13. Here comes the sun

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Pov Alba

|Lunes|

- ¿Podemos hablar? - Pregunté nada más me colé por el hueco de la puerta y me respondió con una sonrisa.

Entré cerrando la puerta a mis espaldas y cogiendo todo el aire que mis pulmones me permitieron y así encontrar un poquito de calma en el pulso de mierda que llevaba cargando desde que me había levantado.

- ¿Qué pasa, Alba? - Preguntó con el semblante preocupado.

-Verás, Noemí. - Carraspeé sentándome en una de las sillas frente a ella y saqué mi móvil para dejarlo sobre la mesa y desbloqueado. - No sé qué foto me gusta más. - Entré en la galería buscando las fotos que había elegido aquella tarde de sábado con Julia y Vicky.

- ¿Y en qué te puedo ayudar yo a elegir una foto para Instagram, cariño? - Preguntó sin entender nada con el ceño fruncido.

-Bueno, digo yo que como parte de la revista, no puedo subir cualquier foto... - Quise empezar a dejarle en claro. - En un perfil que va a estar al alcance de todos. - Fue abriendo los ojos poco a poco y yo contuve una risa nerviosa. - ¿Entonces, cuál te gusta más?

No me dijo nada. Siguió en su silla mirándome algo perpleja y a cada segundo que pasaba tenía la mirada más brillante. Lo había entendido y eso me hizo suspirar aliviada, aunque siguiera sin decir nada y comenzara a ponerse en pie y caminar hacia mí.

- ¡Joder! - Gritó sonando eufórica antes de comenzar a abrazarme y a dejar besos por toda mi cara y me volvió a mirar con aquel brillo todavía presente. - ¿Estás segura?

-Ni un poquito, pero en la vida hay que avanzar y quiero devolverte el gran favor que me hiciste aceptando mis condiciones cuando llegué a aquí siendo una novata caprichosa.

-Tenías tus motivos y además el favor me lo hiciste tú, apareciendo por la puerta. - Pronunció emocionada. - Parece que fue ayer...

~14 de Noviembre de 2016~

No sabría cómo definiros a la Alba Reche de veintiún años que estaba esperando al metro para llegar puntual al primer día en La Diosa A La Que Yo Le Rezo. La situación era fuerte. Yo había acabado la carrera hacía unos meses y recibiendo los frutos de todo el esfuerzo que le puse, pude elegir donde podía empezar mis pinitos. Y allí estaba, aquel lunes mordiéndome las uñas mientras esperaba. Quería llegar, verlo todo. Siempre había sido inquieta, quería descubrir cosas, aprender cosas nuevas. Un culo inquieto curioso, como solía llamarme mi madre de más pequeña.

Sentía que los minutos no pasaban y que iba a llegar tarde aunque estuviera a diez minutos en metro y yo hubiera salido de casa casi cuarenta minutos antes. No podía permitirme llegar tarde nunca y menos el primer día.

Las 9:10 de la mañana marcaba el reloj de mi móvil y yo me empezaba a impacientar. Escribí un par de mensajes a Julia a pesar de saber que seguramente seguiría durmiendo como una marmota.

Alba:
Me cago de miedo, me van a odiar.

¿Te hace un café cuando salga? Quizás más bien una tila
.
¿Vas hoy al estudio? Quiero que me enseñes esa cancioncita nueva en versión maqueta para llorar a gusto.

Julia:
Si lo que van a querer es comerte esos mofletes que tienes

Me hace la tila que te va a hacer falta

Sí, ya estoy con mi cafelito preparándome. No te prometo nada de que esté hoy....

Alba:
No me gusta que me toquen la cara, ya lo sabes

Tenía que pasarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora