1. Sentencia

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Sus ojos se abrieron con lentitud y sus oídos pronto presenciaron la horda de maldiciones e insultos dirigidos hacia su persona y por supuesto, a sus compañeros de celda, los cuales despertaron de la misma manera.

-- Entonces no era una pesadilla después de todo... -- Dijo Vegetta volviendo a cerrar sus ojos, tanto tiempo encerrado en su isla, jugando a crear su pueblo e intentando conseguir todos sus materiales dentro de la misma lo sensibilizaron al ruido que podía crear una multitud como la que estaba fuera. Intentaría descansar en lo que restaba de tiempo para su juicio, pero dudaba lograrlo.

-- Willy nos traicionó. -- Obvió el castaño, siendo respondido con resoplidos del pelinegro.

-- ¿Y eso qué? -- Vegetta ardía en rabia. La conversación murió ahí.

Luzu revisaba el plan en su cabeza una y otra vez, se preguntaba por las cosas que habían ido mal y definitivamente reclutar al albino era parte de ellas. Había depositado su confianza en el chico y si no fuera porque el ojimorado y el oso estaban aún ahí, acompañándolo y aceptando sus destinos, habría cerrado por completo su corazón.

Lo que parecía ser un huevo se estrelló contra las rejas, la yema casi alcanza al castaño pero por suerte alcanzó a mover ligeramente su cuerpo para evitarlo. Un oficial, especificando, el híbrido de búho, abrió la puerta de la celda y comenzó a leer sus cargos. Otros oficiales se encargaron de sacarlos de la celda, de forma evidente, con esposas puestas y los guiaron hasta el juzgado. Sentaron a los tres en un banquillo frente al estrado, donde les esperaba el juez. El bullicio todavía podía oírse pero por las gruesas paredes era considerablemente menos molesto. La sesión dio inicio con sus nombres y, otra vez, la leída de sus cargos. Sin embargo; acabó más pronto de lo que se esperaba.

-- Debido a la gravedad de sus crímenes. Se consideró la pena de muerte. -- Eso les heló la sangre y palideció sus rostros.-- Pero debido a la benevolencia de nuestro alcalde, su sentencia fue reducida al exilio. Guardias los acompañarán hasta los límites de los terrenos de Karmaland y se les hará entrega de provisiones, sin embargo, no podrán pisar tierras que tengan una alianza con el pueblo. -- El golpe del martillo resonó en la sala una vez el juez terminó de hablar.

Luzu quería reclamar, abrir la boca, pero la sorpresa se lo impedía. Vegetta peleaba con el abogado que les habían asignado, pero sospechaba que no serviría de mucho. Rubius parecía perdido, su mirada estaba fija en algún punto del piso cerca del estrado, y su respiración era manual.

El punto es que ninguno logró nada, y Auron, saliendo de la sala sin prisa sólo se ganó una mala mirada por parte del castaño.

Justice | Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora