2- ORIÓN

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-Enteras....- Mamá fija los ojos en mi decepcionada. -Las tabletas de pastillas están enteras, tan solo falta una.. ¿Todo lo que he hecho por ti, por tu salud, no te ha importado lo más mínimo?- Dice tirándolas contra la mesa tan conocida, noto la rabia en su ser y no la culpo.

-Yo...- Intento decir, pero me corta.

-No te atrevas a decir una palabra, no tienes derecho.- Suelta sin apenas mirarme.

Está sentada enfrente de mí, demasiado lejos, y la tensión es palpable. Al fin una voz femenina rompe con el silencio.

-Jade Zahír, el doctor la está esperando.- Comenta y sin más se va.

Miro a mi madre pero esta pasa por mi lado con su bolso a un lado.

Cierro la puerta y me encuentro con ese par de ojos al que odio visitar. Mi psicólogo.

Mamá cuenta todo al doctor, ambos me miran con desaprobación, yo en cambio no digo nada, y fijo la vista a la ventana antes que tener que hacer frente a la situación.

- Y tan solo hace unas horas me gritó desesperada que había alguien en su cuarto, que la escuchaba desde hace mucho tiempo... Doctor, allí no había nadie, algo va mal en ella..- Dice limpiándose una lágrima intentando no derramar más.

Su última frase me recuerda a la voz, me dijo eso mismo.

Por fin decido hacerles frente.

- La oí. No estoy loca si es lo que pensáis.- Suelto descaradamente.

- Jade, sabes sobre tu problema de impulsos, el no tomar la medicación acarrea muchos efectos secundarios a esto.- Dice el hombre severo.


En efecto, me están tomando por loca.


Les dedico una mirada reprochante y salgo de la sala sin decir nada, cerrando la puerta lo bastante fuerte como para que se escuche en todo el edificio.


Camino con los humos por las nubes, y aumenta en cuanto me golpeo con un cuerpo duro y caigo de bruces al suelo, en cambio la figura queda de pie ante mi.

-¿Podrías mirar por dónde vas?- Digo levantándome de mala gana.

- Tú siempre tan amable, hermanita.-

Me levanto con prisa y lo enfrento. Ahí está mi apuesto hermano mirándome con esos aires que lo caracterizan.
No puedo evitar esbozar una enorme sonrisa y este hace lo mismo.

Me agarro a su cuello y este me levanta besuqueando toda mi cara.

-Ya está bien, para de una vez.- Digo quitándomelo de lo alto.




La historia entre mi hermano Orión y yo es bastante difícil..

¿Por dónde empezar?

Por lo único que sé, por boca de él, claro.

Mi hermano y yo nacimos en Siwah, Egipto. Éramos una hermosa familia; Tenía cuatro años cuando nuestro futuro cambió y tuvimos que alejarnos de nuestros padres. Apenas recuerdo sus caras con exactitud, era muy pequeña, pero Orión me los recordaba. Para aquel entonces él tenía 7 años y mucho más conocimiento que yo. Papá era un hombre fuerte con el cabello largo hacía sus hombros, casi siempre llevaba una trenza, de la cual estiraba cada vez que me cogía... Y mamá.. Recuerdo sus ojos rasgados verdes y su piel bronce. Su voz sigue estando en mi mente y sus canciones que ahora ya ni sé, se muestran inentendibles. 

Había alguien más en nuestra familia, pero no la recuerdo, mi cerebro no consigue captar las imágenes y Orión nunca ha sido muy alegre con ese tema.

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⏰ Última actualización: Apr 29, 2020 ⏰

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LUNA DE SANGRE🌙 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora