Capítulo 4: Lo inesperado

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Ahí estábamos los dos, mirándonos fijamente como si el tiempo se hubiera detenido, no estaba pensando en nada, sólo podía observarla y oler su aroma. Ella me miraba por segundos y después esquivaba, parecía estar indecisa sobre decirme la verdad y aunque para mí fue cómo largos minutos, al cabo de unos segundos empezó a hablar:
- Naruto, te he observado desde hace varios meses...- dijo sonrojandose y continuó con una mirada decidida.
- Un día en el metro te noté, fue poco después de haber iniciado el ciclo, me dirigía hacía aquí aburrida cómo todas las mañanas, observaba a mis alrededores y te ví; estabas sentado escuchando música, parecías perdido en ella, movías la cabeza con ritmo, de repente una sonrisa se tornó en tus labios y llamaste mi atención, desde aquel día no dejé de observarte, siempre ayudando a las personas y tratando de hacer tu mejor esfuerzo...-
Al escuchar ésto me quedé un poco impactado de saberlo, no sabía si sentirme acosado o feliz porque alguien me había notado a pesar de mi sencillez.
- Continúa.- le dije al ver que se detuvo.
- Pasaron algunos días de verte por las mañanas y empecé a seguir tus pasos, así supe que tenías ciertas clases y que eras parte del equipo de atletismo. En cuánto lo supe, traté de ir a todos tus eventos a animarte, aunque tú no me conocías.-
Entendí entonces por qué la había recordado de esas ocasiones.
- Verás... La verdad es que yo...- se sonrojó en gran manera y apretó sus manos fuertemente mientras tomaba aire y me miraba fijamente. - ¡Estoy enamorada de ti!- soltó finalmente.
Mis ojos se abrieron cómo platos y sentí mi corazón deseando salir de mi pecho. ¿Yo le gusto? En verdad era extraño oír eso. Después de escucharla, sólo la miré; sus ojos brillaban con la luz del sol, sus mejillas rojizas resaltaban, su pelo bailaba con el viento y no dejaba de restregarme ése agradable e hipnotizante olor, sus labios entre abiertos se veía suaves y coloridos, cómo una fresa jugosa y madura. Me perdía cada vez más en esa sensación y caí en cuenta que era atracción, rápidamente pasó por mi cabeza todos los intentos de enseñanza que Sasuke me había dado; cosas como "aprovecha la ocasión", "para aprender a besar tienes que besar", "las mujeres gustan de ser abarazadas..." Y otras tantas cosas circulaban. Lo entendí entonces, me gustaba Hinata, no importaba que la acabara de conocer ni que apenas hace unos minutos me dijo su nombre, esas cosas no importaban, no había espacio para el raciocinio ni el control. Ella me gustaba.
Pero mientras tomaba mi tiempo para descubrir todo eso, ella esperaba asustadiza una respuesta de mi parte, cosa que no sucedía por estar tan perdido en mi mente y en su mirada, estaba a punto de levantarse e irse tras pensar que la rechazaría. Pero yo no podía permitirlo, así que recapacite, tomé su mano impidiendo que se fuera, con mi otro brazo rodeé su cintura firmemente y la acerqué de forma "agresiva" hacía mí, al hacerlo sentí su aroma entrar hasta lo más profundo de mi ser, grabándose en mi cerebro, su calor corporal era fuerte, su respiración rápida y podía sentir su nerviosismo, pero no parecía querer alejarse de mí. La mire tan de cerca, que prácticamente todo al rededor dejó de existir. Después miré sus labios, tan cerca de mí, llamándome a ser su víctima. Lentamente acerqué los míos, sabía que estaba nervioso, pero mi cuerpo reaccionaba sólo, nunca había besado a nadie, pero parecía que estaba completamente listo para la primera vez, había visto suficiente para saber de qué iba, así que simplemente lo hice, la besé...
Mis labios entre abiertos pegados a los suyos, tan suaves y tibios, rosando una y otra vez, movía mi cabeza para cambiar de posición asegurándome de no separarme por completo, era como un imán, quería quedarme ahí, sintiendo su respiración agitada, ella sostuvo mi mano fuertemente mientras cerraba sus ojos dulcemente, lo sé porque abrí los míos para apreciar la vista, ella era tan dulce, su presencia tan reconfortante y sus labios tan exquisitos.
No había más, mi mente se fue y estábamos en medios de las gradas a plena tarde besándonos en público, ¡En público!
Fue ahí cuando reaccioné y me separé de ella, mire a los al rededores lleno de pena, pero para mi surte, nadie nos estaba poniendo atención, volví a mirarla y ella solo podía estar en pie mirando hacía la nada, no soltó mi mano sino que más bien la usó de apoyo para sentarse de nuevo y suspirar.
Me miró y la miré, después de unos segundos de estar como tarados, solo nos sonreímos, volvimos a suspirar y apretábamos muestras manos para no dejarnos ir el uno al otro.

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⏰ Última actualización: Apr 27, 2020 ⏰

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