Herido diario

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Me da miedo presentarme incluso a ti, un simple cuaderno viejo buscando marchitarse en tinta por fin, con cicatrices de café adornando sus esquinas, pero quizás no me quede otra.

Mi nombre es Wyatt, aunque me conocen mejor en la ciudad por "El Patillas". Todo esto se debe por culpa de mi maldita anatomía que añadió más hormonas de la cuenta en la sección de barbas. Al principio lo pasaba mal en la escuela y en la calle, con el runrún que corría por cada esquina en la que me asomaba, pero finalmente acaba siendo ruido blanco. De entre las mil y una cosas de las que tenía que preocuparme quizá no tenía tiempo ni a parar a pensar en eso, y mucho menos en valorarme a mí mismo.

Lo que más me preocupaba era mi madre. Una mujer que limpia casapuertas desde que el Sol le saluda hasta que se marchita en el horizonte. Arrodillada, con un simple trapo, tragándose los lamentos por dentro y sonreír a la persona que le pagara. Mi madre era la persona más valiente que conocí. Arriesgaba su vida por traer un plato en la mesa cada día mientras mi padre seguro que había abandonado otra familia. Y lo escribo en pasado porque se fue, y de la forma más valiente.

Y si estoy delante de ti de nuevo, es porque en esa carta teñida de un rojo que confirmaba su valentía, marcará mi vida hasta que en ti no escriba mas

"No eran casapuertas las que limpiaba Wyatt, eran vidas. Lo siento mucho cariño"

Tras leer la última palabra solo recuerdo cómo caí al suelo de un golpe seco que llegó desde mi derecha.

Y aquí estoy y aquí te encontré, en una habitación blanca sin saber que coño hacer. Creo que esto solo acaba de empezar

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2020 ⏰

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El cuaderno de WyattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora