Capitulo 1: Despedida

12 2 1
                                    

Me encontraba trabajando como de costumbre, martillaba el metal caliente para moldear aquella espada con la que había estado bregando durante mucho tiempo, era el arma más perfecta que había elaborado.

—¡Sebastián! Atiende a este cliente, yo iré a entregar unos pedidos con el jefe —me gritó Santiago mientras los veía alejarse; dejé de hacer mi labor dando un suspiro, colocando la espada en un balde con agua. Caminé hacia la entrada mientras me limpiaba con un trapo las manos.

—¡Bienvenid.. —me interrumpí de inmediato al ver a una chica muy hermosa.

—Escuché que en este lugar fabrican las mejores armas en toda Roma —me dirigió en cuanto me vio acercarme con una voz tan fina pero con un tono que reflejaba su aspecto.

—Por supuesto —le respondí algo nervioso pues su belleza me había dejado impactando.

—Estoy buscando una espada…

Me sorprendió demasiado escuchar esas palabras de la boca de una mujer, normalmente las chicas que llegan a este negocio eligen una daga o un arco. Le asentí con la cabeza y me di la vuelta sacando del mostrador un paquete que contenía tres esapadas, las cuales había hecho hace tiempo.

—Elige la que más te acomode —le dije, apoyando mi brazo en una mesa cercana mientras la observaba atentamente; sus rasgos eran perfectos, tenía un aspecto de rudeza, su piel era blanca, sus ojos de un rojo sangre y sus cabellos estaban largos hasta las rodillas y con un color negro profundo.

Sonreí un poco mientras sostenía una de las armas, repentinamente ella volteó a verme y se dio cuenta de que la estaba viendo, creí que me golpearía como a todas las chicas que veo, pero no, mi sorpresa fue que igual me sonrió.

—Creo que me llevaré esta, aunque no estoy muy convencida —habló después de aquel gesto dejándome cinco monedas de oro en el mostrador, pues es lo que costaba,

—Si no te sientes a gusto con esa puedes volver mañana y elegir otra —finalicé el negocio mientras veía como me asentía con la cabeza y salía del negocio—. Que chica más peculiar… —me dije mientras volvía al trabajo.

Al día siguiente ella estaba parada justo en el mostrador; Santiago no estaba presente por lo que yo fui a atenderla nuevamente.

—Supongo que no te gusto y viniste a cambiarla —le dije con un son algo bufón.

—No, no es eso, realmente es hermosa lo que pasa es que es algo pesada para mí —me respondió algo seria.

Volví a mostrarle otras tres espadas, las cuales eran más ligeras que la que ella tenía ahora.

—Ya sabes, elige la que quieras —comenté, y no pude evitar observarla de nuevo; esta vez tenía un vestido tan corto que me dejaba apreciar sus piernas, estaban tan bien desarrolladas y torneadas. No tenía malas intenciones, sólo me gustaba apreciar la belleza de una mujer y en especial de ella. Volvió a darse cuenta, bajé la mirada rápido a lo que ella soltó una pequeña carcajada.

—Esta vez me llevare esta —me dijo pagándome otras cinco monedas dejándome sorprendido pues se supone que se la cambiaria, se dio cuenta de mi reacción—. La estoy comprando, como te dije me encantó, es preciosa, nunca había visto una como esto…

Continuó sonriéndome para después retirase. Me ruboricé levemente porque nadie nunca había apreciado mi trabajo

—Ya sabes... vuelve si no te agrada —fue lo único que pude articular mientras la seguía con la mirada hasta que la perdí de vista.

¿Qué me está pasando? Sólo es una chica... volví al trabajo sin sacármela de la mente, continué elaborando mi espada especial. Ya había pasado unas cuantas horas y la noche había caído, creo que era hora de dormir. Alcé la mirada limpiándome el sudor de mi frente y pude ver a una persona encapuchada justo en frente de la calle, observándome, me quede viéndola por un momento tratando de identificar quien era pero no tuve suerte.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 13, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi Primer AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora