacía para tomar sin problema otro puño de galletas del bowl que yacía en la mesita de centro; olvidándose por completo de la razón por la que, en primer lugar, se encontraba en la casa de Minho, sólo se quedaba absorto en la trama que desarrollaba en la computadora del otro.

Era un sábado por la mañana, la mamá de Hyunjin se encontraba trabajando en la empresa ─como de costumbre─, y su papá esta vez andaba en ciertas vueltas por el Ayuntamiento, entregando unos papeles y... Básicamente haciendo cosas de adultos que aún a sus quince años no terminaba de entender. Debido a todo esto, y para no quedarse solo todo el día, su mamá y papá decidieron llevarlo a visitar a su vecino, y ahora mejor amigo; aceptando una cálida pijamada con él, aunque era de día.

Conforme los años pasaron, Hyunjin nunca dejo de sentir esa química entre ellos, por más raro que esto suene. Cuando, al fin y al cabo, el tiempo los unió, justo como él lo deseó desde la primera vez que conoció a Minho, aunque... Bueno, también ayudó un poco su nueva consola.

Verán, todo sucedió de una manera instantánea. Después de pasar ya unos meses viviendo en Seoul, el cumpleaños número diez de Hyunjin se acercó de imprevisto, por lo que, a su familia no les quedó nada más que hacer una pequeña reunión con el vecindario para festejarle, alejándose un poco de las grandes fiestas que solían organizar para a su hijo único, gracias a lo ocupados que estaban en sus respectivos trabajos.

Hyunjin en ese entonces estaba un poco triste por lo acostumbrado a que estaba a sus fiestas llamativas, sin embargo, recobró su felicidad luego de que los vecinos de la otra vez, los cuales fueron los primeros en recibir a su familia con los brazos abiertos; llegaran con una caja de tamaño medio envuelta en papel de regalo, sólo para él. Esto le emocionó mucho, igual como todos los otros regalos que recibió ese día; por ende, la abrió enseguida, encontrándose con un lindo Nintendo DS Lite de color rosa coral, con todo y su estuche.

Su familia le dijo a los vecinos que no debieron de haberse molestado, pero a Hyunjin no le importó el costo de este, sólo dio las gracias e invitó a Minho a jugar con él, sus ojitos brillando en emoción. Esta pequeña consola fue la razón que los ayudó a convivir, pues de vez en cuando se lo turnaban y hablaban con diversión sobre el único juego que tenía: "The Legend of Zelda: Majora's Mask". Posteriormente, su amistad surgió con ímpetu, haciéndolos muy cercanos. Además de que en el proceso, sus familias también comenzaron a hacerse amigos.

En fin.

Tal episodio, de tal serie se estaba reproduciendo en la computadora de Minho, y a decir verdad, aún estando fuera de contexto acerca de la idea principal, los personajes y eso; lo que ocurría en esos momentos, a Hyunjin le intrigaba en demasía.

Todo giraba alrededor de un chico que era muy amigo de los protagonistas, hasta que este desparece y es borrado de las memorias de todos. Después de darse cuenta, los protagonistas se ven orillados a recordarlo. Simultáneamente se encontraban dos chicos escapando de los malos en los alrededores de una estación policíaca.

A Hyunjin le parecía muy divertido como es que uno de ellos chillaba asustado mientras buscaba histéricamente las llaves de una supuesta patrulla y el otro sólo le gritaba para que se apurara, rechazando cada llave que el menor le extendía.

Al terminar el episodio, los chicos se dirigieron a la cocina para buscar más bocadillos y al notar que Hyunjin se terminó todas las galletas, decidieron hablar un poco mientras los papás de Minho hacían el desayuno. "Es muy tarde, ¡lo siento tanto!" espetaba Felix, corriendo del refrigerador a la alacena, buscando que hacer de comer, mientras que un muy adormilado Chan lo seguía por detrás, ayudándole a cargar todo, ponerlo en su lugar y seguidamente, a lavar los platos de ayer. Los chicos sólo se reían de ellos, pues eran máximo las diez de la mañana y ellos llevaban despiertos desde casi las siete. Luego de soltar un bostezo al aire, Hyunjin se acostó en la mesa lánguidamente.