Escuché que alguien me había dicho algo, pero no le pude prestar atención. Estaba demasiado concentrada viendo como mi mejor amigo bailaba animadamente con una pelirroja en medio de la pista. Los celos invadieron todo mi cuerpo, y por un instante deseé no estar allí. Pero de nuevo aquella voz interrumpió mis pensamientos.
- Perdona, ¿Decías algo? - Pregunté sin apartar la mirada de la pista.
- Dije que si estabas bien - Repitió Evans. Giré mi cabeza y arrugué mi frente.
- Claro que estoy bien - Intenté sonar lo más convincente, pero ni yo misma me creí esas palabras.
- Podrás engañar a cualquiera Holland, pero no a mi - El rubio me miró extendiendo sus brazos.
Me pegué a su cuerpo y rápidamente su olor inundó mis fosas nasales. Me abrazó con fuerza, y sin darme cuenta, ya estaba llorando en su pecho.
Conocí a Sebastian cuando mi hermano Tom entró por primera vez en el UCM, y desde entonces nos hemos hecho inseparables. Han pasado cuatro años, y aún sigo enamorada de él. Lo cual era bastante gracioso, porque aunque había intentando mantenerlo en secreto, Evans se había dado cuenta desde el primer momento.
- Escucha cielo - Rompió el abrazo.
- Chris, sabes que no quiero hablar de... - Hablé mientras quitaba mis lágrimas.
- Escúchame - Me interrumpió. Agarró mi mentón e hicimos contacto visual - ¿Qué te parece si salimos de esta fiesta y te invito a un helado?
- ¿De vainilla? - Pregunté con media sonrisa. Mi relación con Chris era bastante especial, según él, yo era su pequeño tesoro.
- De vainilla - Afirmó mientras me devolvía la sonrisa. Cogió mi mano, y puso rumbo a la entrada de la gran mansión de Robert. Pero antes de que pudiésemos poner un pie fuera, un brazo me agarró. Frené en seco, sabiendo de quien se trataba.
- Hey Chris - Llamó al rubio - ¿A dónde la llevas? - Terminó de decir. Le miré levantando mi ceja y me solté de su agarre. Chris puso sus ojos en él y sonrió.
- A por un helado.
- ¿Acaso no tenían pensado invitarme? - Preguntó poniendo la mano en su pecho mientras se hacía el ofendido. Me carcajeé y le di un pequeño golpe en su brazo.
- Siempre quieres ir a todos lados Tom - Me quejé cruzándome de brazos. Chris y Tom se rieron de mi intento fallido por sonar enfadada y terminé riendo con ellos.
Después de pasar un rato con ellos, en el que pude relajarme. Dejamos a Tom en su apartamento, y luego Chris me dejó en el mío. Cuando Tom empezó a tener más fama, y a caminar por muchas más alfombras, me propuso ser su estilista. Al principio no me gustó mucho la idea, era algo muy ajetreado y no quería que interfiera con mis estudios. Pero conseguí compaginarlo todo, y gracias a la idea de mi hermano, me pude independizar.
Cerré la puerta y tiré las llaves en el mueble de la entrada. Me senté en mi sofá y quité mis tacones. Abrí la bolsa que traía conmigo y saqué la tarrina de helado que Chris me había comprado. Cogí la pequeña cuchara que traía y me llevé el primer bocado a la boca. Cerré los ojos saboreándolo y apoyé mi cabeza en el sofá. Justo cuando iba a meter la cuchara en el helado, mi puerta se abrió. Coloqué el helado en la mesita de centro y maldije por lo bajo sabiendo quien era. En ese momento me arrepentí de haberle dado una copia de mis llaves.
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One Shots Sebastian Stan - Bucky Barnes
FanfictionPequeñas historias de nuestro rumano favorito.