04.

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Las carreras no eran lo que Wooyoung pensaba, no era como en las películas dónde el auto solía mantenerse en equilibrio y los conductores parecían quietos en en sus asientos.

Era todo lo contrario.

Sentía su mojito revolverse en su estómago cada vez que San se decidía en dar una vuelta.

―¿Estás bien?―preguntó el mayor mirándolo de soslayo y moviendo la palanca de cambio.

El rubio estaba pálido y su cuerpo parecía que en cualquier momento se fundiría con el asiento encuerado del auto. San lo entendía, era su primera vez en una carrera y era algo normal tener miedo. Usualmente se hubiera reído en su cara y le diría que era una gallina pero había algo en Wooyoung que no lo dejaba hacerlo, solo quería parar el auto y alejarlo de allí.

―San...―susurró el rubio viendo como el auto se iba hacia la derecha―¡San!

El grito de Jung lo sacó de sus pensamientos y lo hizo volver a poner sus ojos sobre la carretera, Yong los estaba acorralando contra el borde.

―Sostente―le murmuró y pisó el acelerador, la inercia hizo que sus cuerpos se pegaran al asiento, pasando delante del auto de su ponente.

Wooyoung suspiró aliviado al ver como el chico de las mechas rubias quedaba atrás, dirigió su mirada a su acompañante y la dejó allí, sus hombros anchos se hacían visibles debajo de la camisa blanca, sus brazos se marcaban cuando movía la palanca de cambio y su mandíbula se apretaba cuando veía que el otro auto se acercaba demasiado.

No entendía nada de las carreras pero
definitivamente no podía dejar afuera la excelente manera de manejar del mayor, podía ser que su cuerpo temblaba pero aún así encontraba esa situación...excitante.

Su hilo de pensamientos se vió cortado cuando San le habló.

―Si tomamos el camino de la derecha podremos adelantarlo por el centro y salir antes que él. ¿Qué te parece?

Una bifurcación se habia hecho visible delante de ellos, dos caminos: uno de ida y uno de vuelta. La mente de Wooyoung entró en cortocircuito y toda la calma que tenía se esfumó cuando el mayor le puso una decisión en frente suyo.

―¿Me estás preguntando a mi que me parece?―respondió atónito―Tengo cero conocimiento en todo esto, San. ¡No puedes preguntarme eso!

Wooyoung ahora tenía el ceño fruncido y su cuerpo miraba hacia el mayor, ¿es que acaso estaba jugando con él?

El del mullet río y lo miró por unos segundos para después volver su vista al frente. Le estaba gustando como su nombre sonaba cuando salía de esos labios.

―Tranquilo, Dulzura―una sonrisa socarrona se asomó por la comisura de su boca cuando vio como las mejillas del otro tomaban un color rosado con el apodo―Estaba bromeando contigo, te ves muy tenso.

Aún sorprendido por el apodo Wooyoung asintió y volvió a su posición normal. ¡Obviamente estaba tenso! En su mente había una batalla entre su parte racional que le decía que lo que estaba haciendo estaba mal, que debía regresar a su casa a terminar los archivos para su padre pero su otra parte, la que era más fuerte en estos momentos le decía que disfrutara, que dejara de preocuparse.

Su móvil sonó y agradeció que el nombre de Yeosang apareciera en la pantalla. Contestó de inmediato.

―¡¿Cuándo pensabas decirme que ibas a correr?!―el grito de su mejor amigo se escuchó tan fuerte que tuvo que alejar el celular de su oído.

―Créeme que yo tampoco sabía que iba a terminar aquí dentro―miró de reojo a San que seguía concentrado en la ruta intentando pasarse con Yong cada segundo, no pudo evitar mirar su mandíbula afinada.

GASOLINE AND FIRE¹ ― WOOSANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora